Sabes que los rusos están hechos de otra pasta cuando tienen una palabra que significa muerte a los espías. ¡Smersh!
Día 1 (Tiempo de juego - Tutorial completado): Un tutorial bien largo que te enseña a disparar, tirar granadas, los controles de movimiento en general y la parte de sigilo. Todavía un poco abrumado por tanto control, no sé cómo responderá durante el juego pero huele a clon de Hitman. También he quedado impresionado por los gráficos, muy logrados.
(Tiempo de juego - Tercera misión completada): Un Hitman descarado, pero sin tantas posibilidades. De momento Death to Spies apuesta por un sigilo básico pero a la vez increíblemente bien conseguido. Las patrullas enemigas son largas y difíciles de predecir en muchas ocasiones, y los alemanes tienen un ojo tremendo para detectar cualquier cosa sospechosa. Muy contento con el juego, a pesar de que en la tercera misión he tenido que convertir la parte final en un shooter y el juego no está tan trabajado en ese aspecto. Espero que apueste mucho más por el sigilo de las dos primeras misiones, pero de momento no tengo grandes quejas sobre él.
Death to Spies apareció en nuestras vidas en 2007 gracias a Haggard games, y sus referencias saltan a la vista desde el primer minuto. Death to Spies no es más que un Hitman de mercadillo, un Hitman al que le han quitado el código de barras y detectores para que la alarma no suene y que se ofrece con todas y cada una de las mecánicas de nuestro alopécico Agente 47. Bueno, todas o casi todas, porque precisamente la que más me gusta de la saga Hitman es la que no está presente en Death to Spies.
Vamos por partes.
El juego consta de diez misiones donde pasarás más tiempo mirando el mapa que la pantalla, y es que en el mapa figuran las líneas de visión de los agentes enemigos en plan Commandos. Los últimos niveles están tan plagados de gente que es una verdadera gesta encontrar un punto donde nadie te esté viendo.
Si buscas un juego de sigilo Death to Spies tiene el sigilo muy bien elaborado. Es más, me atrevo a decir que lo elabora tanto que estamos ante uno de esos casos donde la simulación está mal entendida. La IA enemiga es bastante aleatoria, las patrullas son extremadamente largas y lentas y cualquier mínima acción atrae la atención de todo el campamento. Abrir una puerta hará que todo el mundo se gire hacia ella. Pegar un golpe o emitir un silbido hará que los guardias acudan a la zona o no en función de si les viene en gana. En definitiva, hay demasiada aleatoriedad en una IA que está bien hecha pero a la vez mal ejecutada. El juego acaba siendo por ello realista, pero también menos divertido.
¿Cómo contraataca el jugador ante algo así? Usando y abusando del sistema de guardado rápido. Si ya de normal en estos juegos grabas partida a cada paso, no os quiero ni contar en un juego así. Las teclas de guardado y cargado rápido las vais a usar más que el WASD de manera enfermiza, con el siempre peligro latente de grabar una partida cuando no debéis porque hay una alarma que está en camino. La dificultad es un problema, aunque lo del guardado rápido evidentemente suavice mucho la cosa. Por mucho que os empeñéis no vais a conseguir una misión del tirón. Ni siquiera con la mayor de las suertes.
Asimilando esto, Death to Spies se torna un buen juego, pero por desgracia las buenas sensaciones se empiezan a disipar cuando avanzas por las misiones y los objetivos y procedimientos son siempre similares. Pasarás el 90 % del tiempo buscando al oficial de mayor rango para noquearle y conseguir su ropa. Si en Hitman eso era importante en Death to Spies es el pilar fundamental. Conseguir estas ropas te otorgan accesos a otras zonas restringidas en principio donde están tus objetivos. Desgraciadamente, no hay mucho más que eso en el juego.
Y eso es lo que se me pasaba por la cabeza cuando decía que es un Hitman al que le faltan cosas. No hay creatividad en los niveles, no hay ninguna manera ingeniosa de cumplir los objetivos salvo en un par de momentos muy concretos. Disfrazarse, entrar hasta lo más prohibido de la zona y ejecutar allí al nazi de turno. Es difícil, pero no creativo, y conforme avanza el juego en vez de arrojar novedades lo que se te echa encima son patrullas y niveles cada vez más gigantescos de nazis hasta la bandera.
