Color Gray Games apuesta por el continuismo de una fórmula que todavía no está lo suficientemente agotada como para que podamos echárselo en cara. Rise of the Golden Idol es mejor juego, aunque pierde parte de su chispa.
Tuve la suerte de jugar y analizar The Case of the Golden Idol antes de su lanzamiento. Ya sabéis que por aquí no solemos dejarnos influir por las líneas de opinión generales, pero recuerdo que, con ese juego en particular, tuve cierto miedo de estar sobrevalorándolo en exceso. Mi experiencia con aquel juego fue extremadamente positiva, entré de lleno en él, y todo lo que veía me gustaba a todos los niveles. Por otra parte, no dejaba de pensar todo el rato en Lucas Pope y su Return of the Obra Dinn (2018), un juego del que toma su base y que influyó lo suficiente en la saga Golden Idol como para atreverme a decir que no existiría sin él. Sentía que estaba otorgando un mérito desorbitado a un juego que tampoco ideaba algo tan único. Cuando empezaron a aparecer análisis de The Case of the Golden Idol, empecé a quedarme tranquilo. Hasta el propio Lucas Pope lo mencionó como el gran juego que es, no exento de cierta caballerosidad. The Case of the Golden Idol se convirtió en un juego de culto, y muchos nos encargamos de repetir hasta la saciedad lo bueno que era. Su ascenso no fue meteórico, más bien fue maratoniano, de fondo largo, y al final se acabó haciendo justicia con él. Otros juegos no tienen tanta suerte y se quedan en el camino, pero el boca-oreja funcionó como merecía, por una vez.
Tanto es así, que Netflix se fijó en todo esto e invirtió dinero para que la secuela que hoy nos ocupa, The Rise of the Golden Idol, llegara a su plataforma -además de otras ya conocidas-. Color Gray Games tampoco parece haber querido pillar el foco, y se dedicaron a hacer una secuela que al final ha quedado algo continuista, en lo que es un ejemplo de continuación de manual. Tras haberla jugado, puedo decir que The Rise of the Golden Idol es mejor juego que el anterior, pero el golpe de efecto que entró por la escuadra no se repite en este, y mi experiencia ha sido, por algún par de razones adicionales, un poco peor.
No vamos a hablar demasiado del juego. Considero que podéis releer el análisis de The Case of the Golden Idol y atribuirle la mayoría de palabras que allí figuran a este The Rise ofthe Golden Idol. No voy a pararme en mecánicas o funcionamiento del juego, porque voy a dar por hecho que quien lee esto ya está al tanto -si no, repito, tenéis el análisis del anterior a disposición-. Sí, The Rise of the Golden Idol es una historia relativamente independiente de lo que vimos en The Case of the Golden Idol, pero tiene más sentido que juguéis la saga por orden, ya que no veo el escenario donde os pueda gustar uno y el otro no.
Siento en todo momento mejor juego esta secuela. Si antes teníamos unos pequeños escenarios donde teníamos que colocar, en una ventana de resoluciones, todas las conclusiones a las que llegábamos, ahora esta ventana está troceada en apartados, casi como si fueran pestañas, que permiten ver de una manera más esquemática todo el mapa de relaciones y resoluciones. Esto, quizá, pueda llevar a la creencia de que los casos son más simples, pero lo cierto es que han vuelto a conseguir que pases largos ratos pensando sobre las mismas ideas para retorcerlas e intentar encontrar las soluciones adecuadas. Nuevamente sentí que el juego confía en el jugador, que a base de fuerza bruta puede sacar más de una solución, pero se apoya en una historia tan tremendamente bien escrita y presentada que es el propio jugador el que reniega de hacerlo.
La estructura micro, troceada en secciones, se traslada también a una estructura macro. Cada pasaje está relacionado entre sí, de manera que al final de cada capítulo nos tocará resolver un último acertijo que sumará lo vivido en cada una de las escenas anteriores, en una apuesta que recuerda a ese último nivel de The Case of the Golden Idol, solo que un punto más contenido. Cada uno de estos afluentes -las escenas individuales- que llegan a los ríos -las deducciones finales de la suma de las escenas- acaban desembocando en un mar final, en un último capítulo que de primeras quizá pueda parecer desafiante pero que me pareció algo más sencillo de lo que esperaba, especialmente si tenemos en cuenta la progresión que teníamos en The Case of the Golden Idol.
