Enemy Mind

Este análisis pertenece a Enemy Mind, un estupendo shooter que se adhiere a la iniciativa de ZonaDelta Pium Pium Pium junto a otros grandes títulos del género. Estamos muy arcade en ZonaDelta últimamente, sí.

Día 1 (Tiempo de juego - Nivel 2): Gratamente sorprendido. Enemy Mind vende que su mecánica es novedosa pero lo cierto es que yo ya vi esto en el juego gratuito Man Vs. The World. En todo caso, su idea sigue siendo igual de buena: puedes controlar cualquier nave del juego "poseyéndola" cuando te de la gana. Ya me extenderé más cuando escriba el análisis porque es lo que merece la pena del juego.

De momento muy bien. El juego se divide en pequeñas hordas entre cada nivel y se escuda en un aspecto visual -y sonoro- retro encantador. Enemy Mind tira más hacia las 8 bits que hacia las 16, por decirlo pronto y mal.

(Tiempo de juego - Nivel 4): Espectacular. En ningún momento pensé encontrar un juego tan bueno detrás de algo tan pequeño. La mecánica de saltar de nave en nave va más allá y eres capaz de "poseer" hasta asteroides y torretas. Los bosses son mejor de lo esperado y los extras completan un juego sensacional.

Enemy Mind es una de las mayores sorpresas que he jugado en mucho tiempo. Desarrollado por Schell Games (Orion Trail, I Expect You to Die), Enemy Mind se apoya en una mecánica muy básica pero ingeniosa que te permite cambiar de nave a cualquier otra que haya en pantalla pulsando un mero botón. Bueno, nave o cualquier cosa, porque podrás introducirte dentro de naves humanas, alienígenas, torretas estáticas o incluso asteroides o restos de basura espacial.

"Ingeniosa" a pesar de que antes de jugar a Enemy Mind ya había jugado a Man vs the World, un juego bastante desconocido y gratuito que ya hacía esto de cambiar de nave forzadamente. Aquel juego es tan desconocido que realmente dudo que la gente de Schell Games haya cogido aquello como base. En cualquier caso, probablemente antes de ese Man vs the World algún otro juego había incluído dicha mecánica. De hecho, juegos como Sleeping Dogs permitían llevar esta mecánica a un género completamente distinto.

Por todo esto, cuando empecé a "saltar" de nave en nave la emoción no fue tan fuerte. Lo que debería ser un momento épico no lo fue tanto. El hecho de haber jugado ya a algo tremendamente similar estropeó un poco esa primera sorpresa, aunque me alegré al ver que una mecánica tan interesante estaba siendo explotada. Fue cuando ya llegué al tercer o cuarto nivel cuando Enemy Mind me enamoró del todo.

Porque tened claro esto: Enemy Mind sería un gran juego incluso sin esa mecánica tan marcada. Enemy Mind podría ser un shoot 'em up decente sin tener que recurrir a esa pequeña excentricidad. La realidad es que es un juego tremendamente cuidado y no duda en demostrarlo en varios detalles. Un juego que apuesta por la precisión por encima de la locura, que presenta características arcade como multiplicadores e incita a obtener enormes puntuaciones para rivalizar con los amigos. Tremendamente alejado del bullet hell que tanto se ve últimamente, Enemy Mind muchas veces es hasta minimalista. Sorprende la posibilidad de girarse con la nave para poder disparar a los enemigos que se sitúan detrás de ti dándole una nueva dimensión al título. Es un juego de pequeños detalles, pero que todos ellos suman muchísimo.

Para empezar, el juego está muy pensado para que saltes casi continuamente de nave en nave. Más allá de tener una munición limitadísima que convierte a tu nave en un trasto inservible en cuanto pasan unos segundos, hay tal variedad de naves humanas y alienígenas por dominar que es un verdadero placer saber cuál es la mejor en cada situación. Enemy Mind acaba convirtiéndose en un puzle encubierto gracias a esto.

La historia en sí misma es interesante, pero estuve como el 90 % del tiempo sin entender qué estaba pasando. Enemy Mind es ecléctico de más y desaprovecha una oportunidad para contar una gran historia. Todo gira en torno a la pérdida del "yo" como individuo por culpa de tanto salto de nave en nave, y es que el propio juego ofrece dos finales en función de qué tipo de naves hemos "hackeado" más. Verdaderamente interesante, pero luego la historia se pierde demasiado en misticismos vacíos de contenido.

Ocho niveles completan un juego que además ofrece un modo arcade infinito, un boss rush, un mini juego a lo flappy bird, el interesantísimo prototipo inicial, un rock simulator donde eres un asteroide todo el tiempo que no puede hacer nada o una batalla contra los créditos que desbloquean un logro por destruir el logo de la compañía. Son detalles que por lo menos dan sensación de juego currado.

Cuidado a veces hasta casi la enfermedad. Enemy Mind tiene un apartado visual y sobre todo sonoro encantador que nos remonta a los shoot 'em up clásicos horizontales de la era de los 8 bits. Si la música es buena, el FX es notable.

¿Qué pasa? Que si estáis al tanto de los mundos de Steam sabréis que Enemy Mind es un juego que se ha regalado en muchas ocasiones en distintas webs y de distintas maneras. Es uno de esos juegos que todo el mundo tiene pero que nadie ha jugado, y desgraciadamente por ello el juego tiene un aura negativa que hace que la gente se lo piense dos veces antes de ponerse con un juego casi gratuito cuando existen bibliotecas de Steam con incontables títulos por los que hemos pagado.

Enemy Mind es fabuloso, y es sin duda uno de los mejores shoot 'em up que he visto. Espero que este análisis lleno de amor haga que alguien lo mire con otros ojos cuando lo tenga en su biblioteca de Steam, porque el juego lo merece.