El aspecto gráfico es bastante bueno para 2007, y no tiene problema a la hora de aguantar resoluciones mucho mayores propias de los tiempos actuales. Donde sí que falla es en un apartado sonoro paupérrimo, con un doblaje malísimo y, sobre todo, la ausencia de sonido durante el juego. No hay ruidos de pisadas ni siquiera ambientales.
No es tan soso como otros juegos como aquel Velvet Assassin, pero desde luego no tiene ese ingenio que tenía la saga de Hitman. Es un buen juego que tenía a tiro cosas mucho mejores y que no quiso agarrarlas.
Death to Spies apareció en nuestras vidas en 2007 gracias a Haggard games, y sus referencias saltan a la vista desde el primer minuto. Death to Spies no es más que un Hitman de mercadillo, un Hitman al que le han quitado el código de barras y detectores para que la alarma no suene y que se ofrece con todas y cada una de las mecánicas de nuestro alopécico Agente 47. Bueno, todas o casi todas, porque precisamente la que más me gusta de la saga Hitman es la que no está presente en Death to Spies.
Vamos por partes.
El juego consta de diez misiones donde pasarás más tiempo mirando el mapa que la pantalla, y es que en el mapa figuran las líneas de visión de los agentes enemigos en plan Commandos. Los últimos niveles están tan plagados de gente que es una verdadera gesta encontrar un punto donde nadie te esté viendo.
Si buscas un juego de sigilo Death to Spies tiene el sigilo muy bien elaborado. Es más, me atrevo a decir que lo elabora tanto que estamos ante uno de esos casos donde la simulación está mal entendida. La IA enemiga es bastante aleatoria, las patrullas son extremadamente largas y lentas y cualquier mínima acción atrae la atención de todo el campamento. Abrir una puerta hará que todo el mundo se gire hacia ella. Pegar un golpe o emitir un silbido hará que los guardias acudan a la zona o no en función de si les viene en gana. En definitiva, hay demasiada aleatoriedad en una IA que está bien hecha pero a la vez mal ejecutada. El juego acaba siendo por ello realista, pero también menos divertido.
¿Cómo contraataca el jugador ante algo así? Usando y abusando del sistema de guardado rápido. Si ya de normal en estos juegos grabas partida a cada paso, no os quiero ni contar en un juego así. Las teclas de guardado y cargado rápido las vais a usar más que el WASD de manera enfermiza, con el siempre peligro latente de grabar una partida cuando no debéis porque hay una alarma que está en camino. La dificultad es un problema, aunque lo del guardado rápido evidentemente suavice mucho la cosa. Por mucho que os empeñéis no vais a conseguir una misión del tirón. Ni siquiera con la mayor de las suertes.
Asimilando esto, Death to Spies se torna un buen juego, pero por desgracia las buenas sensaciones se empiezan a disipar cuando avanzas por las misiones y los objetivos y procedimientos son siempre similares. Pasarás el 90 % del tiempo buscando al oficial de mayor rango para noquearle y conseguir su ropa. Si en Hitman eso era importante en Death to Spies es el pilar fundamental. Conseguir estas ropas te otorgan accesos a otras zonas restringidas en principio donde están tus objetivos. Desgraciadamente, no hay mucho más que eso en el juego.
Y eso es lo que se me pasaba por la cabeza cuando decía que es un Hitman al que le faltan cosas. No hay creatividad en los niveles, no hay ninguna manera ingeniosa de cumplir los objetivos salvo en un par de momentos muy concretos. Disfrazarse, entrar hasta lo más prohibido de la zona y ejecutar allí al nazi de turno. Es difícil, pero no creativo, y conforme avanza el juego en vez de arrojar novedades lo que se te echa encima son patrullas y niveles cada vez más gigantescos de nazis hasta la bandera.
El aspecto gráfico es bastante bueno para 2007, y no tiene problema a la hora de aguantar resoluciones mucho mayores propias de los tiempos actuales. Donde sí que falla es en un apartado sonoro paupérrimo, con un doblaje malísimo y, sobre todo, la ausencia de sonido durante el juego. No hay ruidos de pisadas ni siquiera ambientales.
No es tan soso como otros juegos como aquel Velvet Assassin, pero desde luego no tiene ese ingenio que tenía la saga de Hitman. Es un buen juego que tenía a tiro cosas mucho mejores y que no quiso agarrarlas.
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