Dolmen Editorial, bajo su ya conocido sello Dolmen Games, publica un libro que huele a segunda parte pero que de manera independiente goza del mismo valor. Hoy nos llega este Arcade Classics Reloaded, un libro solidario con la lucha contra el cáncer, que incluye más de 350 páginas que aglutinan 50 recreativas míticas de todos los tiempos de las que, como mínimo, has oído hablar una vez en la vida.
Si bien como digo estamos ante una obra que puede ser leída independientemente, lo que tenemos en nuestras manos es el segundo volumen de aquel maravilloso Arcade Classics Collection que sin duda tendremos en mente durante toda la reseña. Os invito encarecidamente a que leáis aquella reseña, ya que los puntos comunes entre ambos libros son obvios. Es más, si echamos un vistazo a la contraportada podréis ver como se le define como Arcade Classics Collection Volumen 2, aunque Enrique Segura y Dolmen con acierto hayan decidido lanzarlo bajo el nombre de Arcade Classics Reloaded, enfatizando ese valor independiente del libro por sí mismo. En cualquier caso, la misma contraportada nos revela la salida de un Arcade Classics Ultimate en 2023, y un Arcade Classics Round 4 para 2024 -cuyo nombre me suena provisional, y de alguna manera insto desde mi humilde posición a cambiarlo-. Si a todo esto le sumamos que la línea de edición es la misma que en el primer Arcade Classics que ya reseñamos, lo que tenemos delante de nosotros es una antología de las máquinas recreativas en proyecto, a razón de 50 recreativas míticas por entrega. Eso sí, tal y como dije en el anterior volumen, que no os tire para atrás aquellos que veáis esto de las recreativas como algo prehistórico, porque diría que el 99% de los títulos que aparecen han tenido conversiones a consolas y reediciones por doquier. Es más, Enrique Segura tiende los lazos entre los salones recreativos y las consolas de sobremesa en un capítulo XI al que nos referiremos más adelante, por lo que, y hablo desde mi propia experiencia como consumidor de consolas por encima de recreativas, no os sentiréis en ningún momento fuera de lugar.
Como acostumbramos por aquí, vamos a enseñar el índice para que os sirva como guía de lo que podéis encontrar dentro de este Arcade Classics Reloaded. Quizá os llame la atención una cosa de esta reseña, y es que me pare sobre todo en la introducción, prólogo y capítulo 1 casi por encima del contenido neto del libro. Esto se debe a dos razones: la primera, que insto nuevamente a leer la reseña de Arcade Classics Collection para hacerse una idea más profunda del tipo de contenido y forma que vais a encontrar aquí, y la segunda, que considero que es en estos compases iniciales donde se dan todas las claves del libro que considero más importantes a la hora de escribir esta reseña.
La presentación de la obra corre a cargo de Enrique Segura Alcalde en una mezcla de agradecimientos y apertura del telón, o si lo preferís, de apertura de la chapa que cierra el salón con las 50 recreativas que están por llegar. Quiero decir que, si habéis leído otras reseñas de los ya numerosos libros de Enrique Segura Alcalde que he tenido el placer de leer, sabréis que siempre me he quejado de la presencia de demasiados invitados que sí, dinamizan mucho la obra, pero también la diluyen en exceso para mi gusto. Arcade Classics Collection era la excepción en ello, y ya os adelanto que el libro que tenéis ante vosotros es igual. Y os preguntaréis... ¿Qué tiene que ver todo esto ahora? Pues que en estas introducciones -y ya veremos, también en el cierre- escritas por el propio Enrique Segura, siento que tenemos al autor al 100%, con una obra de alguna manera más personal. Estoy convencido de que le pone el mismo cariño a todos sus libros, pero no puedo evitar sentir que estos Arcade Classics tienen un algo más especial, que se siente desde las páginas de apertura.