Si bien siento The Rise of the Golden Idol como un mejor juego, con una mejor presentación y también apuesta visual -sigue abrazando ese feísmo buscado-, no puedo hablar de una euforia tan grande en cuanto a la experiencia. Como veis, ambos comparten puntuación, pero porque hay un punto de compensación. Este The Rise of the Golden Idol se ubica en los setenta, en un marco que conocemos bastante, donde las drogas de diseño, las sectas y el espionaje corporativo eran el desayuno de cada día. Entiendo el contexto, y creo realmente que es la opción lógica, pero pierde un poco de magia con respecto al anterior. Y cuando digo magia, no me refiero a ser especial, sino a algo mucho más literal, ya que en el anterior se cruzaban barreras más mágicas, donde lo imposible se hacía posible. Este se siente más científico, más tecnológico, menos místico. Simplemente cuestión de preferencias, pero me pareció que el tono encajaba más con lo que vimos en la primera entrega.
Por último, esto es más un anuncio de servicio público que una crítica como tal: si tenéis conocimientos de inglés jugadlo en inglés. Cometí el tremendo error -me llevo arrepintiendo mucho tiempo- de jugarlo en español y la dificultad baja más que sensiblemente. La cantidad de nombres propios que tenemos en español unidos a género, junto a la rica variedad de tiempos verbales, hacen que la lista de posibilidades muchas veces se reduzca a dos o incluso una sola posibilidad. Si bien evité usar esta estrategia, algunas veces acabé acudiendo a la lógica de esa manera, especialmente cuando sentía que había cosas que había puesto y que el juego no me las daba por válidas a pesar de que sentía que sí estaban bien. Sí, desgraciadamente no me sentí tan escudado esta vez como sí me sentí en The Case of the Golden Idol -que jugué en inglés-. Vais a encontrar más de una ambigüedad, y también alguna vez donde vuestra palabra elegida casi pasaría como sinónimo de la que realmente pide el juego.
Todo esto no enturbia demasiado un juego atrapante desde el primer minuto, que quizá peca tan solo de querer liar las cosas demasiado con vaivenes cronológicos. Como digo, no veo ninguna posibilidad de que, si disfrutasteis del primero, este os pueda defraudar. En mi caso, mi experiencia no ha sido tan buena por diversos factores, y considero The Rise of the Golden Idol algo inferior que el original, pero no por ello dejo de ver en él uno de los mejores juegos de este 2024.
Lo has probado en móvil? Cómo es jugar así?
ResponderEliminarPues justamente hace un par de días mi hermano buscaba un juego y le recomendé el Golden Idol (el primero). Lo puso delante de mí en la tablet, y me sorprendió lo bien que estaba adaptado. Lo jugó con mando, eso sí. Desconozco cómo está pensado para tema táctil.
EliminarOtra cosa más, creo que escuché a alguien decir que la versión para Netflix era más sencilla que el juego para PC. Me sorprendería que fuera así, pero la fuente era muy fiable, desde luego (AKA Chiclana & Friends).
Siento no darte una conclusión buena, como mínimo te aporto datos. Búscalo a ver, sobre todo lo de si alguna versión es más fácil que otra, no vayas a perderte un juegazo por eso.
Creo que sencillamente probaré a instalarlo y a ver qué tal, de todas formas si no es así no creo que lo juegue, así que aunque sea una versión 0,0 mejor así que nada
EliminarGracias por la info.
Pd. Te eché de menos en la gala de los chirigotys, entiendo que el Yuste vende más, pero hubiera estado guay que tú también estuvieras allí
Yo no tengo carisma! Pero estaba en las sombras, tanto en chat como dando la lata en Twitter, como en los TGA xDD (gracias por tu amor <3).
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