Amnesia: A Machine for Pigs

Amnesia: The Dark Descent sorprendió al 30% de aquellos que lo jugaron. El resto, simplemente lo alabó casi por inercia. A mí siempre me pareció un buen juego sin más, que no daba tanto miedo como para dedicarle un apartado en cada youtuber que se graba jugando. No creáis que se me ocurren muchos más títulos que me den miedo, así que la cosa va un poco más por insensibilidad hacia el género que por otra razón. Con todo y con eso, el primer Amnesia tenía un punto diferente. Es cierto que muchos de los méritos que la gente atribuye al juego son herencia de la magnífica y demasiado marginada saga Penumbra, pero Amnesia fue de algún modo un paso más en el género.

A Machine for Pigs empezó siendo una especie de mod de Amnesia a cargo de The Chinese Room (responsables de Dear Esther), que acabó albergando tal cantidad de recursos que decidieron darle la categoría de "secuela". Y digo "secuela" porque sí, transcurre en el mismo universo que The Dark Descent, e incluso hay algunas referencias al mismo, pero se trata de una historia completamente nueva. Esta vez la trama nos lleva a Inglaterra, y nuestra obsesión será encontrar a nuestros hijos que nos van llamando fantasmagóricamente durante todo el juego mientras intentamos solventar nuestro oportuno problema de Amnesia.

Muy inglés todo

Tenía bastantes expectativas con esta segunda entrega de Amnesia. La razón es que no disfruté demasiado de la primera, pero a la misma vez no tenía razones que justificaran mi no fascinación, así que todo me hacía pensar que en el siguiente intento la cosa iba a petarlo con poco que se pareciera. Evité todo contacto con cualquier cosa relacionada, y lo único que esperaba eran cerdos derivados de su título "A Machine for Pigs", pero conseguí llegar a jugarlo sin ver una sola imagen del juego.

Amnesia: Willow Edition

Así que mis primeros, pongamos, cuarenta y cinco minutos, fueron maravillosos. A la gran ambientación había que sumarle el hecho de que cada vez que daba un paso sentía la inquietud de estar más cerca de conocer a qué me enfrentaba. La cosa no llegó al miedo tampoco, pero sí a la tensión en muchas ocasiones. Además, prefería esta ambientación más cercana y esos escenarios en la mansión con esas galerías de arte tan gigantescas a los castillos y mazmorras sucios y húmedos de The Dark Descent.

Pronto mis expectativas quedaron reducidas. Más o menos después de tener el primer encuentro con las criaturas que aparecen durante el juego acabé bajando la guardia y empecé lo que fue una especie de paseo sin mayores complicaciones, y es que a Amnesia le faltan enemigos por doquier. No te sentirás especialmente amenazado más de cuatro veces, y lo que antes era una mezcla muy apropiada de puzle-supervivencia-terror ahora se transformó en una especie de Creepy Dear Esther, sólo que sin la vena abstracta.

El esperanzador comienzo

Cuando uno piensa en Amnesia uno piensa en los yesqueros, en la gestión del inventario en general y en la incomodidad que suponía el tema de la pérdida de cordura, que a veces hacía parecer todo demasiado incoherente. Aquí contamos con un farol infinito y nada más, ni cordura, ni inventario ni nada que se le parezca. Dicho farol no alumbra nada de nada, lo cual en determinados momentos se agradece, pero uno acaba cansándose de tanta oscuridad. Y es que la oscuridad es extrema en el juego, al nivel del Call of Cthulhu: Dark Corners of the Earth y hasta el punto de la incomodidad. Por supuesto hay algo de intención en todo esto, pero a la hora de jugarse es sumamente incómodo estar recorriendo engranajes y tuberías a oscuras que distan mucho de los escenarios atractivos de los primeros minutos. Se pueden hacer escenarios tétricos, oscurísimos e incluso incómodos para el jugador sin que se llegue al grado del resoplido. Que se lo digan al Silent Hill.

Siluetas al fondo y una oscuridad claustrofóbica

Pero lo que de verdad hace que uno se pregunte sobre lo necesario que era este A Machine for Pigs es el terror. La propia definición del primer Amnesia es lo que sentencia a esta segunda parte. Es como si en The Chinese Room no se hubieran enterado de nada de lo que era el primer Amnesia. Puedo describiros Amnesia de mil maneras, pero sin duda lo que marcaba la diferencia era esa aleatoriedad en la generación de los monstruos. El hecho de presentarte zonas donde puede o no haber monstruos que te hagan atrancar puertas para evitar su entrada (cosa que aquí no ocurre en ningún momento), y que te hagan usar las teclas Q y E para asomarte por los bordes antes de doblar una esquina sin saber qué vas a encontrar. Para potenciar todo eso, se añadían puzles que te obligaban a deambular por la zona, mientras que las criaturas también lo hacían. No podías salir por patas con los ojos cerrados para no ver lo que tenías delante, tenías que pulular e investigar por las zonas para encontrar las piezas que accionaban un mecanismo que te abría la puerta de salida en la mayoría de los casos.

Amnesia: A Machine for Pigs es justamente lo contrario a eso. Se han eliminado los puzles, por lo que tu única preocupación es salir vivo sigilosamente de donde te encuentres. Es el terror lo que falla, ese terror que ha dejado de ser un terror más psicológico para unirse al susto y el sobresalto sin más. Cerdos que corren delante de ti en la calle perpendicular que estás a punto de cruzar, y que jamás cambiarán su rumbo para atacarte. Sustos programados, todo muy scriptado, sin grandes posibilidades para apreciar una IA bastante pobre.

Pues ahí están, de buffet libre

En general, las sensaciones de A Machine for Pigs son bastante negativas, pero también se debe a que en su comparación con el anterior sale perjudicado. No obstante, la historia también es mucho más cercana, más asumible y también más predecible. Esto, lejos de ser un desengaño, es en cierto modo una virtud, ya que está tan bien contada y la idea detrás de ella es tan buena que no te importa que todo vaya sucediendo según habías imaginado. Su duración tampoco da lugar a granes giros argumentales.

Otro de sus puntos fuertes, si no el que más y que merece mención aparte, es el tema de los efectos de sonido y la música. Después de jugar al juego uno se da cuenta de lo poco que explotan el tema del audio en los juegos. A Machine for Pigs es absolutamente prodigioso, y casi merece la pena ser jugado por ello. Da mucho más miedo el ruido de la maquinaria que nos rodea que las criaturas que allí habitan. La música es especialmente inquietante, redondeando el apartado sonoro como creo nunca había visto en un juego, con esos pasajes operísticos que tanto daño hacen a nuestro sistema nervios.

En el fondo es una secuela espiritual de Imagina Ser Charcutero

Así que sí, A Machine for Pigs sale perdiendo y mucho. Esto es ser un poco nazi de más, pero si te gusta más éste que el primero es que no acabaste de entender de qué iba The Dark Descent. ¿Recomendable? Creo que en este caso nunca seré capaz de contestar a esa pregunta...