The Case of the Golden Idol va más allá de ser probablemente el mejor indie del año, para colarse entre, directamente, un candidato a GOTY.
Y si he incluido la palabra "probablemente" ha sido porque existe Return of the Obra Dinn (Lucas Pope, 2018), juego del que decir que bebe se puede quedar muy corto. Como puede que algunos sepáis, el juego de Lucas Pope se encuentra entre mis juegos favoritos de todos los tiempos -y si no lo sabíais, basta con mirar su elevada puntuación para los estándares de esta página-, así que no era de extrañar que, al toparme con The Case of the Golden Idol en un trailer del Future Games Show de la Gamescom 2022, escribiera las líneas que escribí: "The Case of the Golden Idol fue el juego que más me sedujo de toda la presentación, y probablemente de todo lo que llevamos de Gamescom". La Gamescom 2022 terminó, y ese título nadie se lo quitó.
Esta sensación de estar jugando a un juego tremendamente inspirado en la obra maestra de Lucas Pope, me sentó al principio un poco regular. Estaba disfrutando de los primeros enigmas que tenía ante mí, pero no me quitaba Obra Dinn de la cabeza, porque sentía que estaba jugando una versión simplificada del enorme entramado que Lucas Pope se marcó en su juego. The Case of the Golden Idol se diferencia de Obra Dinn en que, sí, esto va básicamente de rellenar identidades de personajes con nombres, elegir verbos y objetos, pero la gente del debutante estudio Color Gray Games lo hace de una manera más simple, que no menos intensa, dividiendo su gran obra en doce pasajes muy marcados que aportan una estructura diferente, aportando una linealidad que contrasta con la investigación tan abierta -y doblemente meritoria- que teníamos en Obra Dinn.
Además, The Case of the Golden Idol va más allá, y no se queda en la clásica resolución del whodunnit, dando numerosos giros al respecto que dinamizan una fórmula que todavía ni siquiera lo necesitaba. Hay un verdadero esfuerzo por incluir diversas partes a determinar, y que más allá de suponer una prueba para el jugador lo que acaban suponiendo son pequeñas guías que te hacen atender a detalles que luego forman parte de una trama más general, y en la que sin lugar a dudas merece la pena sumergirse. No basta con quedarse en el quién mató a quién, sino que Color Gray Games quiere que ates absolutamente todos los cabos que hay alrededor del asesinato de turno, con vistas a que te sirvan para el futuro.
Es por esto que esta separación del juego en 12 distintos escenarios independientes pero a la misma vez relacionados entre sí, puede ser engañosa por presentar un inicio tremendamente fácil, pero solo se trata de unos niveles introductorios a modo de tutorial antes de que el juego entre en una dificultad para mí idónea. Llega un punto en el que el juego no se va haciendo más difícil, sino que diversifica esta dificultad extendiéndose en diversas ramas que retuercen la forma en la que se te invita a responder a cada uno de los enigmas. Poner nombres sobre personajes empieza a ser algo residual, y se te empuja hacia el contexto para que de verdad seas capaz de entender cada uno de los matices de la historia.
Es esta la clave de The Case of the Golden Idol, y es esta la razón por la que ahora mismo no estáis leyendo un "este juego está muy bien, pero es una copia de Obra Dinn, y con eso es imposible equivocarse". El hecho de que Color Gray Games haya hecho un juego que no va de averiguar quién es el asesino, sino que es un juego del que se han asegurado que te intereses completamente por la historia. Sí, recordaré The Case of the Golden Idol por esas largas sesiones dándole vueltas a cada cosa, a cada pequeño detalle que es fácil pasar por alto, pero también lo haré por ser capaz de presentar una historia atrapante en un mundo donde cada vez cuesta más sorprender, y donde se te lleva de la mano de la forma más adecuada posible para que disfrutes cada uno de los momentos que están por llegar. Simplemente, esta misma historia con una narración diferente, me hubiera parecido tediosa e incluso predecible.
