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2 ene 2025

REJUGANDO EN DICIEMBRE


Diciembre es para cerrar cosas, no para abrirlas.




Diciembre lleva, desde hace varios años y por dos principales razones, siendo un mes que me marco para rejugar. Aunque por algunos compromisos soy incapaz de cumplirlo a rajatabla, me marco este objetivo porque, primero siempre echo en falta rejugar y, segundo, mi cerebro no se queda tranquilo si tengo un juego a medio mientras me estoy comiendo las uvas con las campanadas. Además, con todo esto, pues podemos echar un vistazo a cómo de de acuerdo estoy con el análisis que hice en su fecha.


La verdad es que me he pasado gran parte de diciembre encogido y de cuclillas, empujando cajas y ocultándome entre la maleza. Puzles por aquí, saltitos por allá... Sí, los puzle-plataformas indie encajan a la perfección por su escasa duración y han caído varios de ellos durante este mes. El primero de ellos Rime, el cual tenía en alta estima pero que ahora me ha parecido un poco más peñazo de lo que lo recordaba. Tampoco ayuda que el género esté falto de ideas y lleve repitiendo tanto situaciones como influencias más de una década. Otro que podemos meter en el saco es el Planet of Lana, del cual, este sí, sigo de acuerdo con todo lo que dije en su análisis. No entra exactamente en esta categoría, pero me vais a permitir meterla en el mismo párrafo, mi partida a Pikuniku, que sigue pareciéndome tan fresco como la primera vez. ¿Más andar amagado y evitar que te detecten? Pues se rejugó Little Nightmares, con un resultado algo más positivo con respecto a lo que sentí la primera vez, creo que por compararlo con otros de su género. Little Nightmares es bastante espectacular en tema de animaciones, aunque como juego tenga las mismas fallas que le detecté en el análisis original. Es, eso sí, uno de los triunfadores de estas rejugadas. A ver si cojo carrerilla para jugar al segundo y al futuro tercero, que tengo deberes pendientes.




Diciembre también es, para mí, el mes de los amagos. A veces empiezo un juego que tengo ganas de rejugar, pero al poco me doy cuenta de que no me apetecía tanto. En esto, los Resident Evil han sido mis protagonistas de diciembre de 2024, ya que ha habido dos amagos que han fracasado. Por un lado, Resident Evil 0 me pareció un juego inaguantable a día de hoy. Estaba mentalizado para afrontar el pesadillesco inventario, pero ni así. Por otra parte, iba a empezar encantado Resident Evil 2, pero empecé a encontrarme crasheos inesperados y acabé por dejarlo de lado, porque me niego a pasarme el mes peleándome con el PC para hacer que a un juego que ya jugué le dé por funcionar. Algo parecido pasó con Sunset Overdrive, que me dio un constante problema de partidas guardadas corruptas. Ningún problema me dio Stellar Blade, cuando encendí mi PS5 para aventurarme con una nueva partida de uno de mis juegos favoritos de 2024, pero creo que me agobié un poco de ver que podía echar demasiadas horas y decidí dejarlo para más adelante. Por último, otro juego que puede caer en esto de los amagos fue Double Kick Heroes, juego con el que fui especialmente duro y ahora siento que incluso me quedé corto. No necesité más de un par de niveles para comprobar lo mal ajustado y diseñado que está el juego. Suscribo el análisis punto por punto.


También ha habido tiempo para una acción más directa, de maneras muy distintas. Nex Machina, por un lado, tuvo un análisis positivo y sigo pensando lo mismo de él: es un gran juego, pero la orgía de brillitos y neones hace que mueras demasiadas veces por confusión y no por falta de reflejos. También con vena arcade tenemos Enemy Mind, juego del que hablé maravillas y del que sigo diciendo lo mismo -incluso le subiría la nota-. Me da pena que se conozca tan poco ese juego con lo bueno que es. Una experiencia más relajada fue la de Ryse: Son of Rome, un juego que me gustó en su día, y que de nuevo me ha gustado en la rejugada, a pesar de seguir sintiendo que es uno de los juegos menos variados que hay en todo su género.




Un día de diciembre me senté en una incomodísima silla que estaba más alta que mi televisión de tubo para echar un rato a mis consolas viejas. Por mis manos pasó nada más y nada menos que Golden Axe 3 en Mega Drive. Cuando le hice el análisis estaba un tanto confundido con el contexto que tuvo, y la verdad es que lo sigo estando, pero me pareció un poquito mejor en esta rejugada. Tras acabar, me puse a jugar al Super Street Fighter II, también de Mega Drive, para volver a comprobar que no he perdido el toque ni un ápice -creo que es el juego que mejor se me da de toda la vida-. Mi última rejugada retro fue nada más y nada menos que a Alex Kidd: The Lost Stars, en un nuevo ejercicio de masoquismo. Sigue siendo tan inaguantable que cuando lo analicé y, ¿sabéis qué? al ir a añadirlo a la base de datos de mis juegos pasados vi que en 2023 también lo rejugué. Manden ayuda.


Tenemos que ir cerrando, con mención a juegos que he jugado de una manera un tanto esporádica, no con objetivo de rejugarlo, sino de completarlos un poco más. Es el caso del gran Astro Bot, que se actualizó con un nivel navideño gratuito e inmediatamente se coló entre mis prioridades. No era para menos, porque está a la altura de todo el juego. También volví a las calles de Hawaii con Like a Dragon: Infinite Wealth, que por tener, pues tiene cosas infinitas por hacer, aunque pasé la mayor parte del tiempo echando partidas al Koi Koi. Quizá sorprenda más mi vuelta a Nikoderiko: The Magical World, ya con el año cerrado y haciendo un poco tiempo, con el fin de completar algunos niveles cuyos secretos me faltaban por desbloquear.




Este ha sido mi diciembre de 2024. Ya he vuelto a la monotonía de los juegos nuevos -¡oh, la ironía!-. No sé qué me espera este año, pero una cosa tengo clara: espero no estar escribiendo en diciembre de 2025 sobre Alex Kidd: The Lost Stars porque he vuelto a olvidar que ya lo había rejugado.

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