Me salen shurikens por las orejas.
Es el año del ninja. No lo he decidido yo, lo decidió Team Ninja cuando presentó Ninja Gaiden 4, juego que tendremos el 21 de octubre de este año, salvo susto de última hora. También ese mismo día nos dejó Ninja Gaiden 2 Black en un shadowdrop -¿hay algo más ninja que un shadowdrop?-, juego que, dicho sea de paso, me salté sin más tras darle un tiento de una horilla. Si bien Ninja Gaiden 4 sí que tiene mi atención, reconozco que han sido otros títulos que se unen al año del ninja los que realmente van a hacerme partícipe del mismo.
Hace unos días os planté el análisis de Ninja Gaiden: Ragebound, un juego al que le tenía ganas pero que jamás creía que me fuera a gustar tanto. Cuando los títulos de crédito aparecieron en pantalla, ya pensando en mi próximo juego, vi desbloquearse el modo difícil y decidí volver a jugarlo otra vez con dicho reto. Creo que lo de volver a empezar un juego terminado es algo que yo creo que no me pasaba desde hacía décadas. Esta segunda vuelta cayó de una sentada antes de, ahora sí, dar por finiquitado mi periplo por el juego de The Game Kitchen.
Sin embargo, que me perdonen mis desarrolladores patrios, mi verdadera ilusión está puesta en Shinobi: Art of Vengeance. ¿Está? ¿Estaba? No lo tengo claro, porque ahora tengo miedo de que, en verdad, el juego que no sabía que realmente esperaba era el Ninja Gaiden: Ragebound, que por algo me ha encantado tanto. En cualquier caso, mi corazón seguero late con fuerza con cada trailer e imagen que veo del juego, y aunque estoy sintiendo fuertemente la llamada, de momento evito jugar a la demo que salió hace unos días para llegar completamente vacío a su lanzamiento a finales de este mes.
Así que ahí estaba yo, ansiando la llegada del nuevo Shinobi, y encontrándome con unas semivacaciones donde me apetecía desempolvar mis viejas consolas -pocas cosas más veraniegas que esto-. Con la excusa, sumé 1+1 y me pregunté si no era buen momento para jugar a los Shinobi y así ser un maestro del ninjutsu, capaz de pillar todas y cada una de las referencias que estaban por venir. Claro, en mi mente la saga Shinobi se componía de tres títulos, pero no recordaba que también existía, de una manera muy hermanada, todo el tema de Shadow Dancer, además de ports y fantasías varias para Game Gear, un juego de Saturn llamado Shinobi Legions, otro Shinobi de PlayStation 2 además del Nightshade y, por último, un Shinobi 3D para la Nintendo 3DS. No quise pensarlo mucho, y empecé la saga, la cual de momento sigo por orden y, dicho sea de paso, protagonizará varios análisis por El BloJ en los próximos días. Dudo, desde luego, que mi agosto sea tan relajado como para jugar todo eso, pero si consigo llegar antes del Art of Vengeance a terminar la trilogía clásica, será más que suficiente.
Por eso, yo declaro agosto como el mes del ninja y, si me apuráis, el 31 de julio como el día del ninja, donde me terminé el primer Shinobi, el Shadow Dancer, el Ninja Gaiden: Ragebound y, si me apuráis, donde también salió la demo de Shinobi: Art of Vengeance. Si nos lo curramos, podemos conseguir sacar el minuto del ninja también. Ahora, si me disculpáis, me voy a ir a dormir, que estoy escribiendo este texto como buen ninja a escondidas, suspendido del techo mientras programo mi siguiente avance por la habitación. ¡La oscuridad es mi aliada!
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