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8 feb 2025

TORMENTED SOULS - DESDE CHILE CON HORROR - ANÁLISIS

 

Adoro los survival horror, pero también adoro vivir en 2025.


La sombra de un monstruo se ve al fondo, con la protagonista mirándole de perfil en un primer plano


Los chilenos Dual Effect sorprendieron al mundo allá por 2021 con este Tormented Souls. Apareció de la nada para colmar las exigencias de los más nostálgicos del género survival horror con una propuesta de cámaras estáticas -con unos cuantos movimientos de acompañamiento salpicados que recuerdan inequívocamente a las primeras entregas de la saga Silent Hill-, acción clásica -de la de no poder andar mientras apuntas- y puzles enrevesados que transformarán la mansión en la yincana de turno.


Segundo piso de una mansión, con corredores y puertas de madera y una estatua central de un ángel consolando a otro.


Ante este panorama, mi yo de cualquier época hubiera celebrado el lanzamiento de Tormented Souls. De hecho, lo hice, pero el juego cogió polvo en mi lista de deseados durante cuatro largos años, donde de por medio se ha anunciado una secuela del título que todavía no tiene fecha de lanzamiento pero que parece veremos este 2025. Así, una noche estás a tus cosas cuando de una se te enciende la campanita de Steam para avisarte de que alguien ha querido hacerte feliz con un regalo -gracias, Dax-, y te ves sumergido en una maratón de directos en Twitch donde completas el juego, para empezar a soltar unas impresiones crudas, para bien o para mal, mientras lo juegas. Hoy, toca estructurar toda esa experiencia en párrafos.


La evolución está para algo


Tormented Souls me ha gustado, pero lo siento como una ocasión desaprovechada de hacer algo contundente. ¿El problema principal? Que no solo arrastra las ideas más básicas del survival horror que tanto me gustan, sino que también arrastra absolutamente todos los problemas que plagaron el género en su inicio. Jugar Tormented Souls es jugar un juego del año, pongamos, 2000, en pleno 2021 -2025 en mi caso-. Si bien el juego parece querer tender una mano al jugador otorgando dos modelos de control para que elija aquel donde se sienta más cómodo -los controles tanque siguen siendo la mejor opción para estos juegos de cámaras fijas-, todo lo demás es una mezcla de malas decisiones de diseño de juego arrastradas por aquellos grandes de la saga que cayeron en esas trampas y que, dicho sea de paso, supieron identificar a tiempo.


Caroline sujeta su mechero mientras examina un comedor con varios platos y enseres encima de la gran mesa.


Supongo que el principal ejemplo de todo esto es que el juego usa cintas de grabar para guardar partida, tal y como hiciera Resident Evil en las icónicas máquinas de escribir. No es el único, pero sí es el más clamoroso. No solo suponen un problema en su concepción, sino que también están mal distribuidas, dejando muchas para el final coincidiendo con una parte más lineal, pero pocas en la exploración de la mansión, de estructura más abierta. Volviendo a lo primero, los tiempos han cambiado, se han acelerado muchísimo, y es extraño encontrar un hueco para jugar como para aventurarse en juegos que quieran comprometerte durante horas sin grabar sin una buena excusa para ello. Tormented Souls es uno de ellos, porque te tocará gestionar estas cintas, y no hablemos ya de cuando cometes un error y mueres, obligándote a repetir absolutamente todo lo que hayas hecho desde que guardaste.


Cuando uno hace un homenaje a algo tan marcado, no hace falta copiar también todo lo que fallaba de aquello.


