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19 jul 2024

LIFELESS MOON - ANÁLISIS

 

Aprovechamos el lanzamiento en consolas de Lifeless Moon tras su salida en PC hace cerca de un año para hablar de un juego humilde, que consigue brillar desde la honestidad con el jugador.




Stage 2 Studios nos trajo Lifeless Moon en PC el verano de 2023, secuela de aquel Lifeless Planet que ya de por sí me entró bastante bien y que también tenía detrás a los mismos responsables. Hablamos de Stage 2 Studios, pero realmente deberíamos mencionar a la cabeza del proyecto, un David Board que desde prácticamente la figura de un solo-dev está consiguiendo hacer títulos bastante redondos, dentro de unas posibilidades muy limitadas.


No estaban muertos, estaban de parranda


Estamos ante una de esas premisas que son más interesantes de lo que luego se acaba desarrollando en la historia.


Nos ubicamos en la época de la carrera especial de Estados Unidos frente a la Unión Soviética. Las prisas no son buenas, y múltiples pilotos pierden la vida en el proceso de pruebas. Conseguimos pisar la luna, como estadounidenses, pero pronto desaparecemos de ella sin dejar rastro, terminando así la cinemática que nos da la bienvenida y que nos empuja directamente al gameplay sin mucha plataforma de aterrizaje. Nuestra primera misión, reunirnos con nuestro compañero, pero pronto empezamos a escuchar sonidos y ver cosas que no tienen sentido.




Lo que parece un thriller de juegos mentales acaba siendo algo mucho más terrenal -quizá no sea la palabra más adecuada en este contexto-. A los pocos minutos de juego descubrimos una ciudad inhabitada en mitad de la luna, que guarda un laboratorio secreto subterráneo. Las notas de investigación nos descubren la verdad: estamos ante un experimento de teletransportación que llevó una ciudad entera a la luna, dejando un cráter en la Tierra que se creía pertenecía a una gran explosión. Este teletransporte de toda una ciudad la condenó, ya que intentaron averiguar cómo regresar en todo momento, sin éxito. Sin embargo, los científicos acaban descubriendo en su nuevo contexto fuentes de energía inesperadas, que abren nuevas oportunidades.


No vamos a adentrarnos más en la historia, por motivos obvios, pero sabed que es lo suficientemente interesante como para justificar un juego que muchos podrían meter en el walking simulator. La narrativa es algo más insípida, utilizando las clásicas notas desperdigadas por los escenarios donde transcurre la aventura, para acabar apostando por algo más visual en forma de pequeñas cinemáticas in-game que potencian considerablemente la sensación de valentía de la que luego hablaremos.




Un pequeño paso para el hombre, un gran paseo para la humanidad


Si bien no acabo de estar cómodo con la etiqueta de walking simulator en Lifeless Moon, lo cierto es que vamos a hacer poco más que andar por enormes parajes en busca del siguiente punto de la aventura. Tengo que decir que no me perdí en ningún momento a pesar de que los escenarios son muchas veces lugares vacíos faltos de referencias, pero sí que visualizo a más de un jugador teniendo algunos problemas perdiendo quizá demasiado tiempo vagabundeando en búsqueda del siguiente objetivo, especialmente aquellos que desconecten de la historia porque no les resulte atractiva.




Además de las teclas de movimiento (jugado en PC con teclado y ratón), Lifeless Moon permite saltar y andar, lo cual es muy de agradecer cuando entramos en zonas un poco más cerradas y contemplativas. Especial mención tengo que hacer a la posibilidad de pulsar la R para activar un desplazamiento automático, donde el personaje andará por sí solo y donde nosotros solo tendremos que mover la cámara para ofrecer una experiencia más contemplativa. Esta acción va casi en contra de la palabra videojuego, pero a mí me parece algo que debería implementarse en más de un título que ofrezca características similares, ya que permite visualizar el escenario de una manera distinta, y además otorgarle un aire cinematográfico adicional.


Si bien pasear será lo que más hagamos durante las alrededor de tres/cuatro horas que tenemos por delante, hay un espacio para una mayor presencia plataformera en el momento en el que recogemos el jetpack. Lo cierto es que, lo poco que recuerdo del anterior título, Lifeless Planet, se arrimaba un poco más al plataformeo de lo que tenemos en este, pero puede que esté equivocado porque han pasado unos cuantos años. En cualquier caso, quitando estas pequeñas partes de plataformas, sí que hay una mayor apuesta por algunos puzles simples que se suelen abordar desde la perspectiva de la primera persona, lo cual supone, si no me equivoco, una novedad con respecto a Lifeless Planet.




Talento por encima de dinero


Si por algo me ha impactado este Lifeless Moon es por lo bien que consigue verse, a pesar de tener un presupuesto tan ajustado. No es tanto que tenga un diseño llamativo, es más que es un juego tremendamente valiente, que no tiene complejos para mostrarse tal y como es desde su humildad. Ya sea por una increíble banda sonora compuesta por Rich Douglas donde lo épico es siempre protagonista, o por una selección de escenarios que bien podrían quedarse como fondos de pantalla de cualquiera de tus dispositivos durante un tiempo, Lifeless Moon consigue lo que parece imposible en pleno 2024 -2023 si queréis tomar la fecha de salida de referencia-, impactar visualmente con unos gráficos que no necesitan de gigantescas texturas.




Las animaciones no son buenas, las texturas, como he dicho, distan mucho del fotorrealismo de escenarios a los que nos estamos acostumbrando en medianas y grandes producciones, pero Lifeless Moon consigue, de alguna forma, compensar todo con buen gusto. De hecho, la parte del principio no es gran cosa en lo visual, pero la explosión de imágenes y escenarios finales acaban por hacer que abras los ojos más de lo que quizá esperarías. Lo curioso de todo esto es que, por lo que veo en el análisis que hice de Lifeless Planet, un juego del que, repito, tengo ya pocos recuerdos, me pasó algo muy parecido ya entonces.




Creo que las sensaciones son muy similares en ambos títulos. Son juegos que, desde la humildad, consiguen captar mi interés, juegos que inicio sin demasiadas pretensiones, pero que por alguna razón caen en gracia. Ahora que releo mi análisis del Lifeless Planet, no siento un gran avance entre lo que sentí con él con respecto a lo que he sentido ahora con Lifeless Moon, más allá de, quizá, una mayor presencia narrativa, pero -también ayudado por su corta duración- tengo la sensación de que ayudan más al género que perjudicarlo.




Copia de prensa proporcionada por Serenity Forge. En ningún momento este hecho ha condicionado las opiniones del análisis.


Lifeless Moon no es el único juego que lleva esto del walking simulator al espacio. Si queréis una experiencia que saque más músculo gráfico, tenéis el reciente The Invincible, que con un mayor presupuesto también es capaz de conseguir una historia atrapante. Si por el contrario tenéis algún tipo de fetiche con la luna, también os podéis dar un paseo por Deliver Us the Moon.

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