Brain&Brain nos daban, en 2017, este pequeño caramelo de algo más de media hora de duración ambientado en aguas escandinavas de principios del siglo XX.
Estas aguas, mecidas por el folclore y la mitología de la región, serán navegadas por los protagonistas, tres marineros llamados Barba Prudente, Barba Valiente y Barba Inquieta, que tras encontrar un mapa dentro de una botella en la costa del pueblo se embarcan en una aventura que les llevará a huir de su rutina y monotonía, siendo este el principal mensaje que define a la obra. En su viaje, animales mitológicos como sirenas, ninfas y golems acercarán al juego a un realismo mágico infantilizado, con una apuesta por lo visual muy marcada.
Normalmente, cuando hemos jugado a otros juegos de realismo mágico, nos hemos encontrado en un lugar donde lo artístico y lo pretencioso suelen darse la mano. Obras densas, profundas y muy metafóricas, que suelen traducirse en un éxito más de nicho y donde la interpretación del jugador se fomenta y deja en volandas. Juegos abstractos, misteriosos y difíciles de definir, en una serie de características comunes y casi intrínsecos del género. Burly Men at Sea precisamente viene a demostrar que hay lugar para obras no tan trascendentes, ejercicios de realismo mágico más superficiales y a la misma vez densos, en una narración simplona y directa, abrazando un tono simpático en todo momento y consiguiendo, casi irónicamente, darle una mayor realidad y cotidianeidad al relato.
El aspecto visual, y las intenciones de diseño de Brain&Brain, van en sintonía con todo ese concepto de realismo mágico simplificado. Burly Men at Sea es un relato de fantasía que se presenta como un libro para niños, en una mezcla de visual novel con point & click donde manejas realmente la viñeta y no tanto al personaje, y donde hay una preocupación por emplazar elementos interactuables en el entorno, que reaccionan a nuestros clicks. No es una interacción tan potente como la de, por ejemplo, Old Man's Journey (Broken Rules, 2017), pero sí que tiene ese punto de libro interactuable lleno de capas para niños, con un punto del estilo de Amanita Design, del cual imita tono y, sobre todo, sonido.
Su reducida duración hace que sea difícil catalogar Burly Men at Sea como un producto trascendental, o como un pilar de su género, pero a la misma vez, es otro indicativo del abrazo a la sencillez que pretende. Quizá incluso le sobra esa capa de bucles y de gran cantidad de finales ya que, puestos a simplificar, estaría bien haber llevado la apuesta al límite.
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