DEAD ISLAND 2 - SALIENDO DEL INFIERNO - ANÁLISIS

Hell-A fun.

Parece que sea obligatorio frotarse los ojos cuando vemos Dead Island 2, en lo que ha sido uno de los desarrollos más tormentosos de los últimos tiempos. Mucho ha llovido desde que empezó el proyecto allá por 2012, como secuela del exitoso Dead Island (Techland, 2012). Una década donde el proyecto ha pasado por tantas manos que parecía mentira cuando en la Gamescon 2022 lo vimos aparecer casi de la nada, con fecha de lanzamiento para febrero de 2023. Finalmente, en manos de Dambuster Studios tras un retraso, la pesadilla se terminó este pasado 21 de abril con su lanzamiento defintivo.

Dead Island 2 es un juego extremadamente continuista con respecto al original, y de aquí se deducen dos razonamientos compatibles. El primero, el hecho objetivo de estar jugando a un juego con mecánicas e ideas propias de hace una década. El segundo, que si ya era divertido matar zombies en el primer juego, ahora lo es todavía más gracias al sistema gore FLESH (Fully Locational Evisceration System for Humanoids), que hace que cada golpe suponga una reacción diferente en cada zombie en función de dónde impacta, y del tipo de arma con la que se impacta. Esto, junto con una pasión por recrear cada órgano del ser humano con total precisión, hace realidad las escabrosas ilusiones gore de cualquier matazombies que esté a los mandos.

Así que sí, Dead Island 2 es un juego anticuado, y también es un juego muy divertido que sigue apostando por las armas rompibles y las trampas como sus predecesores. Me ha llamado la atención, eso sí, una apuesta más orientada al single player cuando una de las virtudes del original era el multijugador. Por supuesto, están todas las opciones disponibles y no he tenido problemas con la partida multijugador, pero por tema de disposición de menús, y forma en la que se esquematiza el juego, tengo la sensación de que Dambuster Studios quiere que lo juegues a tu ritmo, al menos hasta que completes la parte principal del juego, antes de dar el salto a las partidas online con más gente.

Las sensaciones que tuve cuando vi los primeros trailers de este Dead Island 2 me dejaron con ciertas dudas. Lo que veía me gustaba, pero algo me hacía sospechar que, tras el fiasco del nuevo Saints Row (Volition, 2022), un juego con un desarrollo tan peculiar que es anunciado casi por sorpresa con salida relativamente inminente iba a significar marcar la casilla de desarrollo completado sin más. La sensación de que es más caro cancelar el proyecto que sacar lo que hubiera. En ese sentido, sí, Dead Island 2 no inventa la rueda, pero he visto una especial dedicación y pasión por el detalle impropio del contexto que me había generado en mi mente. Más allá de cómo funciona todo el sistema de trampas y la reacción de los elementos de agua, fuego y corrosivo, la forma en la que está diseñada cada escena, cada habitación y cada mapeado -en un mundo abierto dividido en pequeñas zonas- para contar historias, hace que el juego destaque muy por encima de lo que esperaba.

Dead Island 2 ha salido para poner fin a una década de inestabilidad en su desarrollo, pero no ha sido un lanzamiento para dar carpetazo y olvidar, sino que hay un cuidado detrás que, sinceramente, no esperaba.

Todo ello queda apoyado por un Unreal Engine muy cuidado en tema de físicas, otorgando distintas propiedades a cada objeto. Golpear un flotador de piscina, o simplemente ver como van rodando los monopatines por los calles de LA (rebautizada como Hell-A) nos resultará hasta llamativo por ver que cada objeto reacciona como debe, y sigue siendo algo a destacar en un mar de desarrollos un tanto más perezosos. Si unimos estas físicas con el sistema de gore FLESH que mencionábamos antes, puedo decir, sin que me tiemble mucho la voz, que las sensaciones físicas de Dead Island 2 son de las mejores que he visto en un videojuego en mucho tiempo.

Tengo opiniones un tanto enfrentadas sobre el público objetivo de este Dead Island 2. Por muy bonito que lo pintemos, sigue siendo un juego continuista de otro que salió hace una década y que, ya de por sí, no fue tampoco una revolución. Considero que, dada la peculiaridad de su contexto, no debe existir una gran base de fans de Dead Island a estas alturas de la película. Aquellos que esperaban el juego tras ver aquel efectista trailer del corredor por las playas soleadas de LA han tenido demasiado tiempo como para ponerse a otras cosas, y a la misma vez el hecho de apostar por numerar este lanzamiento como segunda parte, puede echar para atrás a jugadores nuevos que ya de por sí no creo que encuentren, viéndolo desde la superficie, demasiados motivos para ilusionarse. No tengo dudas de que todo aquel que juegue Dead Island 2 va a quedar contento, pero tengo la sensación de que tiene una puerta de entrada algo perjudicial. En cualquier caso, al juego parece haberle ido bien, ya que la propia distribuidora ha anunciado que ha superado el millón de copias tras su lanzamiento.

La conclusión está clara, Dead Island 2 ha salido para poner fin a una década de inestabilidad en su desarrollo, pero no ha sido un lanzamiento para dar carpetazo y olvidar, sino que hay un cuidado detrás que, sinceramente, no esperaba. Tengo mis dudas sobre la futura existencia de un hipotético Dead Island 3, pero sí tengo claro que una repetición de estructura y esencia se quedaría corto en esa ocasión. El tiempo lo dirá, pero con suerte, no tendremos que esperar una década para entonces.