The Fresh Prince of Persia.
No ha terminado enero y ya tenemos un título destacado en 2024. Ubisoft Montpellier nos trae la resurrección del Principe de Persia en un formato inesperado: un metroidvania con aires de AA en las llamadas 2.5 dimensiones.
Kakulukijam
Todo cambió en 2003 con la salida de The Sands of Time. El Príncipe de Persia que conocíamos, el de Jordan Mechner, revolucionaba la saga y parte de la industria con una mecánica tan resolutiva como efectista. Gracias al poder de las arenas del tiempo, podíamos rebobinar a voluntad hasta un punto anterior, sustituyendo las aburridas pantallas de carga y rótulos de Game Over en un recurso que se implementaba dentro del juego. El éxito fue más que remarcable, y Ubisoft no dudó en lanzar, año tras año como si de un Call of Duty o FIFA se tratara, una nueva entrega, dándole un giro más oscuro con Warrior Within en 2004, y una mezcla de todo lo anterior en The Two Thrones en 2005.
Desde entonces, la trilogía de Las Arenas del Tiempo ha marcado el camino del Principe de Persia, casi como si irónicamente rebobináramos el tiempo hasta ellas, siendo imposible escapar de su encanto. Su presencia presencia en los videojuegos se fue apagando por culpa de un Assassin's Creed que se comió todo. No en vano el propio Assassin's Creed nació realmente como Prince of Persia: Assassin's. Ubisoft tenía una nueva gallina de los huevos de oro, y no había espacio para el príncipe.
No obstante, los últimos coletazos de la saga los tuvimos en aquel incomprendido Prince of Persia de 2008, y un intento por recuperar el éxito volviendo a tirar de las arenas del tiempo como reclamo, en Prince of Persia: The Forgotten Sands (2010), que coqueteaba con el musou, y que tenía detrás una estrategia comercial que pretendía acompañar el lanzamiento de la película dirigida por Mike Newell de ese mismo año.
Desde entonces, la confirmación de la existencia de un remake de The Sands of Time, con un desarrollo congelado, y el anuncio de este The Lost Crown que vemos hoy, 14 años después del último lanzamiento de un Prince of Persia, son prácticamente las únicas apariciones de uno de los grandes clásicos en el mundo de los videojuegos.
Aires de AA
Es curioso que, una figura tan emblemática para Ubisoft, sin cuya existencia no tendríamos Assassin's Creed, no solo haya tardado estos 14 años en resucitar, sino que lo haya hecho con un título menor, apostando por un metroidvania en 2.5 dimensiones, con un aspecto visual muy inferior al que esperaba. Lo veía directamente feo en los trailers, y lo he seguido viendo feo ahora que lo he jugado entero. No es que los gráficos sean algo que aquí marquen el devenir de un análisis, pero sí que he quedado especialmente impactado por la ausencia de un diseño artístico a la altura de una de las compañías que más detalle busca en lo visual. Eché de menos diferenciación de biomas y de, en definitiva, recursos visuales para hacer atractivo el juego.
Este aire de AA no empaña lo que es un juego notable, pero creo que hay que exigirle un poco más a Ubisoft de cara a la presentación, que sin duda hubiera ayudado a superar un tramo inicial un tanto soso de más. Me acordé mucho de juegos como Castlevania: Lords of Shadow - Mirror of Fate o Batman: Arkham Origins - Blackgate, a los cual este Principe de Persia supera con facilidad, pero que abrazan esa sensación de spin off, como si se tratara de un anexo sin más, cuando esta vez estamos ante el mejor título de Ubisoft en mucho tiempo.
Cómo hacer un Prince of Persia sin el Príncipe
Más sensación de spin off tenemos todavía si tenemos en cuenta que no controlamos al príncipe, y que este aparece como un personaje central de la obra pero siempre como parte de la historia.
Si bien la introducción empieza con "hacía 30 años que no llovía" y nos lleva a pensar que la acción transcurre en Murcia, pronto descubrimos que estamos en Persia y que somos uno de los siete inmortales. Sargon será nuestro personaje a controlar, con un carisma bastante aceptable que se aleja del humor blanco de película de Disney que tenía el príncipe de The Sands of Time -al que mira y referencia constantemente- para ofrecernos una experiencia más cercana a un Kratos de God of War -de los de PlayStation 2-.
También ayudan en todo esto las batallas épicas, que rozan lo mitológico, gracias a un sistema de combate ágil que se vuelve un tanto simple durante el viaje pero que alcanza el sobresaliente en las batallas de bosses. Kiana, Azhdaha o el Rey Darius ya forman parte de mis listas de mejores combates contra un boss que he tenido nunca, y creedme que sacarán a pasear todos tus reflejos en cada uno de los intentos, con bastante exigencia si optáis por las dificultades más altas del juego -4 niveles de dificultad y uno extra personalizable-.
