Playerunknown’s Battlegrounds, el juego que peor ha salido
parado de la explosión de los battle royale cuando el tiempo ha sido juez. Un
juego que no ha sabido adaptarse, que ha tenido una oportunidad de oro para ser
el juego de la generación y que se ha visto sobrepasado por muchos otros
títulos que hicieron lo que PUBG debió hacer hace mucho tiempo. Esa holgazanería
manifiesta, esos continuos errores y, lo más grave, una flagrante pérdida de
identidad en su última etapa que han convertido a PUBG en ese señor en crisis
de mediana edad que no acepta su edad ni quiere hacerse fuerte en su nueva
condición.
Y es que PUBG ha sido capaz de prostituir su propio modelo y
renunciar a lo único que lo mantenía con cierta coherencia. De repente, ese
jugador experimentado en PUBG, ése que no dudaba en ir a los drops a coger
mejor arsenal, ése que era capaz de quedarse en medio de la nada tirado en el
suelo con sangre fría esperando el momento perfecto para realizar un tiro desde
200 metros que impacta en la cabeza del rival, ése que veía hasta tutoriales de
armas reales para entender las multitud de accesorios para mejorar parámetros,
ese jugador, ése, ve como el lobby se va llenando de gente con ropajes
extraños, cantosos y que hasta provienen de cosas tan variopintas como las
ridículas skins de Suicide Squad. Trajes fosforitos en un juego donde el
camuflaje es requisito mínimo. Todavía en shock por ver esa atrocidad de
colores, alguien del lobby se planta en su cara y… ¿se pone a bailar?
PUBG no ha sabido aceptarse a si mismo. La disonancia que
existe entre todos los elementos del juego lo convierten en un producto que cae
mal cada vez que hace esas cosas. PUBG no es un juego divertido, no es su
intención. Su apuesta por la simulación queda patente desde el primer día, pero
ha bastado una hostia de realidad para que PUBG, en un grito desesperado que
resulta tan entrañable como cringe, haya prostituido su juego con trajes de
colores, bailes que nadie necesita y un montón de medidas similares que
convierten a PUBG en algo así como un juego de simulación que ha sido modeado
por cuatro niños rata, rompiendo su diseño y esencia. PUBG es, ahora mismo, una
escopeta con una mira 8x.
Al juego de Bluehole le ha pasado un poco lo que le ha
pasado a Steam. Puede que la Epic Game Store no haya sido la panacea de las
tiendas virtuales, pero como mínimo, su mera presencia ha empujado a Steam a
mover el culo, cambiando sus políticas con los desarrolladores y retocando una
interfaz que lleva años obsoleta, aunque todavía a un ritmo pausado, además de
otras promesas en el corto plazo que los jugadores llevaban pidiendo años, Y
todo eso con una Epic Game Store que ha empezado a hacer las cosas como el
culo, imaginad si llegan a hacerlo bien. Pues lo mismo ha pasado con PUBG, un
juego que batió récords de jugadores y que hizo que sus desarrolladores pasaran
más tiempo contando los billetes que apoyando al juego.
7 fue la nota que le di a PUBG. Aquella puntuación, si mal
no recuerdo, pertenecía al análisis de lanzamiento, o si no, fue así fue
bastante cerca. Desde entonces, el cúmulo de malas experiencias ha sido casi infinito. #FixPUBG se convirtió más en un meme que en otra cosa. Un juego mal
hecho, roto desde sus comienzos y que por aquel entonces nos gustaba. Sea porque
no había otro, o el que había antes no supo ver la mina de los streamers, la
realidad es que la gente jugaba a PUBG y se lo pasaba bien, incluso con esos
servidores tragabalas, incluso con ese código roto de base, incluso con esa
propuesta tan extrema de pasar, tan solamente, un 20 % de tu tiempo disparando
-creo que me he quedado corto-, la gente se lo pasaba bien.
PUBG a día de hoy no llegaría al aprobado en mi BloJ, y
sirva esto para algún incauto que se tope con mi análisis. Llevo una cantidad
ingente de horas al juego, como cerca de 300, y diría que dejó de gustarme a
las 80. Claro, me lo paso bien con mis amigos, pero como siempre digo danzar
alrededor de una mierda recién plantada con mis amigos también sería divertido.
Cuando uno juega tanto al PUBG todas sus malas decisiones le duelen como a un
hijo, pero es que el hijo en este caso es rebelde y gilipollas como él solo. Más
allá de todos sus problemas técnicos, de sus malas decisiones a la hora de
meter bailes sin sentido en un juego tan táctico, y de mil cosas similares que resumen la impotencia de Bluehole, es
inadmisible que un juego que ha sido uno de los más vendidos y jugados de la
historia te obligue a levantarte para desenchufar el USB de tu mando, o que no
permita desactivar simplemente la vibración cuando cualquier juego que ha
vendido menos de diez unidades en el mundo es capaz de hacerlo. No se entiende
que para jugar una partida tengas que tragarte unos diez segundos mínimo de
matchmaking+60 segundos mínimo de lobby+un largo tiempo esperando en el avión a
que éste llegue a tu punto deseado, porque no puede llevar menos velocidad.
Y todo esto para que, si no te tiras justo en el medio, tu
partida pueda estar vendida desde el principio, lo cual dice mucho del diseño como
juego. Caer en un extremo de la isla implica una tirada de dados y rezar para
que el círculo te favorezca, pero como no sea así… ¡enhorabuena! Acabas de
perder 2 minutos de matchmaking-lobby-aterrizaje para echar una partida de 15
minutos corriendo en busca de un coche que no encuentras y presenciar cómo
mueres. Sí, han cambiado eso con la posibilidad de lanzar bengalas que soliciten un vehículo, pero sólo han tenido que pasar dos años para llegar ahí. También está mi variante favorita: pasas el mismo tiempo pero te matan
de un tiro en la cabeza sin más. Esto no es algo anecdótico, y se produce en la
mayoría de las partidas. “Tírate donde se tira todo el mundo”. Sí, sin duda la
cosa mejora, pero entonces ¿para qué estoy jugando a un battle royale? ¿Qué
clase de mensaje es ese para PUBG? “Nos sobra todo el juego”. Una vez hagas
esto varias veces, y salgas con vida de esas ciudades, lo único que te espera
es andar nuevamente durante diez minutos para que un tiro aleatorio acabe con tu partida.
La sensación de vacío extremo cada vez que salía con vida de uno de esos
lugares llenos de gente era tan fuerte que muchas veces quería salir al menú para volver a
empezar a pesar de haber terminado con vida, porque no le veía sentido a la
partida. El late game de PUBG es, simplemente, inexistente.
PUBG no tiene grandes escapatorias. No ha sabido aceptar que
es un juego para un determinado público que busca una experiencia realista,
lenta y táctica. En lugar de eso, sigue agonizando metiendo emojis y tonterías
que sólo casan con Fortnite y similares. Mientras BlueHole siga sin ver eso y
no se centre en sus -a día de hoy pocas- virtudes, PUBG tiene más de un pie en
la tumba, y me da pena, pero la justa, porque ha sido todo culpa de ellos.
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