DIARIO DE UN GORDOCHEETOS #35

Una tímida actualización sobre el estado de El BloJ y el canal de Twitch, un análisis de un mierdijuegos, mi traición al que califiqué como uno de los tapados y la vuelta a una de mis grandes drogas. El Gordocheetos de hoy viene fuerte.

¿Cómo vais? Toca hablar un poco de cómo va la cosa por El BloJ y sus satélites pertinentes. Quizá habréis notado cierto descenso en el ritmo de publicaciones últimamente, y sí, estáis en lo cierto, pero tranquilos, porque todo sigue igual y son dos los factores que han coincidido con este pequeño parón. El primero es que dedico más tiempo que antes a los análisis. Esto es curioso, porque el formato de blog cada vez es más deporte de riesgo y los lectores entran con cuentagotas, pero por alguna razón últimamente estoy muy contento con la forma en la que van saliendo los análisis. Segundo, porque me he juntado con monstruos para empezar 2022 como God of War o Final Fantasy VII Remake que no son precisamente juegos que pueda completar en una sentada. Estad tranquilos pues, aquellos que seguís entrando por aquí -os quiero mucho-, porque todo sigue igual. Tonto de mí, ahora he empezado el Yakuza Kiwami 2, como queriendo recrearme en esto de juegos eternos y no escribir nunca sobre lo que voy jugando.

Ahora bien, peores noticias tengo para los amantes de mis streamings en el canal de Twitch -también os quiero-, y es que por varios motivos entre los que destaca estar hasta las narices de todos los problemas que tengo siempre a todos los niveles, he decidido hacer un pequeño parón y cambiar el programa para hacer los streamings así como los overlays y alertas en general, entre otras cosas. Volveré y no creo que tarde mucho, pero ahí queda la actualización mental para vosotros.

Y como me gusta darme en la boca a mí mismo, justo cuando acabo de decir que es que sólo juego a grandes obras maestras y no tengo tiempo para otros, voy y hago lo contrario. Toca hablar de uno de esos juegos que no dan como para un análisis completo pero que he jugado, por caprichos del destino -AKA mi tirada aleatoria a todo mi backlog-. El afortunado fue en esta ocasión Please Close the Doors, un juego donde una serie de poco carismáticos personajes quedan atrapados en un ascensor donde nos tocará descubrir quién es el asesino. Este enésimo cluedo suena decente en concepto pero acaba siendo desastroso en ejecución, con una inexplicable interfaz que mina por completo cualquier atisbo de lucidez. Incumple tantos principios básicos del diseño de videojuegos que no sabría ni por dónde empezar, así que resumamos todos sus problemas en que debéis alejaros de él. Su 0 en aspectos jugables no es ninguna exageración.

Ah, bueno, voy a contradecirme otra vez porque con una no me vale, y es que empecé el Young Souls, el juego de 1P2P que me pilló por sorpresa y disfruté el tiempo que le dediqué como demuestran un par de tweets míos poniéndolo como uno de los tapados de lo que va de año. La verdad es que cuando el juego empezó a asentarse me perdió un poco de magia. En cualquier caso, el verdadero responsable de que no haya seguido con él y lo haya abandonado vilmente, fue la llegada de Tunic por sorpresa a Game Pass de lanzamiento, como cuando tu hijo se presenta en casa sin avisar para robarte las croquetas. Ha merecido la pena el cambio, no voy a engañaros, pero vuelvo a recalcar que Young Souls tiene como mínimo una oportunidad, aunque yo le haya traicionado.

Terminamos con un poco de mahjong. Si habéis leído otros capítulos del Diario de un Gordocheetos sabréis que fui preso del mahjong de los Yakuza durante mucho tiempo, y aunque todavía no creáis que sé jugar del todo sigo viviendo por y para él. Por eso, cuando empecé Yakuza Kiwami 2, lo primero que hice fue buscar el susodicho minijuego para comprobar que no estaba. En serio, llegué a pensar que habían sido capaces de dejar toda la morralla de minijuegos de cartas y casinos pero que habían quitado el más mejor de los mejores. No fue así, y lo único que pasaba es que el mahjong estaba como medio metido en el progreso de la historia. Tras llegar a desbloquearlo celebré con entusiasmo su llegada, a la vez que calculaba mentalmente las horas que iba a perder allí, sumido en, además, esa nueva interfaz morada y esas fichas simplificadas para nosotros, los sucios occidentales. El auténtico modo fácil del Elden Ring. En cualquier caso, que no se relaje el mahjong, porque el gachapon de chicas de compañía le está comiendo el terreno.