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28 feb 2024

BERMUDA - ANÁLISIS


La visual novel con prisas.




InvertMouse desarrolla y publica este Bermuda que fue lanzado en 2015. Una visual novel que se mezcla con un pseudo-arcade Elevator Action-like, por decirlo de alguna manera, que empieza y acaba en un pestañeo.


Vinieron de abajo


Bermuda no se anda con remilgos y, al minuto de empezar, tanto tú como tus amigos habéis sido abducidos por unos alienígenas que habitan, no precisamente en las estrellas, sino en el fondo del mar. Estos aliens un tanto kawaiis, de aspecto totalmente humano, se dedican a experimentar con los terrícolas para luego borrarles la memoria y devolverlos a su vida normal sin más.




Pero cuando recortas presupuesto en supervisión y mantenimiento pasa lo que pasa, y ha dado la casualidad de que el rayo que te teletransporta de vuelta al mundo que conoces se ha estropeado, dejándote tanto a ti -un tal Edward- como a tu amigo Paul, anclados en la nave hasta que la tecnología vuelva a funcionar. Los aliens, un poco superados por la situación y con una actitud agresivo-pacífica difícil de explicar, te tienen pululando por la nave como si nada.


El bocata de chocolate


¿Os acordáis de esa solución culinaria que ganó fuerza a principios de los 90 en las meriendas de los hogares españoles? Sí, estamos hablando del bocadillo de chocolate, esa mezcla inexplicable de alimentos propia de la experimentación que por alguna razón nuestras figuras paternas abrazaron como una solución aparentemente saludable, y que se extinguió sin dejar rastro, como si nuestro cerebro hubiera sido borrado. Bermuda es eso.




Porque en Bermuda encontramos dos partes claramente diferenciadas. Por un lado, la visual novel estándar con típicas mejoras de vida: un skip por aquí, un modo automático por allá... Por otro, un juego de sigilo, por llamarlo de alguna manera, que mediante dos dimensiones nos invita a cumplir determinados objetivos sin ser detectados por los enemigos.




Aunque, evidentemente, esto aporta un dinamismo aceptable, el hecho de que sean dos patas tan sumamente diferenciadas e inconexas hace que Bermuda se precipite al vacío, o al fondo del océano, mejor dicho. En la visual novel se tiende a una relación de comprensión y amistad con los alienígenas, en un entorno casi de cooperación con algunos de sus altos cargos, pero en esa parte de infiltración lo que tenemos son comportamientos hostiles que en ningún momento se alinean con el tono de la visual novel. Voy más allá, entre capítulos hay conversaciones casuales a modo de extra donde hablas con los guardias alienígenas de nimiedades en un tono completamente distendido.


Juego de water


Bueno, quizá no vais a terminar Bermuda en una sentada de water -y de ser así, os invito a que os lo miréis-, pero en dos/tres es más que suficiente. Agradezco los juegos que no te marean, que no meten relleno, pero lo de Bermuda es pasarse. No contamos con un contexto ni una presentación como tal, todo se precipita desde el primer minuto y se entra en una red de relaciones e intensidades que claramente no se pueden gestionar. No se genera empatía, no se genera preocupación, y no se genera en ningún momento ningún sentimiento, ni para bien ni para mal, mientras ves que el juego pretende buscar la emotividad que nunca llega. Los capítulos, que se dividen en siete actos, son tan cortos que no permiten ni grabar partida, estando todos desbloqueados desde el principio para que vayas a ellos a modo de checkpoint.


No tengo gran queja sobre este Bermuda, pero tampoco puedo aplaudirle nada. Mi sensación, a pesar de todo, es la de haber perdido el tiempo.




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