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9 abr 2023

ROAD 96: MILE 0 - ANÁLISIS


Vamos a intentar poner en orden todo lo que Digixart no parece conseguir con su juego.




Lo primero, una pequeña advertencia: este análisis va a ser raro porque no he jugado a Road 96, juego de 2021 también desarrollado por el mismo equipo de Dixiart. Este Mile 0 es una precuela del mismo, y de alguna manera en todo momento me he sentido fuera de lugar, como si me hubiera colado en una fiesta sin invitación. Por ello, pasaron por delante de mí todas las referencias e incluso el contexto sin que pudiera abrazarlo en ningún momento. Es por esto que me gustaría que este análisis sirviera para aquellos que queden atraídos por esta propuesta, pero se preguntan si quedarán satisfechos o no al no haber jugado al primero. La respuesta, dicho pronto y mal, es que no, porque tengo la sensación de que hay un punto en el tono, en el humor y en la mera presentación, que hace a este Road 96: Mile 0 un tanto umbilical de más. Prefiero pensar eso, a abrazar las ideas tan negativas que me sobrevolaron en algunos momentos del juego.


Me es difícil describiros esta explosión creativa de Digixart, que valoro por completo, pero que se me ha pasado de estridente. Podemos decir, de una manera global, que estamos ante un juego de toma de decisiones, pero que se intercala con pequeños minijuegos tan dispares como clavar unas tablas, hacer un grafiti o incluso repartir periódicos en una base de shooter on rails -sí, como lo oís- casi como si se tratara de un WarioWare con historia. Pequeños apartados creativos que sin duda dinamizan la aventura, y que tienen su punto álgido en diversas fases de patinaje/skate amenizadas con una música que acompañan rítmicamente en todo momento, y que quedan salpicadas por partes de QTE.




Este núcleo jugable, que se siente como una especie de muy lejano Sayonara Wild Hearts (Simago, 2019), es más un motivo para avanzar que un reclamo jugable. El uso de la cámara es nuestro mejor aliado para intentar transmitir estas sensaciones por escrito, ya que esta se mueve en todo momento acompañando la acción de la manera más espectacular posible, aunque eso signifique ocultar muchos obstáculos y situaciones obvias donde claramente morimos por este posicionamiento de cámara, muchas veces diametralmente opuesto a lo que el juego pide desde lo jugable. Un sacrificio de jugabilidad en favor de la espectacularidad, que yo como jugador he aceptado sin ningún problema. Aunque con limitaciones técnicas obvias, agradezco la valentía e incluso el orgullo de Digixart con estas creaciones.


No soy tan tolerante con la historia, y teniendo en cuenta que estamos ante un juego de toma de decisiones, es algo que pesa demasiado en la valoración final. No empaticé con ningún personaje, y tampoco con ninguna de las situaciones de conflictos morales presentes. De nuevo sospechando que me faltaba gran cacho de contexto, y de alguna manera fuera de lugar, no vi la toma de decisiones algo que realmente mereciera la pena ni que estuviera bien llevada. Voy más allá, el medidor en la interfaz que te posiciona hacia un extremo u otro de la aventura, no es más que una visualización de lo poco que importan las decisiones y pequeños gestos que se nos van presentando en cada momento, siempre llevados al blanco o negro materializados en abrazar el sistema o llamar a la rebelión.




Zoe y Kaito serán los dos personajes principales que controlaremos a lo largo de tres actos, quedando la relación entre ellos como un pilar a moldear por nuestra cuenta, a pesar de que las resoluciones de los conflictos entre ellos están lejos de ser idóneas. También señalar que mi partida se ha visto lastrada en muchas ocasiones por falta de contexto al no haber jugado a Road 96, pero me pongo en la piel de alguien que sí lo haya hecho, y el escenario no es del todo favorable en este aspecto, al chocar inevitablemente por definición los términos de precuela con toma de decisiones, en el sentido de que hay muchos hilos que sí o sí han de acabar de una manera prefijada para darle una coherencia a la saga.


Road 96: Mile 0 es una amalgama de sensaciones que me aportaron, en demasiadas ocasiones, más inseguridad que creatividad.


Aparte de este contexto, donde me sentí realmente perdido es en el humor. Road 96: Mile 0, e imagino que el Road 96 también, es un juego profundo, con debates morales típicos pero no por ello más livianos, donde se busca la emotividad e incluso la épica en muchos momentos. Un lienzo serio, donde aparecen chispazos de un humor absurdo y ridículo que tendrían cabida siempre en mi caso, pero que aquí encuentro vulgar y desorganizado, sumiéndote en cambios de ritmo sin control narrativo y en banalización de todo lo trascendental que el juego había creado.




Es, repito, difícil explicar el choque creativo que hay en este Road 96: Mile 0, un juego que he disfrutado, innegablemente, pero que no parece apuntar a nada. Su banda sonora puede ser una ayuda para entender la ambigüedad del título de Digixart, con canciones que van desde un tema de Offspring hasta producciones synthwave, entremezcladas con partes orquestales ambientales. En definitiva, Road 96: Mile 0 es una amalgama de sensaciones que me aportaron, en demasiadas ocasiones, más inseguridad que creatividad.




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