RPG de acción cooperativo para gente no marginal. No como yo que los juego solo.
Soma Bringer es uno de esos juegos que no abandonó el país del sol naciente una vez apareció en 2008. Deasarrollado por Monolith Soft (Xenosaga, Baten Kaitos), está considerado una de las experiencias RPG cooperativas más memorables ya la vez desconocidas de la maravillosa Nintendo DS. Mi experiencia con él ha sido, como no podía ser de otra forma y como ya me pasó con el maravilloso Dragon Quest IX, la de un juego single player.
Pero hay juegos en los que, sin haber jugado ni catado su experiencia multijugador, te haces una perfecta idea de lo que es, y Soma Bringer tiene la pinta de ello. La IA de los bots es, de hecho, muy decente, y es que irás acompañado por dos luchadores a tu elección que equilibrarán tu equipo. Dependiendo del personaje que lleves (el cual seleccionas de entre una larga lista al empezar) es aconsejable elegir unos compañeros de equipo adecuados. Lo malo es que no hay suficiente feedback sobre tus compañeros y muchas veces no sabes si hay una combinación que mejoraría tu elección.
Con respecto a la elección de personaje, aparece un problema que no deja de ser malo a pesar de ser esperado. En Soma Bringer seguirás la historia de los miembros de la séptima división de Pharzuph, y tendrás que elegir al principio a uno de ellos. Hueles cuál es el protagonista, pero se te ofrecen varios personajes. Efectivamente, pronto te das cuenta de que nada cambia en la historia con respecto a quién elijas y que eres un personaje secundario. En mi caso cogí a Cadenza, y sólo me sentí protagonista por un capítulo. Quizá por esto, la historia de Soma Bringer me pareció extremadamente aburrida, y es una de las principales razones por las que Soma Bringer no me caló todo lo que debió. Imaginad que podéis jugar a Final Fantasy VII seleccionando a Tifa, y vivís todos los acontecimientos desde su perspectiva.
La primera hora de Soma Bringer es espectacular. Los escenarios, los gráficos y las sensaciones son las de uno de los mejores juegos para Nintendo DS. Sin embargo, esto se esfuma cuando te das cuenta de que el juego está dividido en mazmorras, y tu paso es anecdótico por las ciudades en las que no podrás interactuar con casi nada. Olvidad por una vez el topicazo del RPG donde puedes entrar en todas las casas a robar todo lo que pilles. Hablad con los personajes que aporten misión y partid hacia tierras llenas de enemigos que no se regeneran... hasta que apagas la consola. Esto es bastante curioso y probablemente ocurra en otros juegos. Resulta que los enemigos se regeneran únicamente al apagar la consola, por lo que si cogiéramos y jugáramos una maratón de Soma Bringer para pasárselo del tirón (un hipotético caso) nos encontraríamos con que no hay enemigos para subir de nivel.
Pero más que subir de nivel en Soma Bringer lo que tenemos que hacer es encontrar equipo adecuado. En este sentido, Soma Bringer ofrece una variedad de armas, armaduras y accesorios magnífica. El sistema es parecido al de Borderlands, con armas que van catalogadas en colores en función de su rareza y con mismas armas que tienen distintas características. Soma Bringer es uno de esos juegos de "farmear", de matar a los enemigos más fuertes unas cuantas veces para subir nivel y sobre todo para mejorar el equipo, sobre todo si se juega en cooperativo ya que en ningún momento mejoraremos el equipo de los bots si lo jugamos solos. Además de la ya de por si basta variedad de equipo, podemos personalizarlo añadiéndoles orbes que tienen distintos efectos.
En Soma Bringer personalizamos mucho nuestro personaje. Podemos asignar los puntos de habilidad a distintos parámetros con el fin de crear un experto mago o un tanque mortal. Asignaremos los ataques especiales que hemos desbloqueado a los botones de la DS según queramos con el objetivo de realizar batallas bastante dinámicas, y es que no hay menú de pausa como tal, por lo que si estamos en medio de una batalla no podemos ir al menú a curarnos con una poción. Para ello, hay que usar el "bolsillo" donde tendremos asignados los objetos también a los botones. Así, cambiaremos entre el modo batalla y el modo bolsillo en batallas trepidantes donde no hay tiempo para la pausa.
Las mazmorras son laberínticas, y aunque tengamos en todo momento un mapa nos perderemos mil y una veces. La cosa no llega ni mucho menos a los extremos de juegos como Shin Megami Tensei: Strange Journey, pero sí que nos hará dar más de una vuelta sin dirección clara antes de llegar a nuestro destino deseado. Por lo menos así subiremos de nivel y mejoraremos nuestro equipo.
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