DONKEY KONG COUNTRY RETURNS: TROPICAL FREEZE - ANÁLISIS

A papá mono no le vengas con plátanos.

Cuando elevé a la excelencia Donkey Kong Country Returns y lo situé como uno de los mejores plataformas de la historia la respuesta casi general fue la de "espera a ver Tropical Freeze". No voy a darle vueltas y marear el asunto demasiado, y como suele pasar en estos casos las expectativas me estropearon un poco un juego que, si bien punto por punto puedo llegar a situar por encima de su predecesor, en cómputo general me parece un juego inferior. En cualquier caso, ambos son parte de una misma época, aunque el que hoy nos ocupa sea un lanzamiento para una consola posterior como es Wii U, y ambos tocan el techo de los plataformas side-scrolling gracias a unos diseños de niveles sobresalientes.

A pesar de que el primer Donkey Kong de esta nueva era tenía los suficientes motivos como para no tocar nada, lo cierto es que las novedades de este Tropical Freeze se me antojaron algo escasas. Podemos concretarlas en la aparición de tres acompañantes con distintas habilidades -se mantiene Diddy y se añaden Dixie y Cranky-, en la inclusión de niveles acuáticos, y en el robado que supone de la saga Mario -todo queda en casa- a la hora de propiciar salidas alternativas que te llevan a niveles secretos. Los ya entrados en años recordarán el gran salto de contenido y estructura que hubo entre Donkey Kong Country (Rare, 1994) y Donkey Kong Country 2 (Rare, 1995) -también en sus versiones Land de Game Boy-. A ese dato hay que recordar que estamos ante un salto de generación de por medio entre Country Returns y Tropical Freeze, aunque fuera tan pequeño entre las consolas de Nintendo. Tropical Freeze es un juego recomendable a todas luces, que por momentos brilla más que su antecesor. Los diseños de los niveles, la mera colocación de las bananas o el diseño de los enemigos demuestran un poco más de madurez por parte de una Retro Studios que continuaba en estado de gracia, y nos deja un juego que, jugado a día de hoy, nos hace preguntarnos por qué llevamos tanto tiempo sin otro Donkey Kong.

En cualquier caso, no todo son piropos para un juego que a veces me sacó de quicio por culpa de esos niveles acuáticos que siempre sabemos que son apuesta perdida en cualquier juego. Entiendo el paso, y no deja de ir en sintonía con la historia de los Donkey Kong, pero los controles son imprecisos y a veces ambiguos, y en general cada vez que nuestro monete se lanza al agua la cara de felicidad se torna en momento de resoplido. Estas sensaciones también se transmiten a algunas partes donde ponemos pie en tierra, como esos niveles de hielo o algún que otro mundo más incómodo de cara no sólo al control, sino también a la vista, porque Tropical Freeze sobresatura algunos mundos con demasiados estímulos y giros de cámara y muchas veces cuesta discernir el objetivo final entre tanto movimiento. Más espectacular, pero también más incómodo en algunos puntos muy concretos. Tampoco podemos dejar de lado unas batallas con bosses de fin de mundo un tanto estiradas de más que se traducen en cierta pereza. En cuanto a lo jugable, ninguna queja con el nuevo reparto simio, pero sí con el hecho de que los niveles no estén del todo pensados para sus habilidades y al final todo se resuma en escoger siempre a tu acompañante favorito

No es uno de esos casos en los que piense que el primero es mejor por haber llegado antes. Me sentí más cómodo con él y como veis las supuestas mejoras acaban siendo en realidad puntos flacos. De todas formas que esta pequeña capa de decepción no enturbie un juego imprescindible que además tiene, como veis, una puntuación bastante alta para la vara de medir que empleamos en El BloJ.