El prólogo corre a cargo de Juan Jesús Bravo Alba (Juanje Juega), y aunque se me ha hecho algo extraño eso de partir el prólogo en pequeños trozos con distintas temáticas -conectadas entre sí-, he de decir que ha sido probablemente mi prólogo favorito de cuantos libros han ido pasando últimamente por mis manos. Centrado en las dificultades de poder jugar a videojuegos a principios de los 80 antes de la explosión definitiva de las consolas, y llevando esa moneda de 5 duros al status de pasaporte hacia tus sueños. Esto, que suena tan intenso, no lo es tanto, y es precisamente eso lo que valoro. Es un prólogo de tono cómico y jovial, que destaca entre tantos prólogos que enfocan la nostalgia desde un punto un tanto sesgado bajo el clásico "cualquier tiempo pasado fue mejor". A destacar también la reflexión sobre que esto tan de actualidad como es el streaming de videojuegos no es más que una virtualización del evento social que era ir a echar una partida a los salones recreativos, donde la muchedumbre de tu alrededor hablaba y opinaba en todo momento como si de una sala de chat actual se tratase. Aplaudo especialmente de este prólogo una idea que he mencionado en varias ocasiones para este tipo de libros, y que considero que debería ser la primera gran regla a seguir cuando se escribe sobre esta época.
Hay que evitar que caiga en el olvido, sin entrar en nostalgias excesivas y ser unos cazurros del retro o negacionistas de la oferta de ocio dentro de los videojuegos que tenemos hoy.
Tras el acertadísimo prólogo, tenemos el primer capítulo de la obra que no es más que la presentación del libro, o como dice el propio Enrique Segura, la introducción de la carta de amor que es el libro hacia la época de las recreativas. También nos avisa de que aunque forma parte de un todo, puedes acudir a él de manera independiente, ya que sus capítulos se dividen en temas -con mucha sabiduría, cosa que siempre he aplaudido del autor- con un hilo conductor que se aleja de establecer meras listas faltas de alma. También nos dice algo que nos resulta familiar de todos sus libros, que escribe sobre sensaciones y recuerdos por encima de información o estadísticas, cosa que enlaza directamente con el tono cercano lejos de un carácter más enciclopédico que a veces encontramos en obras de este estilo. Tras presentar el tono, se presenta el contenido, y aquí me vais a permitir, y me dirijo también al mismo Enrique Segura que espero no se lo tome mal, que dé un consejo al respecto: ¡no lo leáis! Se desgrana todo el contenido del libro y se anuncian muchas de las recreativas que vas a encontrar. Si queréis encontraros con más sorpresas os insto a no prestar mucha atención a esa última parte de la introducción, y si me apuráis, también al índice por la misma razón. Una de las cosas que más me gusta de estos libros es pasar la página sin saber qué juego me voy a encontrar, pero cada uno que lo lea como guste, faltaría más.
Sin comerlo ni beberlo llegamos al contenido del libro. Muy continuista, hasta el punto de que casi la totalidad de la reseña que hice para Arcade Classics Collection es válida letra por letra, tanto en puntos positivos como negativos. Estamos ante un libro que se centra en juegos muy por encima de industria o compañías. Los capítulos comienzan con un texto contextual bastante amplio, antes de comenzar con una selección de títulos que va mucho más allá de 1996, año donde se cerraba el anterior libro con Metal Slug. Estas pequeñas fichas contienen cuadros con curiosidades muy interesantes, llenos de dinamismo, además de un análisis final que, tal y como pasaba en el anterior libro, sigo sintiendo que no encaja bien. Es verdad que nos transporta a aquellas revista míticas de la época donde lo de "lo mejor" y "lo peor" era muy socorrido, pero no me convence todavía, más en juegos muy clásicos que en 2022 tienen una perspectiva totalmente diferente. Toca ahora ver qué incluye cada capítulo revelando lo justo para que os hagáis una idea de lo que podéis encontrar, pero guardándonos las muchas sorpresas que Enrique Segura ha preparado dentro del libro.
Los capítulos II y III nos llevarán hasta la página 76, ofreciendo una vuelta a aquellos títulos míticos que quedaron fuera en el primer volumen. Juegos clásicos de los años 80, empezando por Q*bert y terminando con el Castlevania de recreativas. No puedo dejar de mencionar la presencia de Bomb Jack, uno de los juegos al que más horas eché cuando no tenía casi uso de razón. Es en estos capítulos donde la presencia de ese análisis final sigue notándose chocante de más por la ya atemporalidad de estos grandes juegos, y también es en estos capítulos donde esas flamantes portadas a página completa y alta resolución brillan con más intensidad, por no ser tan habituales.
