Hay juegos que te dejan sin palabras. A continuación, el análisis más difícil al que me he enfrentado en años.
El hecho de haber escrito tanto sobre videojuegos desde hace años te cambia un poco el paradigma. Para mí es inevitable, a estas alturas, estar jugando un juego y no estar pensando en, como mínimo, por dónde van a ir los tiros del análisis. Una pequeña base por donde empezar, una idea central que desgranar. En Return of the Obra Dinn voy sin red de seguridad, porque siento que escriba lo que escriba no voy a ser capaz de estar a la altura de lo que podría colarse en mi top 20 de mejores juegos de la historia. He sido completamente absorbido por su propuesta, por su ritmo y por su forma de contar las cosas. Si últimamente en mis análisis os estáis encontrando con lo de que "el cómo es más importante que el qué", en Return of the Obra Dinn tenemos el ejemplo final.
Quizá convenga hablar del genio detrás de todo esto, que casi le da un sentido superior a aquello de "juego de autor", apoyándonos en este gran artículo de Ars Technica. Estamos acostumbrados a hablar de pequeños estudios que firman obras brillantes, de nombres propios que lanzan sus juegos demostrando un don natural que aparecen como bengalas en la noche para darse a conocer y, posiblemente, aspirar a ser vistos por las grandes desarrolladoras para formar parte de sus ambiciosos proyectos como si del ojeador de partido de fútbol que va a los campos de tierra se tratase. Lucas Pope es todo lo contrario a eso. Es alguien que ya estuvo allí, como parte, por ejemplo, de la gran Naughty Dog, y de la que decidió salirse a pesar de su demostrada brillantez para centrarse en sus juegos experimentales. Lucas Pope es alguien capaz de hacer un videojuego grandioso apoyado en algo que suena tan aburrido como ser inspector de aduanas, un Papers, Please (2013) que nace de la propia experiencia personal, y posiblemente pesadilla burocrática, que tuvo que vivir durante el año en que estuvo viviendo a caballo entre Singapur y Estados Unidos. Lucas Pope es alguien capaz de haber trabajado en su Return of the Obra Dinn durante cuatro años y medio y haber repetido esa idea de hombre orquesta que se encarga de absolutamente todos los apartados de su obra. Un Obra Dinn que zarpa para dejar sin argumentos a aquellos que vieron en Papers, Please un éxito casual, y que también ha servido para que el propio Lucas Pope se viera superado al reconocer que Return of the Obra Dinn acabó siendo más grande de lo que él esperaba.
Aquí ya sabéis que hablamos más de videojuegos que de nombres, pero hay un pequeño matiz que me ha empujado a escribir todo el párrafo de arriba. El protagonista de Return of the Obra Dinn no es el capitán del barco ni ninguno de los 60 tripulantes que debes intentar identificar. No es el médico que iba en el viaje y que se ha puesto en contacto contigo para mandarte una especie de amuleto que te permite revivir el último segundo de vida del cadáver que se encuentra ante ti. Ni siquiera es la inspectora a quien controlas en todo momento. El protagonista de Return of the Obra Dinn es Lucas Pope.
Lucas Pope, en fotografía de Automaton |
Y estoy seguro de que si Lucas Pope lee esto -cosa que todos sabemos que va a pasar-, sería el primero en llevarse las manos a la cabeza. Si asististeis a alguno de los directos de Return of the Obra Dinn -ahora resubidos en el canal de Youtube-, escucharíais el nombre de Lucas Pope más veces de lo normal, y cuando digo que es protagonista es porque influyó directamente en la forma en la que afronté el juego. Ante la ambigüedad, ante enigmas aparentemente inconclusos, lo que siempre estaba en mente y boca era la idea de que "esto no puede ser así porque no me creo que Lucas Pope tropezara en esto". Jugaba con la absoluta seguridad de que no me iba a encontrar ni un sólo fallo de diseño, y que todo iba a estar cuidado hasta lo absurdo. Así fue. Incluso a la hora de crear un sistema de navegación en un libro de un centenar de páginas que al principio cuesta digerir, Pope saca músculo cerebral y te entrega una interfaz a la altura de las expectativas, que no es poco. Con todo y con esto, sabiendo que este juego iba a ser invencible en lo suyo, no esperaba que fuera a tocar tan dentro e iba a darme lo que ha sido una de las mejores experiencias que he tenido en un videojuego, probablemente desde los tiempos de The Witness.
No es sencillo hablar del juego en sí, y sinceramente, conforme voy escribiendo estas líneas, creo que no hace falta. Return of the Obra Dinn es como un gran puzle cuyas piezas ha secuestrado Lucas Pope para ir entregándotelas conforme vayas conectando trozos, pero donde el propio Lucas Pope no tiene un plan de entrega determinado y confía ciegamente en la capacidad del ser humano de conectar historias para descubrir el cuadro final. Es un juego que te trata de una manera inteligente, que casi te piropea en todos y cada uno de los momentos Eureka, y que aunque somos conscientes de la capacidad de control de Pope acaba quedando como algo tan orgánico, que parece que el propio juego crea sus propias líneas de investigación. Toda esta idea queda envuelta en un apartado gráfico que llama la atención, pero que gana enteros cuando muestra los mementos, imágenes estáticas que parecen verdaderas obras de arte y que ya quisiera yo tener impresas y exhibidas como un cuadro en el salón. Unas imágenes estáticas que muestran en numerosas ocasiones una violencia terrible y cruda pero llena de buen gusto -si se me permite la expresión tan de psicópata-, y que son uno de los principales reclamos para seguir avanzando, impulsadas siempre por una banda sonora de sobresaliente.
Return of the Obra Dinn es un juego increíble, de los que no crees que puedan existir. Existen juegos mejores, no tengo dudas, pero no tengo peros que merezcan la pena mencionar, sólo el sabor agridulce de saber que tardaré años en volver a tener esta sensación que todavía me dura semanas después de haber acabado el juego.
Me dan ganas de jugarlo, pero igual es muy denso para el momento de mi vida en el que me encuentro, en el que no me apetece demasiado complicarme la vida
ResponderEliminarNo suena a que sea el mejor momento para algo así, pero ojalá lo puedas jugar pronto
EliminarMaravilla de juego que también está entre mis favoritos. Aprecio la valentía del trabajo de autor, incluso con sus errores, pero lo de Lucas Pope es extraordinario. No puedo ponerle peros a sus juegos.
ResponderEliminarEs un juego escandalosamente bueno, que no es para todos, pero desde luego, para los que sí lo es, es casi inmejorable.
EliminarGracias por tu comentario *^^*