Como digo, se nota un gran esfuerzo por parte de Color Gray Games de destacar la historia, y lo vemos en el mismo diseño de unos personajes tremendamente carismáticos, que tienen un toque caricaturesco que juega muy a su favor y donde, tal y como pasaba en Return of the Obra Dinn, hacer el siguiente click hacia la siguiente "estancia" supone una emoción inusual sobre qué es lo que vamos a encontrar. Los impactos visuales de estas escenas no son tan potentes como los que teníamos en el juego de Lucas Pope, pero siguen suponiendo un potente aliciente.
Puede que, de primeras, cada uno de los escenarios abrume demasiado, pero existe una evolución muy natural, con un ritmo perfecto a la hora de entregarte esos momentos eureka indispensables en un juego detectivesco como es The Case of the Golden Idol. La forma en la que se escalonan los enigmas, y la forma en la que todos los 12 escenarios se interconectan entre sí, suponen que estemos ante uno de esos juegos que tienes que jugar antes de que te lo cuenten. Además, una vez entras en el mood, sería raro que no se te convierta, tal y como me pasó a mí, en uno de esos juegos que sigues jugando mientras no juegas, en uno de esos juegos de estar atascado en un punto durante media hora, irte a dar una vuelta y volver con la solución en cuestión de minutos.
Quizá por su condición de ser un juego más recogido, más lineal que Return of the Obra Dinn, hay a la vez más y menos espacio para las deducciones aleatorias. Más, porque al estar más acotado el asunto es más fácil ir probando combinaciones hasta dar con la adecuada. Menos, porque al no tener esa sensación de investigación abierta y tener algo más lineal, el propio jugador se impone -al menos debería- la regla de no hacerlo. En cualquier caso, The Case of the Golden Idol cuenta con un sistema de pistas que, con una pequeña tarea como forma de pago -y que a la vez pretende demostrarte a ti mismo que estás enterándote de la historia-, nos podrá guiar en la dirección correcta. Si bien todos los capítulos se pueden jugar de manera independiente, te tocará hacer un esfuerzo por atender a lo que está pasando si quieres conseguir la big picture. Cada detalle importa, y aunque muchos pasarán con éxito por el juego sin haber entendido la historia por completo, otros exprimirán al máximo cada uno de los guiños, volviendo a otros episodios para descubrir nuevos detalles que, con la información obtenida a posteriori, dan mayor sentido a toda la narración.
Recordaré The Case of the Golden Idol por esas largas sesiones dándole vueltas a cada cosa, a cada pequeño detalle que es fácil pasar por alto, pero también lo haré por ser capaz de presentar una historia atrapante en un mundo donde cada vez cuesta más sorprender.
Aviso para navegantes: The Case of the Golden Idol está únicamente en inglés, y requiere tener un vocabulario considerablemente avanzado para que el idioma no suponga una barrera. Dada la naturaleza jugable del título de Color Gray Games, no podemos esperar, ni siquiera exigir, una traducción a otros idiomas, por lo que consideraba importante mencionar este matiz.
Color Gray Games ha firmado una de las sorpresas de 2022, y sin duda uno de los mejores juegos que he jugado este año. Es, sin duda, mucho más que una inspiración de Return of the Obra Dinn, cuya sensación no parecen querer esconder cuando han usado las impresiones positivas del propio Lucas Pope como reclamo de marketing en sus trailers. Veo a muchos llegando a The Case of the Golden Idol con cierta actitud negativa por su parecido con el juego de Pope, pero veo también a muy pocos pudiendo salir descontentos de la experiencia que vivirán. Ojalá todos los juegos que imitan en su base a otros se lo tomarán tan en serio.
Copia de prensa proporcionada por Playstack. En ningún momento este hecho ha condicionado las opiniones reflejadas en este texto.
No podría haber descrito todo mejor. Se me caen las bragas al leerte.
ResponderEliminar¡Pero bueno!
Eliminar¡¿co?!
EliminarSe une al club de Slay the spire de juegos tan feos como buenos. Este es mucho más feo, de hecho, así que debe ser muy muy bueno
ResponderEliminarEh! No es feo! Tiene una estética muy marcada, pero es diferente al Slay the Spire, que sí que era feo por doquier xDD
EliminarEs como Moe, feo feo XD
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