A veces es difícil evaluar algo que está bien, pero que lo está por pasarse de frenada a la hora de "homenajear" sus influencias.
Nikoderiko nos llega de la mano de VEA Games, que lanzó su juego en otras plataformas antes de asomarse por el mundo del PC, excusa por la cual ahora nos encontramos con este análisis. No le fue mal, la verdad, quedándose alrededor del 80 en agregadores de notas como MetaCritic. Nikoderiko, además, llega en español, e incluso se atreve a sugerirte que invites a un amigo a casa para aprovechar ese cooperativo de sofá, el cual ya os adelanto que no he tenido el placer de probar.
Nikoderiko Country
Decir que Nikoderiko tiene su base en la saga de Donkey Kong Country es quedarnos cortos. Estas influencias no están escondidas, sino más bien buscadas y manifestadas, como demuestra la contratación del mismísimo David Wise para componer la banda sonora original. Lo que quizá pueda ser un guiño, va más allá cuando pulsas el botón de empezar a jugar, momento en el que te encuentras con un Donkey Kong Country clásico, plagado de monedas especiales, letras a recoger con la palabra NIKO, animales que montar... También coge ideas del Returns y Tropical Freeze, especialmente si hablamos de cambios de perspectivas y planos. Aquí no se salva nadie.
Si nos quedáramos en ese párrafo, pues sería llamativo, pero por desgracia la cosa va mucho más allá, hasta el punto de la casi ofensa. Por tener, tenemos hasta niveles a oscuras donde solo vemos nuestra silueta, tal y como hacían las nuevas entregas de la saga Donkey Kong Country, pero las cosas que vemos miran y resuenan mucho más si has jugado a la saga clásica de Super Nintendo. Cofres que guardan enemigos dentro y que debemos destruir para eliminarlos, coger barriles para lanzarlos y matar enemigos en cadena, las avispas y la forma en la que se comportan, los movimientos de los enemigos son todos un calco, el movimiento icónico de rodar -en este caso zancadilla- en un precipicio y saltar en el aire... hasta el sonido de coger los items que recuerdan al de coger plátanos.
Todo esto son algunas situaciones que me vienen a la cabeza sin esforzarme demasiado, y que sin duda ejemplifican hasta qué punto está de más esto de "beber de las influencias". Es como si hubieran sacado un editor oficial del Donkey Kong Country con todos los assets de la saga completa, y hubieran hecho el juego con él, únicamente cambiando las skins de los personajes y enemigos. ¿Qué pasa? Pues que estamos ante un juego que prácticamente clona los elementos de otros que existieron, pero a la misma vez, aquellos juegos eran de lo mejor que existía en el género, por lo que hacer una copia de un juego increíble acaba dando un producto de gran nivel, por mucho que falte esa chispa adicional.
Un mundo mágico, no tan mágico
Niko pretende salvar la isla mágica del Barón Grimbald -de también inmenso parecido con el antagonista de la saga principal de Donkey Kong Country-. Curiosamente, de todas las cosas que "homenajearon", parece que se olvidaron de calcar el carisma del personaje principal, porque este Niko, una mangosta casi irreconocible, es un personaje plano, que entra en ese mundo de mascotas animaloides que hablan y se comportan como un humano.
Su manejo es peculiar, y difícil de transmitir con palabras. Tenemos una buena cantidad de habilidades clásicas de los plataformas, como son el wall jump o el planeo del uso de la paravela -que se comporta como el vuelo de Dixie en Donkey Kong Country 2 y posteriores entregas-, pero hay algo en los movimientos básicos, incluso en el salto, que me ha hecho perder demasiadas vidas sintiendo que no ha sido culpa mía. Creo que es un juego al que, directamente, le sobran frames de animación, dando situaciones tan extrañas como que girar de izquierda a derecha toma más tiempo del necesario, lo que acaba afectando también a las formas en las que se comportan los saltos. Los niveles, por otra parte, tienen un buen diseño en general, no mágico ni inspirado, pero aceptable, aunque abusa de partes en tres dimensiones y no le sientan tan bien por el posicionamiento de cámaras a la hora de medir la profundidad. Brilla claramente más en scroll horizontal.
Es de esos juegos donde, cuando no esta la cosa muy exigente, no acabas de detectarle ningún fallo, pero a poco que aprieta, empiezan a aparecer imprecisiones que no esperas. Le falta esa finura, especialmente porque la comparación con su principal influencia va a ser inmediata y, evidentemente, no sale victorioso. Recuerdo muchas partes de ir rápido y que la sucesión de acontecimientos programados no siguiera mi velocidad, obligándome a parar en más de una ocasión para que una plataforma llegue donde debería estar hace rato esperando a aquellos jugadores que fluyen con velocidad.
Nikoderiko es un Donkey Kong Country pero despojado de alma. Haber calcado lo que viene a ser uno de los mejores juegos/sagas de plataformas de todos los tiempos es casi sinónimo de éxito, y sin duda, Nikoderiko es perfectamente disfrutable, pero en el fondo, acaba sirviendo más para pedir a Nintendo que nos dé un nuevo Donkey Kong que para ensalzar verdaderamente al juego de VEA Games. Mientras eso llega, a pesar de su descaro, Nikoderiko es una bastante buena opción.
Copia de prensa entregada por JF Games.
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