Vemos qué nos deja Supermassive Games en el último título de la primera temporada de The Dark Pictures Anthology.
Tal y como ocurriera en pasados análisis del resto de entregas, os he de invitar a que leáis el resto de análisis de la saga The Dark Pictures para que podamos entender y contextualizar la reseña de hoy, la cual es particularmente corta debido a que muchos de los aspectos son comunes en todas las entregas, y hacer estos análisis es algo similar a dedicarse a analizar cada capítulo de una serie en lugar de su conjunto completo.
Supermassive ponía un cierre a la primera temporada de The Dark Pictures en 2022 con este The Devil in Me, un juego con el que por fin sentí un avance, aunque pequeño, en muchos de los aspectos de los que llevaba quejándome. Tras pasar, en orden cronológico de lanzamiento, por un barco fantasma, un pueblecito en la niebla rodeado de bosques, y finalmente unas cuevas subterráneas, The Devil in Me apuesta por un hotel con funciones de casa de muñecas para presentar su historia. Todas las anteriores localizaciones suponían un nivel de oscuridad e incomodidad demasiado grande, que acercaba las sensaciones a las de esas películas oscuras donde es difícil discernir nada y que confunden misticismo terrorífico con poca confianza a la hora de mostrar sus efectos y golpes. Después de ver el coqueteo de la anterior entrega, House of Ashes, donde se nos dieron partes llenas de luz en su introducción y donde quedaba un poco de manifiesto que el apartado gráfico estaba maquillado siempre por una profunda oscuridad, The Devil in Me consigue un equilibrio de iluminación preciso que no empaña la jugabilidad, y parece más centrado en no incomodar tanto al jugador.
Quedé muy sorprendido por cómo el juego ha incluido mecánicas jugables nuevas, que aunque siguen siendo tremendamente básicas se sienten como un esfuerzo por alejarse de sus críticas sobre su rigidez. Escenarios más abiertos, más libertad de movimiento y exploración, donde se reparten pequeñas monedas que podremos usar para desbloquear coleccionables, y la inclusión de un pequeño inventario básico de cruceta. El hecho de mover cajas y presentar algunos pequeños puzles puede que no suene como una revolución en cuanto a ideas, pero sí que se sienten diferentes dentro de la saga. Son pinceladas tremendamente condensadas que ni siquiera se pueden presentar como novedades de lo anecdóticas que son, pero a la misma vez llaman la atención porque parecen bocetos de lo que quizá nos encontremos en la ya confirmada segunda temporada de The Dark Pictures.
En cuanto a la historia, basada en H. H. Holmes, bastante enclenque y con unos agujeros que no se rellenan ni con todo el cemento del mundo. No es algo a lo que le dé demasiada importancia, pero sí que se la doy a una toma de decisiones bastante criticable donde he sentido que nuestros personajes eran susceptibles de fallecer por decisiones 50/50 incontrolables, cosa que parece una queja comunitaria a todos los jugadores según he podido ver en los análisis del juego.
Las pequeñas novedades y esfuerzos por rebajar la extrema linealidad, junto con un escenario mucho más acertado y atractivo para el jugador, o al menos, para mis preferencias, son las razones por las que aúpo un poco a The Devil in Me dentro de esta antología de terror. Veremos qué camino toman en Supermassive Games para la segunda temporada, si el del continuismo extremo o el de una pequeña revolución que parece querer gestar en este The Devil in Me. El teaser de la segunda temporada me ha dejado con ganas, y eso es buena señal.
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