Llegamos a una parte del libro donde la cultura pop hace especial presencia en los videojuegos. Los capítulos IV, V y VI, hasta la página 174, son ejemplo de cómo los videojuegos son influidos y evolucionan con el sector del entretenimiento. Cómics, cine e incluso deportes se retroalimentan entre sí para plasmar ideas y potenciarse los unos con los otros. Se menciona con acierto el ejemplo del juego de Street Fighter: La Película, basado en la película protagonizada por Jean-Claude Van Damme, que a su vez estaba basada en un videojuego, es decir, el videojuego de la película del videojuego. Especial mención hay que hacer de esto a la década de los 90, cuando parece que todo el sector del ocio estaba entrelazado de una manera todavía más clara, y donde compañías como Capcom brillaron con especial fuerza en sus recreativas con los flamantes CPS-1 y CPS-2, dejándonos títulos inolvidables aquí reflejados, como Captain Commando. También inolvidable la época de finales de los 90 donde Sega alcanzó unos niveles excepcionales en recreativas gracias a grandes sagas deportivas como Virtua Tennis o Virtua Striker -a Sega volveremos después-. Llama la atención en este bloque la existencia de un capítulo dedicado íntegramente a Star Wars, pero pronto se autojustifica con la presencia de máquinas emblemáticas tremendamente innovadores que sí o sí debían estar. En cualquier caso, como veis, tres capítulos donde sentimos la influencia de la cultura y el contexto en los videojuegos, avanzando de la mano de la sociedad.
Si tuviéramos que pensar en géneros inequívocamente unidos a las recreativas, los juegos arcade de lucha estarían entre los primeros puestos. Así, no es de extrañar que Enrique Segura dedique el capítulo VII a los juegos de lucha, aunque ya nos anuncia en su texto que no esperemos encontrar mucho Street Fighter porque eso ya pasó en el anterior libro -aunque un título de la saga aparece entre las máquinas elegidas-. Especial brillo a una auténtica reina de este género, como es SNK, pero también hay cabida al nacimiento de sagas como Tekken o Soul Calibur. En cualquier caso, puede que los juegos de lucha se asocien a los salones recreativos, pero si hay algún género que se siente casi exclusivo de estos ambientes, ése es el de los arcades de pistola. El capítulo VIII se dedica a estos grandes reyes de los 90 y principios de los 2000, con una selección de shooters sobre raíles que invitaban a los salones recreativos a todo tipo de fauna, incluyendo los que jugaban con dos pistolas -utopía de ricos- o los que hacían estridentes coreografías con ellas. Parte inseparable de la cultura de las recreativas que nos llevará hasta la página 246, aquí reflejada en juegos como Virtua Cop, Time Crisis o House of the Dead. Vale, menciono varios saltándome la regla que no iba a mostrar demasiado del contenido del libro, pero es que esto no se considera ni sorpresa. Decir eso es como no decir nada.
El capítulo IX guarda un lugar especial con Sega Naomi. Enrique Segura no oculta su amor por la compañía, el cual comparto, y dedica más de 40 páginas centradas en la llegada del sistema Naomi, tecnología tan trascendental para la querida consola Sega Dreamcast. Queda un poco raro que se incluyan en este último tramo un par de títulos de Capcom, pero se entiende cuando se pretende guardar cierto orden cronológico y apostar por un formato de capítulos con cierta narrativa.
Los tres capítulos restantes pueden ser considerados extras. El capítulo X está dedicado a entrevistas, que como he dicho en numerosas ocasiones no son mi principal atractivo. En alguna de mis reseñas decía que no tenía claro si me gustaba más el guardar un capítulo agrupando estas entrevistas o si me parecía mejor, por ser más dinámico, repartirlas en función de los temas de cada capítulo del libro, pero ahora tengo claro que prefiero este formato que se siente más como un anexo y no desvía tanto la atención del contenido principal. Sí que tengo que decir que las entrevistas me parecieron mejores que las del anterior Arcade Classics Collection, donde a veces parecían adquirir un tono algo publicitario promocionando algunos eventos y conferencias que, por la naturaleza de un libro, carecían de sentido. Menos serios nos ponemos en el capítulo XI, con los diez mandamientos que nos deja Enrique Segura sobre cómo hacer una conversión arcade pixel perfect para preservar las sensaciones de las recreativas a la hora de adaptarse a los sistemas domésticos. Un capítulo tremendamente dinámico a modo de guinda, que siempre suele acompañar a Enrique Segura en sus libros, y que sinceramente me gustaría que explotara más a pesar de que comprendo la falta de espacio asociado a títulos como estos.
