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11 mar 2024

POLARITY - EL PORTAL QUE NO SABE A QUIÉN MIRAR


For science. You monster.




Polarity es un juego de puzles en primera persona desarrollado íntegramente por Craig Litter, que bajo la desarrolladora Bluebutton Games lanzaba su proyecto en 2014. Tras poco más de dos horas de contenido en la campaña para un jugador, vamos a ver si este nuevo HDP -hijo de Portal, no seáis mal pensados- tiene algo que decir.


Portalarity


Hijo de Portal. Otro más, acercando al juego de Valve a la categoría de Julio Iglesias en cuanto a términos de descendencia. Tenéis un cuatrillón de ejemplos en Steam que han ido llegando desde que Portal naciera en aquel 2007 como parte de The Orange Box. También tenéis una manada de ejemplos en El BloJ, como por ejemplo el que considero que mejor lo ha hecho hasta la fecha, The Turing Test (Bulkhead, 2016), o el más reciente The Entropy Centre (Stubby Games, 2022). Todos ellos tienen detrás cierto presupuesto, pero también hay pequeños ejercicios de desarrolladores más pequeños que acuden a la facilidad de programar esta clase de títulos, como podemos encontrar en juegos como ChromaGun (Pixel Maniacs, 2016). Polarity es, en cambio, la versión más reducida de todo este subgénero de puzles en primera persona.


Coge un motor simple y utilízalo para hacer tu juego. Es así de sencillo, porque en verdad hasta da igual que te salga algo tan tosco en lo jugable o tan deficiente en las interfaces. Al fin y al cabo, aunque evidentemente el tema presupuestario está ahí en el momento en el que dos cabezas piensan más que una -a veces resta, tampoco nos engañemos-, estos juegos se caracterizan por la brillantez en el diseño de puzles, y no hay dinero que genere ideas como tal. Desgraciadamente, Craig Litter no va a transformarse en un gurú de los puzles una vez termines el juego, porque hay una gran falta de momentos eureka en su Polarity.




Lo que sí tenemos que agradecer a Craig Litter es que no haya copiado el humor y la acidez que suele acompañar a esta clase de títulos desde que GLaDOS se postulara como uno de los personajes más carismáticos, reconocibles y mejor escritos de la historia de los videojuegos. Parece algo arraigado al propio género y que se tenga que copiar por defecto. La buena noticia de Polarity es que no lo hace, no copia el humor. La mala noticia de Polarity es que no lo hace porque no tiene la oportunidad, ya que no hay historia ni nada similar más allá de haber sido contratados para hackear sistemas, narrativa que se manifiesta en un pantallazo en la introducción y un mensaje de agradecimiento al completar el juego.


Pastilla roja o pastilla azul


En Polarity cambiamos de polaridad con un botón del mando, alternando entre rojo y azul. Si eres del color correspondiente, puedes atravesar puertas de ese mismo color. Esto se acaba aplicando a los cubos de compañía -a ver si alguna vez le dan aunque sea otra forma para disimular- que también gozan de colores determinados a los que se les aplican las mismas reglas.




En videojuegos, lo normal es tener una idea nuclear de la que parten ramificaciones. Salirse de esa idea base y que el juego salga bien parado no suele ser algo común, y Polarity es un ejemplo de ello. Los puzles que nos presentan no están mal del todo, más allá de la sencillez, pero traicionan directamente el, digamos, reclamo del juego. Polarity acaba siendo un juego de poner cubos encima de interruptores para que se abran puertas, y no un juego donde tengamos que cambiar nuestra polaridad para seguir avanzando, y por mucho que no me parezcan malos los puzles más allá de una excesiva simpleza, no puedo perdonarle que se traicione tantas veces mirando hacia otro sitio, renunciando demasiado a su idea.


En los doce niveles que componen la campaña principal, sentí que usaba lo de la polaridad en muy contadas ocasiones. Parece que existe un esfuerzo adicional en los llamados niveles bonus y también en la campaña cooperativa, que honestamente no sé si salen de una actualización posterior que expandió el juego, porque se sienten niveles más inspirados, pero sigo considerándolo insuficiente.



Polarity acaba siendo un juego de poner cubos encima de interruptores para que se abran puertas, y no un juego donde tengamos que cambiar nuestra polaridad para seguir avanzando.


Hay poco contenido, especialmente si no tienes un amigo con el que jugar la parte cooperativa que incluye hasta un modo versus. Los niveles esconden los llamados chips de datos que incentivan un poco de exploración, pero suponen más un alargamiento artificial de la duración que una característica a resaltar. Se queda cojo, aunque su principal problema no sea la duración sino lo desenfocado de su propuesta.




Lecturas recomendadas


-Si queréis un ejemplo de un portal-like que, a pesar de "secuestrar" las ideas de Portal, lo acabó haciendo bastante bien, echad un vistazo al análisis de The Turing Test.


-Si pensáis que Polarity está en desventaja por tratarse de un juego de bajo presupuesto, el análisis de ChromaGun es un buen ejemplo de que, con poco, se puede llegar a algo.

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