SLIDER

21 oct 2025

SPOOKY EXPRESS - ANÁLISIS


Porque zombielingües.

 



Tenemos análisis en vídeo, para quien prefiera un tono un poco distinto.




¡Quedan plazas! Suban a nuestro Spooky Express para disfrutar de un viaje inolvidable. 200 paradas le esperan para desafiar su intelecto. Vampiros, zombies, cultistas y demonios serán sus compañeros de viaje, pero estense tranquilos, porque con nuestro sistema garantizamos que ninguno de ellos coincida con los otros asegurando que todos se bajen donde tienen que bajarse. Puede que alguna vez le toque correr por los arcenes huyendo de la criatura de turno, pero el Spooky Express le esperará al otro lado para seguir su camino. Si se deja el cerebro en alguno de nuestros puzles, intente que no se le caiga cerca del zombie babeante ansioso por comérselo.


La spooky season está de enhorabuena. No todo iban a ser chucherías de ojos que se derriten para dejar una mermelada de sangre, ni disfraces barateros comprados a última hora para ir acorde al dresscode, ni películas malas de terror que llevas guardando todo el año para verla en el día señalado. También hay lugar para ejercitar el cerebro con Spooky Express, el último juego de Draknek and Friends que lleva creando cerebros galaxia desde su fundación en 2013. El estudio tuvo claro, desde el principio, que el mundo necesitaba buenos juegos de puzles y, en concreto, un buen puñado del subgénero de trenes. No en vano, entre sus filas contamos con Cosmic Express o Sokobond Express (2017 y 2024 respectivamente), siendo Spooky Express su último lanzamiento que extiende, adelanto con bastante éxito, esta obsesión.


El principal problema de este análisis es, precisamente, que Spooky Express es mi primer juego de Draknek and Friends, y teniendo en cuenta su historial, he de advertiros de que probablemente vaya a señalar virtudes que realmente pertenecen más a sus anteriores juegos.




Hecho el aviso, nos queda embarcarnos en lo que es, si tenemos en cuenta la irregularidad de Blue Prince (Dogubomb, 2025), un claro candidato a mejor juego de puzles del año. Si reducimos el debate hacia el puzle puro, hacia casi el pasatiempo de revista sin mayor pretensión, el debate se acaba, otorgando la corona a Spooky Express. Su explicación es sencilla, ya que tendremos que llevar a cada pasajero a su destino, teniendo en cuenta que cada uno de ellos está sujeto a determinadas peculiaridades y, sobre todo, interacciones con el resto de pasajeros. Los humanos quieren llegar con vida al final del trayecto, mientras que vampiros y zombies quieren llegar a sus lugares de descanso. En los compases intermedios se añaden los cultistas, que quieren llegar a sus sellos para transformarse en temibles demonios. El objetivo final no es tanto cumplir las voluntades de cada pasajero, sino rellenar los espacios habilitados para todos ellos. Esto implica que, por mucho que el humano quiera llegar a su destino, si hay un ataúd de más en pantalla el verdadero objetivo será hacerle el lío para que acabe siendo mordido por el vampiro y poder, así, llevar al nuevo vampiro a dicho ataúd. Tan solo hay un asiento en este tren -los recortes gubernamentales llegan hasta aquí-, por lo que se establece una especie de pirámide jerárquica entre especies que lleva a diversas situaciones en las que no nos pararemos mucho más, ya que este no es el objetivo de este análisis.




En Spooky Express tendremos que encontrar una ruta concreta, que suele ser única a poco que avancemos por los niveles. Tanto es así, que aunque al principio se presta a ello no acaba siendo uno de esos juegos de encontrar la ruta con el menor número de movimientos posible. No hay medallas, ni puntuaciones, ni en general ningún elemento que le de un toque arcade a un juego que busca el abrazo a la resolución más pura. He sentido una mezcla de Sokoban con Snake, abrazando el serpenteo que nos obsesionó en los protojuegos de móviles y sustituyendo el empuje de cajas por personajes que interactúan y matizan cada nivel. Se siente familiar, no es la primera vez que juegas a un juego así, pero a la misma vez novedoso, y conseguir eso en un juego que abraza la naturaleza tan básica del puzle, es lo que verdaderamente se presta a la celebración.


Spooky Express te da el billete, y tú te bajas cuando quieres.


También es meritoria su disposición. Ya os adelanto que mi obsesión me llevó a recorrer todos los puzles, lo cual me acabó dejando cerca de una hora pensando en los más complicados, o mejor dicho, en aquellos donde me obcequé con una idea que de base era errónea. En cualquier caso, si seguimos el trayecto marcado en un mapa que no os comparto porque, ya os chivo, guarda sorpresas, encontraréis una buena muestra de lo que es el juego y os permitirá ver los títulos de crédito sin haberos dejado el cerebro de camino. Para los que llevamos ya un buen puñado de esta clase de títulos a las espaldas, estos niveles obligatorios son tan sencillos que se sienten más como un tutorial que otra cosa, casi como si te lanzaras a hacer la campaña del Duty antes de ponerte con el verdadero juego -una referencia a Call of Duty es lo último que esperaba escribir en el análisis de Spooky Express-. Tocará, después, abrazar los niveles opcionales que van surgiendo con nuestro avance, y que ponen en práctica las ideas que hemos ido asimilando en los anteriores. Dicho sea de paso, no hay una escalada de dificultad general en base a cantidad, sino a calidad, ya que cada mundo introduce una mecánica nueva sobre la que pululan todos los niveles, otorgando subidas y bajadas que siempre suponen un alivio para cualquier jugador, en una estructura más horizontal que vertical. Por desgracia, no puedo omitir que los últimos niveles especiales empiezan a abrazar demasiado el caos, y lo que era una mezcla idónea entre pensar una estrategia y probar sobre la marcha, se acaba convirtiendo en demasiado baile de asientos donde empecé a sentir cierto descontrol. Sea como fuere, el resumen es que todo tipo de jugador tiene plaza en el Spooky Express, y todos ellos sentirán esos momentos eureka que vienen determinados por un simple giro de más o de menos a la hora de fijar el trayecto.




El aspecto visual es muy atractivo, y cada mundo viene precedido de un simpático comic creado por David Hellman y Zac Gorman, mientras suena la tópica pero acertada banda sonora compuesta por Priscilla Snow. Spooky Express funcionaría igual con líneas y puntos básicos, pero todo su apartado visual y sonoro ameniza, y no poco, esos momentos más complicados de entrar en bucle con una idea que no funciona.


Pocos juegos son capaces de no dejar atrás a ningún tipo de jugador. Gracias a una dificultad bien escalonada, siempre encontré sentido en el avance y nunca sensación de fracaso. Spooky Express te da el billete, y tú te bajas cuando quieres.




Jugado en PC (Steam) con una copia de prensa proporcionada por Future Friends Games.

No hay comentarios :

Publicar un comentario