La segunda entrega de Mirror's Edge llegó tarde y mal.
Tanto Mirror's Edge como Mirror's Edge Catalyst tienen algo en común: EA no apostó fuerte por ellos. La discreta campaña de marketing llevada en ambos casos es signo de que el gigante californiano nunca tuvo fe en un proyecto un tanto ambiguo por el que EA Dice sí que pareció apostar. Catalyst es probablemente el último título que veremos de la franquicia, atendiendo a sus cifras de ventas y repercusión, y no, no es la secuela que todos estábamos esperando.
Catalyst evidencia que el primer Mirror's Edge era un prototipo. Sí, un juego, pero que ya sin la presencia de Catalyst olía a demostración de algo que se tenía en mente. Un juego relativamente corto, con una estética peculiar que ni siquiera se molestaba en ofrecer una historia ni interesante ni bien narrada, pero que acababa funcionando por ofrecer una jugabilidad innovadora con un buen personaje como era aquella Faith.
Desgraciadamente, lo que debió ser una confirmación de saga ha acabado siendo un juego tremendamente mediocre. Catalyst empeora lo que vimos en el primer juego, ofreciendo prácticamente lo mismo con 8 añazos de diferencia, pero empañando muchas cosas buenas. Faith, sin ir más lejos, ha sufrido una revisión y visualmente ha ido a peor. Ha ganado en morros y ha perdido en lo más importante: la personalidad. Aquella misteriosa Faith del primer juego se ha convertido en una versión de mercadillo de sí misma que cada vez que abre la boca pierde más y más puntos.
Estéticamente es más ambicioso, pero tengo la sensación de que Catalyst ha perdido también personalidad como le ha pasado a Faith. Aquellos escenarios casi sin texturas del primer Mirror's Edge que se presentaban a una viveza visual única se han visto disminuidos, y aunque la ciudad sigue mostrando ese blanco perfecto los interiores han perdido en luminosidad e interés. Catalyst ofrece además pasajes nocturnos y lluviosos que de alguna manera, aunque sean novedad, le restan puntos a un apartado visual que no necesitaba de grandes cambios.
Vamos con lo que verdaderamente define Catalyst: su apuesta de mundo abierto. Sí, Catalyst se ha convertido en un persigue iconos de mundo abierto, donde mil tareas tediosas y misiones de recadero te estarán esperando. Coleccionables por doquier, caminos que recorres mil veces y en definitiva todos los males del mundo abierto aparecen en el juego de la manera más criminal posible. Faith dispone de mejoras que hacen que el desplazamiento cambie en algunos aspectos. Nos haremos con el ya reusado gancho para subirnos a las alturas como si fuéramos Batman y ganaremos dispositivos para desactivar ventiladores gigantes. Todo esto se traduce en nada, porque no hay grandes cambios jugables con respecto a la primera parte. Sí que es cierto que está algo más pulido, que noté a Faith más ágil, pero seguirás muriendo en algunas ocasiones.
La visión de runner ha cambiado, y ahora además de marcarte los objetos en rojo se te mostrará una luz roja a seguir que marca directamente el camino. El juego te invita a salirte de él para explorar la ciudad, pero uf, qué pereza. A las pocas horas de empezarlo el hastío me vino, y pensar en recorrer una y otra vez la ciudad para encontrar lo que ofrece Catalyst me llevó a la casi desinstalación. Fue entonces cuando cambié el chip.
Me tomé Catalyst como lo que debió ser: un juego sin mundo abierto. Me dediqué a obviar que a mi alrededor existían numerosas personas pidiéndome ayuda para entregar rosas, flautas y demás chorradas para centrarme en una historia que, si bien es horrenda -es un reboot y no tiene nada que ver con el primero-, consigue que las misiones sean divertidas. Haciendo lo mismo que el primer juego hay suficiente ingenio en el diseño de los niveles como para que parezcan situaciones nuevas. Convirtiendo Catalyst en un juego lineal, la experiencia cambia radicalmente, así que si estás en esa misma situación de hastío, intenta darle esa oportunidad.
Lo que sí vuelve a fallar son los combates. Se han suprimido por completo las armas para Faith y se ha instaurado un extraño sistema donde los enemigos sobreexageran las caídas. Básicamente hemos llegado a un sistema de empujones con la finalidad de tirar a enemigos por las barandillas y que se choquen entre ellos para que queden inconscientes sin que tú interrumpas tu carrera. No suena mal, pero la ejecución es muy mejorable, y sobre todo es especialmente criticable cuando el juego te obliga a luchar y deja en evidencia sus casi infinitos problemas.
¿He disfrutado Catalyst? Me cuesta decir que sí. He disfrutado, y sin excesos, mi "modo de juego", pero es imposible obviar el hecho de que he pasado por completo de su mundo abierto, lo cual es el principal aliciente del juego con respecto al original. Por activa y por pasiva es un juego innecesario que no es que aporte, es que destruye lo poco que quedó del primero.
Bueno, es lo que hay. Aun así pienso hacerme con el jueguito.
ResponderEliminarYa dirás a ver si te parece mejor o peor que el primero.
EliminarA mi ya el primero no me gustó, y en este se ha rediseñado a Faith de forma un poco choni.
ResponderEliminarCreo que el primero tuvo un pequeño empujón de marketing, me suena de ver algún anuncio en la tv incluso pero en este si que ha ido más justita la inversión.
El rediseño de Faith, es injusto pero es así, no gusta.
EliminarTotalmente de acuerdo. Creo que precisamente lo que le falla es la personalidad. Consiguen que un juego único se convierta en repetitivo y poco interesante.Lo dejé a medias, la verdad.
ResponderEliminarYo ya digo, estuve a nada hasta que me lo tomé como una experiencia lineal. Eso no te quitará pasar cien veces por el mismo sitio del mapa, pero eso...
EliminarLas críticas que este juego recibió en su momento me dieron el bajón padre. El primer Mirror´s Edge fue también de los primeros juegos que disfruté en Xbox 360 y quedé loquísimo con el apartado artístico, esa ciudad pulcra y los escenarios minimalistas me encandilaron bastante.
ResponderEliminarPor lo que comentas el mundo abierto es un puto fastidio y el combate sigue sin funcionar bien... una lástima porque explorar la ciudad a placer en un principio sonaba genial.
Sonaba genial, y de alguna manera era la evolución natural, pero no, se acaba de quedar como un título innecesario.
EliminarTodos esperábamos un Mirror's Edge, esto es como si la propia EA hubiera dicho "aquí lo tenéis, callaos".