PLANET OF LANA Y LOS PROBLEMAS DE UN GÉNERO QUE NO AVANZA - ANÁLISIS

Si bien Planet of Lana tiene todos los ingredientes para enamorar a cualquiera, el género de puzle-plataformas lleva anclado en el mismo sitio más de una década.

Wishfully nos trae su primer videojuego apostando por abrazar los pilares que prácticamente asentaron la revolución indie allá por 2008 con la salida de Braid. Si bien los juegos independientes han estado ahí toda la vida, no fue hasta entonces cuando podemos marcar la masificación de los mismos, llevando a un crecimiento sin precedentes en esa rama de la industria indivisible de la historia contemporánea de los videojuegos.

Cuando he jugado a Planet of Lana, he sentido que estaba ante un juego mejor de lo que esperaba. Numerosos títulos han pasado por este BloJ, los suficientes como para no ponerme a dar ejemplos, y la mayoría de ellos se han asentado en un tibio 6 de puntuación, especialmente en los últimos tiempos. Planet of Lana es, probablemente, uno de los mejores títulos que han salido de este híbrido de plataformas-puzle, un subgénero que de alguna forma hereda el éxito de los plataformas de la época de los 90 antes de que el polígono y la tridimensionalidad lo atacara de muerte. Es por esto que el género ha quedado entremezclado con los puzles, gracias también a la explosión de las físicas de objetos en videojuegos, y es por ello también que es más común verlo en proyectos independientes donde los presupuestos ajustados se compensan con ideas interesantes, y en proyectos de compañías multimillonarias que los utilizan para dar cuerpo a sus sagas principales en forma de spin off y desarrollos menores.

Para que nos entendamos, me cuesta mucho poner más de un par de "checkpoints" a lo largo de la historia del género desde su creación. Veo toda su progresión como una línea constante ascendente, de pendiente muy poco pronunciada.

Me preocupa, sinceramente, que el género no ha avanzado nada prácticamente desde su concepción. No consigo que se me venga a la cabeza ni un solo título que haya dado un paso adelante en el género, y estamos hablando de más de una década. Por supuesto, la fórmula se ha ido refinando, las mecánicas han ido virando, pero la esencia del puzle-plataformas se siente intacta desde casi su concepción. Siento que Planet of Lana no puede hacer mejor lo que hace, y me siento extraño cada vez que, juegos como el de Wishfully, consiguen ese 7 que veis más abajo y que siempre se me hace corto, en una especie de barrera moral que reservo para juegos que intenten llevar el juego más allá.

Hay un mantra que repito en prácticamente todos los análisis que han salido de este género: "si es uno de tus primeros puzle-plataformas, quedarás encantado". No tengo dudas al respecto, pero Planet of Lana, al fin y al cabo, es un juego de poner cajas sobre placas de presión, salir vivo de fases de persecución que exigen reflejos y lanzar cebos desde la maleza para que el enemigo de turno cambie sus rutinas de movimiento y poder pasar desapercibido. A pesar de que Planet of Lana se siente novedoso por tener esa dualidad gracias a sus dos personajes -Lana, y una entrañable criatura que obedecerá nuestras órdenes-, lo cierto es que no he encontrado ningún momento donde no haya sentido que estaba jugando a algo nuevo.

Su estilo artístico es muy destacable, a pesar de que me pareció un poco parco en cuanto a variedad de escenarios. Desgraciadamente, es otro de los "males" que acompañan a este tipo de títulos, donde todos pretenden destacar por un apartado artísticos que le de un plus que, de alguna manera, asombre a aquellos que no consideran suficiente un juego bidimensional. Planet of Lana tiene algunos de los momentos visuales más impactantes del año, pero tal y como pasaba con, por ejemplo, Somerville, el abuso de despliegue audiovisual siempre presente en estos títulos hacen que, de alguna manera, tampoco ninguno de ellos sea realmente especial, y empiezan a sonar más como gritos desesperados por captar la atención.

No quisiera que este análisis-reflexión enturbiara lo que es uno de los mejores juegos independientes del año, con unos puzles inspirados a pesar de tener en su base mecánicas de hace décadas. Su presentación, gracias a un zoom de la cámara que funciona como marco para presentarte en pantalla todo el puzle, da las suficientes pistas sobre el cuidado que han tenido los desarrolladores en términos de diseño de juego. También me ha tocado la fibra su enorme parecido con juegos clásicos como Another World (Delphine Software, 1991) del que bebe profundamente como inspiración ambiental, o el propio Prince of Persia (Jordan Mechner, 1989), al cual parece homenajear en cada una de sus animaciones. También hay lugar para otras grandes obras recientes de la ciencia ficción cinematográfica que no mencionaré por no destripar alguna sorpresa. Las cuatro o cinco horas que dura el juego, tampoco dan lugar al hastío ni a potenciar demasiado aquellas partes un tanto más flojas.

Planet of Lana es el último ejemplo de un género que pide a gritos un paso adelante, y del cual es chocante el hecho de que, siendo un género tan propicio a la creatividad, no haya sido capaz de aportar sensaciones verdaderamente nuevas a lo largo de tantos años. Lo más descorazonador es que soy consciente de que ese momento está todavía lejano. Ojalá me equivoque.