Enduro Racer esconde un juego recordado nostálgicamente, que no enamoró a la prensa precisamente en su momento. También esconde uno de los títulos que más sanguinariamente mutilado llegó a occidente.
Vio la luz en 1986 en máquinas arcade, para finalmente contar con la versión para Sega Master System en 1987 que nos ocupa hoy. Esta versión era muy diferente, dejando la clásica perspectiva frontal a un lado para presentar una disposición oblicua que puede recordar a Paperboy (Atari Games, 1984) a pesar de no tener demasiado que ver. Un botón para acelerar, otro para frenar, y la posibilidad de hacer un caballito para únicamente hacernos el chulo, son todas las acciones a nuestra disposición para completar el recorrido.
La vuelta al mundo en diez carreras
Enduro Racer propone una visita a una gran diversidad de biomas donde nos encontraremos infinidad de obstáculos. Desde la universal piedra, que no conoce fronteras, hasta cactus, ruinas de antiguas civilizaciones, masas de hielo o charcos de aceite entre muchos otros. Lo que también parece universal son las rampas dispuestas en todos y cada uno de los circuitos, que nos harán dar saltos que, salvo que contemos con una mejora en la suspensión, lo único que harán será frenarnos.
Por eso, amigos, mi recomendación es que no dudéis en comer hierba, aceite, barro o lo que se cruce en medio con tal de evitar estas rampas. Puede que cuando lleguéis a la línea de meta parezcáis una red de pesca que ha atrapado diez kilos de algas, pero por lo menos habréis llegado a la meta antes de que el tiempo finalice. Además, teniendo en cuenta la diversidad de países recorridos en vuestro campeonato, será como hacer una degustación de los platos típicos de cada región.
Diferencias entre regiones más allá de lo imaginable
Viene lo más llamativo de Enduro Racer: las diferencias entre occidente y Japón. Al parecer, y no he encontrado mucha más información al respecto, Enduro Racer en occidente tuvo que comprimirse lo suficiente como para caber en un cartucho de 128kB frente a los 256kB que usaron en Japón. Así pues, ambas versiones contaban con 10 niveles, pero en occidente se recortó a 5 niveles que fueron repetidos dos veces, con un incremento de dificultad y también un incremento, en esa segunda vuelta, de los precios para mejorar la moto. No queda aquí la cosa. Además de esto, se recortó en sprites, los cuales tenían distinta variedad en función de las condiciones de cada circuito, repitiéndose en la versión occidental sin discriminación entre regiones.
Si esto ya de por sí era duro, los niveles escogidos no acaban de tener mucho sentido, presentando niveles en la parte final de la versión japonesa como primeros niveles en la versión occidental. Como conclusión, la escalada de dificultad entre niveles es muy palpable en la versión occidental mientras que la japonesa se siente más coherente. Si a eso le sumamos lo de la subida de precios para mejoras de la moto, podemos decir que la versión que recibimos aquí era no solo más difícil, sino también más aburrida.
Además de una pantalla de título diferente, la versión oriental también contaba con un mapa de recorrido al final de la partida para saber hasta donde habías quedado, tal y como hiciera Out Run, aunque no tenemos elección posible ni alternativa alguna en nuestra ruta.
To all the life riders
Pero si algo hace especial gracia de la diferencia de versiones, eso es el final del juego. Terminar el juego en la versión occidental nos lleva a un profundo mensaje muy bonito, que habla sobre la superación de obstáculos para seguir avanzando en la vida. Terminar el juego en la versión oriental, implica una imagen tuya abriendo el champán entre azafatas y el segundo piloto del campeonato vitoreándote. No sé si es que Japón ya está lo suficientemente aleccionada, pero el cambio dramático entre una versión y otra del final es digna de estudio.
Lo que sí tenemos claro es que, con mensaje profundo o sin él, las críticas fueron muy duras por aquel entonces con Enduro Racer. Se quejaron mucho de su corta duración, y básicamente te invitaban a que te fueras a jugar al Hang-On. Yo, personalmente, le veo un gran encanto a este Enduro Racer, y no hablo desde la nostalgia porque es la primera vez que lo he jugado.
Yo también lo jugué hace poco por primera vez en décadas y me siguió pareciendo divertido, aunque creo recordar que demasiado fácil.
ResponderEliminarEl final occidental es sublime y me cogió por sorpresa, porque evidentemente no habría entendido ni papa en los años 90 (si es que llegué a verlo).
Está adelantado a su tiempo ese final jaja.
EliminarMuy bueno el juego, y muy inteligente que en vez de ser un port del arcade sea una adaptación.
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