¡Qué Pasa Neng!

La alianza alfajito, esa organización de clara tendencia terrorista, se ha cobrado la primera víctima haciendo a un tal NeoJin que juegue a ¡Qué Pasa Neng! en el ¿A qué juego quieres que juegue? #5

El Neng es... espera... no hace falta que os diga quién es el Neng ¿verdad? Decidme por favor que sabéis sin ningún tipo de duda quién fue el Neng y no me hagáis sentir tan viejo. Bueno, el caso es que me puse un chandal, instalé un emulador de PS2 en el coche tuneado (lo tuneé para tal evento) y me dispuse a jugar a un juego del cual no sabía qué podía encontrar. Normalmente cuando he probado algún juego basurero basado en algún personaje efímero de televisión suele ser un juego muy cutre de plataformas, pero el Neng me tenía preparada alguna que otra sorpresa (de no gran calidad).

Tras buscar algún video en youtube para saber a qué me enfrentaba, detecté una enorme cantidad de comentarios señalando que la desarrolladora Phoenix Games era un auténtico prodigio en esto de hacer verdaderas bazofias. Si no sabéis qué juego recomendarme ya sabéis donde quizá tengáis un filón. El caso es que dejé de autotorturarme poniendo videos y me dispuse a empezar el juego, y ya el primer video introductorio me ponía sobre aviso recordándome lo dura que fue para España la época del Neng. Decimos ahora de la crisis, pero madre de Dios. Podéis ver el video a continuación (a una inmensa calidad).

Después de esto, un menú hecho con la más nefasta de las tecnologías y con colores amarillos y verdes chillones a la altura del mejor de los Neng me esperaba. En él, únicamente dos opciones, o empezar el "modo historia" o elegir uno de los juegos, y es que ¡Qué Pasa Neng! va de minijuegos sin mucho sentido que debemos ir consiguiendo para luego poder elegirlos manualmente desde el menú principal.

Cinco juegos, si no me equivoco, o quizá seis, porque lo jugué hace ya mucho tiempo (fue de los primeros) y no me acuerdo. Cada uno con la excusa de alguno de los momentos que el Neng protagonizó en Buenafuente, ese programa que asesinó a Crónicas Marcianas pero del que ya nos hemos olvidado casi por completo. Así por ejemplo, el primer video que nos encontramos es el del Neng rodeado de sus secuaces entrando en un coche, un poco en plan "¿cuánta gente cabe en un seiscientos?". Tras dejarnos helados, comienza nuestro primer juego, un tetris en tres filas que debemos completar para avanzar al siguiente nivel.

Uno de los videos introductorios

De esta manera, vamos viendo videos y a continuación jugando a juegos que tienen que ver con los videos. Primero un Tetris (de los más difíciles, todo sea dicho), después pulsar los botones correctos en lo que parece un intento de juego musical, cazar moscas con la nariz a ritmo del movimiento característico de cabeza del Neng, manejar un cochecito resolviendo puzles en un tipo de juego muy característico que no sé como se llama pero que he jugado un millón de veces (empiezas por los bordes y tienes que ir levantando el panel haciendo cuadrados sin que los enemigos toquen tus líneas de borde en borde) y finalmente una ruleta de la fortuna que es colmo de las injusticias y que no sé cómo conseguí terminarla, ya que es bastante aleatorio. Al final, unos títulos de crédito amarillentos y verdosos. Ya podéis decir que lo habéis jugado.

La ruleta de la infortuna

Pero la fiebre del Neng fue poderosa, tanto como efímera. Luego aparecería el Chiquilicuatre, pero me hubiera gustado ver al Neng de Eurovisión, y es que llegó a sacar un disco. Bueno, no lo sé, y la verdad, y si tiene un videojuego de Playstation 2 es bastante menos llamativo que sacaran un disco. De dicho disco intuyo sacaron las canciones para hacer la banda sonora de este despropósito humano. Canciones cantadas por el Neng que harán las delicias auditivas de cualquier amante de la música. Una maravilla audiovisual en toa su extensión.

Lo mejor de todo, que es corto, lo peor, que como "mueras" tienes que empezar desde el principio. Alfajito, yo os tenía cariño.

Esto sí que es blur motion. Dan ganas de ponerse gafas 3D. Adelantado a su tiempo. Joya incomprendida