Podemos conectar lo anterior con las ganas que tiene el juego de perderte, de no mostrarte el camino, y de complicarte la navegación. Primero, hay demasiados saltos entre las cámaras, volviéndote loco con la orientación como si alguien te vendara los ojos y te diera vueltas como una peonza. Segundo, el mapa no te ayuda a ubicarte del todo, y me parece inexplicable que cada vez que abra el mapa tenga que ir manualmente pasando hoja por hoja por cada uno de los pisos de la mansión hasta encontrar el que estoy buscando. Tercero, para potenciar la experiencia hardcore, no recibimos ninguna anotación en el mapa que te indique dónde tienes que ir, ni dónde están los puzles que te has dejado a medio. Si a todo esto le sumáis unos puzles obtusos en alguna ocasión, que te forzarán a dar paseos inesperadamente largos por un fallo de diseño en cohesión del mapeado, el resultado es obvio: en Tormented Souls estás destinado a perder demasiado tiempo innecesario. Eso sí, todo esto te parece un jardín de flores cuando el juego decide meterte en las dos últimas zonas sin un mapa, dentro de un laberinto oscuro en nada más y nada menos que unas alcantarillas y un búnker. De psicópata, si a mí me preguntan, y vuelve a dejar claro lo delgada que es la línea entre crear una atmósfera opresiva y fastidiar al jugador.


Caroline atraviesa unas catacumbas con muy poca luz, con féretros a su izquierda y derecha y tan solo dos antorchas al fondo como iluminación


Repito: Tormented Souls me ha gustado, porque amo el género, pero es un juego demasiado duro como para que se pueda permitir algo así a estas alturas de la película. Si juntamos ambos párrafos anteriores, la experiencia de Tormented Souls puede resumirse en demasiadas ocasiones como ese juego donde grabaste hace una hora y media y te han matado, cargando un punto de guardado donde no sabes qué has hecho ya y qué no. Esto solo me pasó una vez, no es un juego difícil, pero sentir que eso está presente no hace ningún favor a ningún juego. Cuando uno hace un homenaje a algo tan marcado, no hace falta copiar también todo lo que fallaba de aquello, o por lo menos, no hace falta ir obtusamente como si estuviéramos todavía al principio del milenio con el auge de los survival horror.


La acción del juego es muy simple, aunque he de decir que podría haberse hecho un esfuerzo superior a la hora de diferenciar los beneficios de cada una de las armas. Tenemos autoapuntado, que nos chivará cada vez que entremos a una habitación si hay un enemigo o no, pero a cambio tenemos que pagar la pesadísima broma de unas cámaras posicionadas, en demasiadas ocasiones, contra-personaje, por lo que no sabremos qué hay delante de nuestras narices ni a escasos centímetros, simplemente porque a la cámara no le da la gana. Sí, son incontables las veces que he recibido daño por este tipo de situaciones, pero de alguna manera es el peaje por este sistema de cámaras que, dicho sea de paso, empiezan con personalidad pero la acaban perdiendo por abusar de los mismos planos una y otra vez.


Caroline apunta a un monstruo que va en silla de ruedas, en una habitación con muchos jarrones.


Creo que también hubiera disfrutado un poco más del juego si no hubiera adivinado lo que pasaba en el primer segundo. La obviedad tan grande que se deja ver desde el principio en su historia solo sufrirá algún subidón con algún giro de guion que, como mínimo, tiene el suficiente impacto. Tampoco ayuda, sinceramente, una protagonista especialmente tonta, incapaz de entender nada de lo que está ocurriendo. Hemos visto muchos protagonistas estúpidos en videojuegos, personajes descuidados, incluso mal tratados, pero creo que jamás he visto nada como esta Caroline que tenemos en pantalla.

Caroline, la protagonista de Tormented Souls, mira a la cámara situada encima de ella


Todo este análisis se ha centrado en lo negativo, porque estamos ante uno de esos juegos que dejan muy claro cuáles son sus problemas. Por esto mismo, y partiendo de la base de que de verdad me ha gustado -entiendo que no lo parezca-, tengo especiales esperanzas puestas en Tormented Souls 2. Es muy fácil imaginar cómo mejorar este primer título, y hay un saber hacer y unas aptitudes en lo técnico lo suficientemente ilusionantes como para que su secuela esté también en mi wishlist. Esperemos que no me equivoque, y también que no coja tanto polvo como cogió esta primera parte hasta que me puse con ella.


Puntuación final para Tormented Souls: 6


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