El pollo detrás de la pared
Podemos intentar definir qué es un metroidvania, pero lo cierto es que todos estamos pensando en aquellos juegos que tienen secretos ocultos detrás de las paredes, las cuales golpearemos compulsivamente. The Lost Crown es un metroidvania de libro, que no aporta nada nuevo a la fórmula pero que no por ello deja de ser igualmente adictivo. Un género que no muere, que no envejece y que tiene en The Lost Crown otro exponente de frescura.
Ubisoft traslada una de las mecánicas que hemos visto en sus últimos títulos a esta experiencia, ofreciendo dos modalidades, exploración y guiado, que nos permiten tener más o menos ayudas en forma de iconos en el mapa. Esta novedad queda opacada por otra que realmente sí se siente como algo novedoso, como es el uso de los llamados fragmentos de memoria: capturas de pantalla que se pegan en el mapa con el fin de poder ver, de un vistazo, aquellas zonas a las que no podíamos acceder sin tener que ir hasta ellas. Además, se ha incluido esto como mecánica propia del juego en el momento en el que no podemos hacer todas las que queremos, hasta el punto de que encontrar más fragmentos de memoria que nos permitan hacer más capturas forma parte de las recompensas por la exploración.
Por lo demás, si es tu primer metroidvania puede que te lleve numerosas horas, pero si ya tienes unos cuantos a tus espaldas, harás la de avanzar en la historia hasta el punto de desbloquear todas las habilidades y, entonces, regresar al principio para ir desbloqueando todo lo que ahora es accesible.
El guerrero interior
The Lost Crown probablemente te sorprenderá por incluir un sistema de combate más profundo del que esperarías. Tiene una capa lo suficientemente amplia como para que lo puedas considerar un hack 'n slash, pero a la misma vez no te exige que domines combos para avanzar en el juego. No puede faltar, en pleno 2024, un parry bastante generoso, que brilla con especial fuerza ante determinados ataques especiales marcados en amarillo que iniciarán animaciones especiales que se suelen traducir en ejecuciones instantáneas, y que ante batallas con bosses componen los momentos más espectaculares del juego.
Si el sistema de combate es notable, el gamefeel en plataformas y desplazamiento no se queda atrás. No he sentido ese fluir tan orgánico de juegos como Ori and the Blind Forest (Moon Studios, 2015), pero no cabe duda de que moverse por el mapa es bastante satisfactorio, especialmente cuando desbloqueas todas las habilidades. En ese sentido, el diseño de niveles tiene bastante carisma, ofreciendo partes de trampas que son una obligación en cualquier Prince of Persia y que aquí están más que bien resueltas, destacando esas habitaciones especiales destinadas a recoger valiosas monedas que mejorarán habilidades en el futuro.
Wall-jump, gancho, doble salto, teletransportación, dash aéreo y unos cuantos topicazos de metroidvania más, que se utilizan muy bien tanto en puzles como en batallas con bosses, y entre los que solo puedo poner el pero del cambio de dimensión. Pulsar R3 hará que estén disponibles superficies que de normal no están, usándose eso para partes de plataformas. Tanto este R3 como el salto que haremos con la X -mando de PlayStation- se hacen con la mano derecha, por lo que queda bastante antinatural.
Detectar si estamos ante un buen juego o no en estos casos es sencillo. Algo hacen bien cuando vas todo motivado y no es necesario. Te lanzas al vacío sabiendo que siempre hay algo, una escapatoria de último momento, un dash a mitad de aire o un gancho donde impulsarse, en lugar de pararte al borde del precipicio y mirar tus opciones. Es esa búsqueda voluntaria del reflejo por delante de la planificación lo que hace de estos juegos experiencias que realmente merecen la pena, apoyadas en su jugabilidad por encima de todo.
Ha vuelto el Príncipe... ¿hasta cuándo?
No sé cuáles son los planes de Ubisoft con el Príncipe de Persia. No sé si este proyecto nace como caramelo para aguantar hasta la futura salida del remake de The Sands of Time, o si el éxito en crítica va a propiciar una serie de metroidvanias que cuentan más la historia alrededor del Príncipe que otra cosa. Desgraciadamente, me temo que su carácter de nicho y esa capa de AA no va a ayudar en cuanto a ventas, y creo que va a ser un clásico este año en plataformas de suscripción. Si hace que este juego llegue a más gente, siempre serán buenas noticias.
Juego: 7.5/10.
ResponderEliminarPrimera línea del análisis: 10/10.
Jaja, gracias!
EliminarAlgo hay ahí que no hace click. Me pasó igual con los que menciono en el análisis, el Castlevania Mirror of Fate y el Arkham Origins Blackgate. Tampoco tengo la solución pero... Algo chirría!
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