Por último, tenemos la despedida de Enrique Segura en el capítulo XII. Si algo hay en común en las reseñas que he escrito de libros de este autor es que siempre me quedo con ganas de un cierre a la altura, ya que por una razón o por otra, el propio escritor no hacía la despedida, dejándosela a algún invitado y quedando un poco cojos en esa pata. Ahora sí, despedida de verdad, de esas de firma y foto. Sobre el contenido, se ahonda mucho en la vuelta el año que viene con Arcade Classics Ultimate, un libro que se siente especialmente avanzado ya que nos anuncia capítulo a capítulo lo que vamos a encontrar en él. Despedida con frase de Stephen King incluída: "Mientras ustedes sigan ahí para leer mis libros yo seguiré escribiéndolos". Y que dure, Enrique, y que dure.
Como veis, tenéis mil razones para comprar este libro, y ya sabéis que no tengo pelos en la lengua para decir lo contrario. Continuista con respecto a Arcade Classics Collection, cosa que agradezco en un libro que forma parte de una colección, con un buen diseño donde siempre tenemos que destacar esas páginas enteras dedicadas como portadas a cada uno de los juegos que se van a tratar, además de la portada, contraportada y guardas de Juan de Dios Carretero que acompañan al libro de por sí, que le da ese toque de elegancia extra que solemos encontrar en los libros de Enrique Segura con Dolmen para dotarle de un mayor atractivo. En temas de diseño, sólo le puedo tirar de orejas a esas fichas de análisis de cada título, que chocan un poco por no estar a la altura de todo lo atractivamente visual que figura en el libro. En cualquier caso, es lo de menos para un libro que respira mucha alma y recuerdos.
Realmente Enrique Segura no hace esto por motivación económica, estoy convencido de ello. No es tan sólo que sus beneficios vayan a la lucha contra el cáncer, es la forma en la que habla de los juegos y de la cultura pop en general de estas décadas tan marcadas, el mimo y la pasión que pone a todo. Enrique Segura Alcalde lo que está haciendo en realidad es escribir su diario, sus memorias inequívocamente unidas a los videojuegos, y quizá sin saberlo, está consiguiendo escribir las de muchos más. Por ello, cuando leo un libro así, lo único que siento es agradecimiento.
Copia de prensa proporcionada por Dolmen Editorial. en ningún momento las opiniones vertidas en este texto se han visto influenciadas por este hecho.
¡Qué bonito escribes!
ResponderEliminarTú que me ves con buenos ojos
EliminarYo estoy ahora leyendo el primero, muy poco a poco porque el tiempo da para lo que da, pero ahora ya se que lo que eché de menos en ese primer volumen, que es que hubieran más juegos, lo voy a encontrar en los volúmenes restantes. Habrá que completar la colección
ResponderEliminarSi el primero te gustó, éste también lo hará. No tengo tan reciente el primero, pero si me fuerzas a elegir me quedo con este. En cualquier caso, es un gustazo tenerlos, más todavía si esto va para colección.
EliminarY como sé que te gusta lo retro, todavía más indispensable! Ya nos contarás si le echas el guante.
Mi querido amigo Javi, muchísimas gracias una vez más por una crítica tan sincera, bien argumentada y valiente. Te aseguro que te agradezco mucho tanto las alabanzas como las críticas (siempre bien intencionadas), de las que aprendo para seguir mejorando.
ResponderEliminarFuerte abrazo, amigo mío.
Gracias por tomarte el tiempo en leer mi reseña y dejar un comentario, es un honor y un placer! A seguir atento a todo lo que vayas sacando.
EliminarEl libro esta muy bien igual que el 1o pero que se nombre a Tekken y no a Virtua Fighter es una herejía. Hay mucho de Sega que tendría que haber salido
ResponderEliminarSí que se echa en falta en sí. Es cierto que si nos ponemos a pensar siempre vamos a encontrar algún juego que echamos de menos, pero estoy contigo en que Virtua Fighter, para mi gusto, debería haber aparecido en lugar de, por ejemplo, Soul Calibur. En cualquier caso, me parecería muy raro que no aparezca en las siguientes entregas de Arcade Classics.
EliminarGracias por tu comentario!