Un café aguado.
Algo me ocurre con este subgénero de visual novels de ponerse detrás de una barra a servir bebidas. Como algunos sabréis, no soy muy de visual novel pura, y siempre les pido un toque de dinamismo que me permita descansar entre tanto texto, por mal que suene. Por ello, era de esperar que esta visual novel mezclada con simulador de barista, tuviera los ingredientes necesarios como para atraerme lo suficiente, pero no ha sido así.
Y digo también que algo me ocurre con este subgénero, si es que llega a tal, porque recuerdo mi experiencia jugando a Va-11 Hall-A (Sukeban Games, 2016) como negativa, a pesar de ser uno de los juegos más laureados del género. Coffee Talk es básicamente lo mismo, es decir, atender en la barra al cliente de turno que busca más darle a la lengua que tomarse una bebida. Si en aquel juego de Sukeban Games preparábamos cócteles, aquí nos tocará pasar por cafés, chocolates, tés y similares, pero la estructura es la misma.
En esta ocasión, tenemos detrás a un equipo indonesio llamado Toge Productions (Infectonator, Rising Hell) que tras haber trabajado en varios títulos acabó teniendo un remarcable éxito con este Coffee Talk, del cual hace unos pocos días hemos recibido el lanzamiento de su secuela. De momento nos quedamos este primer título de 2020, del cual no puedo decir grandes aspectos negativos más allá de que no me ha enganchado.
Toge Productions nos mete en un mundo de fantasía que por desgracia no lo es tanto, ya que la falta de inclusión y el auge de la discriminación es el tema recurrente en prácticamente todas las tramas que iremos contemplando. Hombres lobo, vampiros, elfos, humanos, alienígenas y un montón de, en definitiva, repertorio mitológico, reflexionará sobre su lugar en la sociedad y lo difícil de su aceptación a la hora de interactuar con todas las razas a ritmo de lo-fi. Si bien su mensaje está claro, a veces sentía que se estaba forzando mucho el tema, atravesando esa barrera entre lo inclusivo de forma natural, y la búsqueda de cierta atención aprovechando temas candentes de la sociedad.
Nuestra función será la de atender las peticiones de los clientes, que a veces nos pedirán un simple café con leche y otras bebidas más elaboradas. El tener éxito con los pedidos desbloqueará datos de la biografía de cada personaje, pero una mala elección a la hora de elegir los ingredientes no tiene consecuencias más allá de un mero comentario por parte del cliente antes de proseguir con su historia. En este sistema, quedé especialmente vendido ante algunas bebidas que no conocía, sintiendo que se sale un poco del marco acotado que debería ser el videojuego. Además, se nos permite entrar, siempre de manera opcional, a juguetear con la espuma de la leche y fomentar la vertiente más relajante de un título que no resulta en ningún momento demandante.
Si bien las historias están bien escritas y entrelazadas, quedé un poco aburrido de demasiadas de ellas y también del tono extremadamente cotilla que rodea a toda la obra, que si bien no podría ser de otra manera acaba sintiéndose algo raro. Conversaciones muy privadas que se dan en la barra entre dos personas a las que les ponemos oído de continuo, me acabaron sacando un poco de la experiencia aunque sin llegar a ser algo determinante, cosa que sí me pasó con la continua repetición de mensajes y conclusiones morales que comentaba anteriormente, y que acaban agotando el mensaje por lo repetitivo, evaporando su impacto.
No voy a darle más vueltas a un juego que no me gustó por unos motivos tan subjetivos como es el haberme aburrido demasiado. No es tan objetivo lo perdido que te hace sentir en ocasiones ante determinados pedidos de los clientes, pero es algo que se queda en lo anecdótico dentro de Coffee Talk. Admito que tengo curiosidad por seguir con la segunda parte a pesar de todo, más que nada por ver si hay cierta evolución a la hora de focalizar su mensaje o si lo va a volver a repetir demasiado, minimizando su impacto, como si fuera un café aguado.
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