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3 oct 2024

A TINY STICKER TALE - ANÁLISIS

 

Cuando lo wholesome y lo jugable casan por naturaleza.




Me he cruzado de una forma completamente anecdótica con A Tiny Sticker Tale, un juego que veíamos en PC y Nintendo Switch hace exactamente un año y que ahora anuncia versión física especial -volveremos con esto más adelante-. Con motivo de ese lanzamiento, Meridiem Games me ha dado la oportunidad de escribir la reseña del título desarrollado por Ogre Pixel, cosa que acepté motivado por la escasa duración del título, que dependiendo de tu destreza y tus exigencias completistas oscila entre la hora y el par de horas.


Como suele pasar en esta vida, los mejores perfumes vienen en frascos pequeños, y de ser un juego anecdótico al que no le hubiera prestado mayor atención ha pasado a ser una de las mayores sorpresas que he tenido en este 2024. He jugado muchos juegos de este estilo, o mejor dicho, muchos juegos que ocupan esta casilla concreta año tras año, y diría que A Tiny Sticker Tale estaría entre los primeros que recomendaría.




La premisa es sencilla, y tardamos medio minuto en llegar a ella. Vas arrancando del escenario elementos que se convierten en pegatinas, las cuales te puedes llevar a cualquier otra parte de un mundo que se presenta en forma de libro de pegatinas, como si fuéramos pasando páginas para ubicarlas donde nos dé la real gana con la ventaja, eso sí, de que no se desgastan como en la vida real. Así, empezarán a sucederse pequeños encargos como "plántame cinco árboles" o "lleva la sierra al carpintero", en un mundo interconectado donde tu único enemigo será la limitación del inventario centrada en el espacio físico para esas pegatinas. Guardarte un árbol te ocupará medio inventario, pero guardar una piedrecita tomará poco espacio.


Cadena de recados


El juego se resume en llevar objetos -convirtiéndolos en pegatina al cogerlos- del punto A al punto B, para que ese punto B genere nuevos objetos que llevar al punto C, en una cadena de intercambios que nos llevará a ver el final del juego. Suena simple, y lo es, no nos engañemos, pero lo cierto es que pronto empiezan a añadirse implicaciones jugables que acercan a A Tiny Sticker Tale a un juego de puzles similar a lo que podíamos encontrar en la saga Scribblenauts, la cual se me vino a la cabeza en más de una ocasión. Los elementos interactúan entre sí, y más allá de para sacar logros escondidos sirven también para resolver algunos puzles concretos. Por ejemplo, podemos cambiar entre el día y la noche gracias a las pegatinas del sol y la luna, afectando a los entornos y ofreciendo, en algunos pocos casos, nuevas posibilidades. Otras combinaciones posibles son las de pegar en la misma página la lluvia y el sol, provocando un arcoíris, o el sol y la luna, provocando eclipses. No hay una infinidad de interacciones entre los objetos, pero sí que hay un esfuerzo por ofrecer algo más allá de un mero juego que esconde una estructura de recadero.




A Tiny Sticker Tale tiene claro que no quiere complicarte la vida, y aunque para mi gusto el mapa llega un poco tarde, solo tuve ciertas quejas referidas a no tener una lista con todas las tareas que se te van encomendando. Tampoco supone un gran problema, porque el mapa se recorre entero en un par de minutos, pero alguna vez me sentí un poco perdido vagabundeando para encontrarme con una tarea que había olvidado. Otro juego que se me vino a la cabeza fue Toem (Something We Made, 2021), aunque aquí la llamada "lista de la compra" está bastante mejor resuelta.


La casa a cuestas


Hablábamos de que tu único enemigo como tal será la limitación que supone llevar la mochila como inventario, pero el juego pega un cambio radical en el momento en el que se te concede la tienda de campaña, la cual, tal y como pasa con el mapa, creo que llega un poco tarde. Dicha tienda de campaña supone un espacio donde puedes entrar y dejar todas las pegatinas que has ido recolectando, es decir, dejar todo tu inventario, y además hacerlo de manera que se te incita a la decoración de su interior. La tienda de campaña cuenta con tres habitaciones donde podrás montarte tu casita a tu gusto, añadiendo una capa de editor y de sandbox a la historia principal que, la verdad, le va como anillo al dedo.




El giro de la tienda de campaña es que supone una extensión del inventario por completo, ya que puedes coger la pegatina de tu tienda de campaña y meterla dentro de tu mochila, llevándola contigo a cualquier sitio, de manera que en cualquier momento puedes sacarla y entrar en ella, donde en teoría has ido guardando todo tu inventario, eliminando así cualquier quebradero de cabeza referente al espacio.




Creo que el juego dura exactamente lo que debe, con un contenido adicional que invita a pasar un par de horas más a aquellos que queden enamorados de su concepto. Yo llegué sin demasiadas expectativas, y claramente jugó en su favor, pero a la misma vez sé que estamos ante un caso de un buen juego que cumple perfectamente su cometido, sin mayores pretensiones.




Clave de prensa proporcionada por Meridiem Games.


Edición física de Meridiem Games


Meridiem Games trae la edición física de A Tiny Sticker Tale, y no lo hace de cualquier manera. Por si el juego, que como veis me ha gustado especialmente, no era suficiente, Meridiem nos deja la llamada Magic Book Edition para Nintendo Switch, que incluye un libro de arte y un set de pegatinas, como no podía ser de otra manera. La edición física llegará el 10 de octubre, dentro de muy poquitos días, y ya se puede reservar.


Podéis echar un vistazo a todos los detalles en la página de A Tiny Sticker Tale de Meridiem Games.



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