Sangre, balas y bananas. Bueno, a veces también sartenes. ¿Habrá sobrevivido a las enormes expectativas que tenía?
En cuanto vi My Friend Pedro quedé enamorado de él. La movilidad de los juegos Stickman potenciada por un descarado y casi surrealista ragdoll, combinado con el recreamiento del slow motion de la saga Max Payne para ofrecer secuencias del cine de acción sacadas de la mente de los más dementes directores de la Hong Kong contemporánea. Era imposible no añadir a la lista de deseados el juego que además venía apadrinado por Devolver Digital.
Entra en esa habitación rompiendo los cristales de la ventana montado en patinete, patea éste para que golpee al primer matón que aparece junto a ti mientras apuntas con tu Uzi al que te intenta sorprender por arriba. Cambia de arma durante la voltereta aérea para esquivar los primeros tiros a tu escopeta y revienta al enemigo que sólo puede ver como su cuerpo estalla en pedazos, los cuales patearás para que choquen contra los supervivientes restantes que pelean por su vida en una ensalada de tiros sin cordura potenciados por una sartén que hace rebotar todas y cada una de las balas por el escenario llegando a los matones más escondidos. Esto, y muchísimo más, es lo que verás en My Friend Pedro una y otra vez.
Además de los controles básicos, donde destaca el uso de armas dobles mediante un eficaz sistema de apuntado dual -obligatorio usar teclado y ratón, diría- My Friend Pedro se compone de varios extras en forma de elementos interactuables en el escenario en buena -aunque algo corta- cantidad. Esto hace que las coreografías y bailes de balas tengan un especial encanto, y consigan una libertad considerable en un juego que no deja de ser un shooter en dos dimensiones, con las limitaciones en jugabilidad que eso implica.
Desgraciadamente y como suele pasar salvo que te llames Cuphead, las expectativas estaban muy elevadas y no fueron cumplidas ni de lejos. Estamos hablando de un juego que esperé durante mucho, pero mucho tiempo, y lo que acabé encontrándome es un buen juego sin más, que no ofrecía ninguna gran novedad con respecto a un trailer que ya sospechaba mostraba demasiado. Aunque no puedo decir que My Friend Pedro no me gustara, sí que puedo decir que todas las sensaciones de quinceañero boquiabierto y ojiplático llegaron con el trailer, y jugar al juego no generó en mí ni la mitad de la emoción.
Historia sin interés, aunque sea esto lo último a valorar. Estamos ante un juego que se completa en dos tardes, pero que invita a la rejugabilidad para mejorar tus puntuaciones. Hay más de una vez que sí que repetí niveles porque estaba perdiéndome parte de la diversión que DeadToast Entertainment había preparado para mí, pero tampoco sentí la necesidad de volver a rejugar el juego entero una vez terminado.
Y es que My Friend Pedro, más allá de la decepción por elevadas expectativas, no sabe muy bien cómo presentar desafíos interesantes al jugador. No sabe cómo pensar fuera del plano de las 2D para presentar una dificultad más justa, o más precisa al menos, y en cuanto intenta complicártelo con enemigos más duros el juego pierde su gracia. Sin duda My Friend Pedro se disfruta más como un festival casi de trucos donde eres un super humano capaz de encadenar combos como un poseso, y fracasa cuando el juego te exige pararte detrás de una cobertura para matar con precisión al siguiente enemigo y que te quite la menor vida posible. No encuentra el equilibrio entre la pandilocura y el juego de acción desafiante.
Recomiendo My Friend Pedro, no os engañéis, sobre todo porque dudo mucho que haya tanta gente con las expectativas a mi mismo nivel, pero considero que ofrece demasiado poco cuando le llevas siguiendo la pista tiempo. Lo que viví en los trailers ya estaba vivido, esa rave de balas era un poco como si me contaran un chiste muy gracioso una segunda vez.
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