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16 jun 2023

SQUIRRELTOPIA - BRILLANDO DESDE LO BÁSICO - ANÁLISIS


El mejor juego feo de plataformas de los subproductos de Steam.




Sean Davy (Trigger Spree, Squirrel Sphere) nos dejó en 2015 un claro ejemplo de no juzgar un libro por su portada, o una nueva arma de los que esgrimen el argumento de que los gráficos no importan. El feísmo que acompaña en forma de imágenes a este texto debería ser prueba suficiente como para no detenernos demasiado en todo esto, pero sabed que esas horripilantes decisiones visuales, mezcla de falta de recursos técnicos y falta de un mínimo de empeño en el diseño, esconden uno de los mejores juegos de plataformas que he jugado últimamente.


Salpicado por el éxito de Super Meat Boy (Team Meat, 2010), tuvimos una larga época -diría que no se ha ido del todo- donde el género de plataformas tuvo una especie de revival potenciado por la explosión de los videojuegos indies. El género de plataformas quedó para desarrolladores valientes que se atrevían a lanzar sus juegos en la llegada de las tres dimensiones, convirtiendo un género capital en la generación anterior, en un género que de alguna manera pasó a mejor vida, tal y como pasó con los beat 'em up, con las claras excepciones de una Nintendo que siguió apostando por dicha fórmula. En cualquier caso, los indies tomaron las riendas y le dieron una vuelta al género, devolviéndolo a las dos dimensiones pero convirtiéndolo en un carrusel de desafíos que apelaban a los jugadores más hardcores, poniendo a prueba su paciencia a la hora de reventar el mando contra el suelo o, en su defecto, convertido en un género híbrido con los juegos de puzle.




A raíz de eso, y con las facilidades de publicación en Steam para desarrolladores independientes -en una época donde Valve potenció esto mediante su extinto sistema de Steam Greenlight-, era bastante común ver juegos de plataformas en 2D que se peleaban por tener un hueco. Squirreltopia de hecho llegó bastante tarde, y seamos sinceros, no hizo ningún ruido, pero ahora que lo he jugado diría que, dentro de sus limitaciones y su campo, puede ser el mejor juego al respecto gracias a un diseño de niveles imaginativo y poco habitual. Digamos que si has jugado a unos cuantos juegos así, puedes percibir que detrás del diseño hay una intención y, sobre todo, hay una potente dedicación a la hora de crear unos niveles que se sienten sorprendentemente frescos y originales, a pesar de que más de una vez caigan en la trampa de pasarse de difíciles.


Es de agradecer que estos subidones de dificultad se reserven a niveles prácticamente especiales, donde las mecánicas se retuercen todavía más. Y es curioso que estemos hablando tan bien de Squirreltopia y su potencia creativa, cuando no tenemos nada que no tenga como base cualquier otro plataformas. No hay una idea detrás, no hay una mecánica nueva, ni un coqueteo con las físicas -otro cliché del género y la época-, ni siquiera algo que sea diferenciador, pero precisamente por no buscarle los tres pies al gato, Squirreltopia funciona, al echar todo su esmero en el proceso creativo de los niveles tal y como hacía, salvando mucho las distancias, un Mario en 2D.


El tipo de plataformas que tenemos por delante es básico, de los que juegan mucho con las inercias y donde se nos incita casi constantemente a la velocidad, a pesar de que no tiene recompensa alguna. Por el camino, algunos coleccionables que desbloquearán minijuegos que dan también ese aire de que existe un mimo y atención en el juego. La música se hace algo repetitiva, por acompañarnos en bucle y solo cambiar al pasar a otro mundo.




En definitiva, Squirreltopia es un plataformas que busca la esencia básica, y le sale bien. Conseguir brillar desde la creatividad es algo muy complicado en un género que parece interminable, y Squirreltopia consigue ganarse un lugar especial en un océano de plataformas híbridos que se entremezclan con otros géneros, y donde las físicas toman importancia capital.




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