La magia de no esperar nada.
Como habéis podido comprobar, por El BloJ hemos tenido toda la saga de Halo en los últimos meses. Una saga que, si bien no me parece la cúspide del shooter, está lejos de ser esa franquicia aburrida y sin nada que aportar que apuntan muchos negacionistas de su importancia. Ninguneado por los usuarios de PC más puristas, Halo tuvo, y probablemente todavía tiene, una importancia capital en la evolución del shooter para consolas, y negarlo es querer tapar el sol con el dedo.
343 Industries nos dio un Halo 4 flojo que no revolucionaba lo suficiente una saga que estaba tremendamente agotada. La marcha de Bungie era una oportunidad de lanzar un balón de oxígeno a la franquicia, pero acabó siendo un juego tremendamente continuista y poco valiente que además perdía toda la madurez narrativa que había conseguido, tras numerosos intentos e incluso ensayos intimistas -hola, Halo 3: ODST-, la anterior desarrolladora. Es quizá por todo esto que uno espera bien poco de Halo 5: Guardians, más allá del atractivo que supone ser el primer Halo de la generación de Xbox One, y es probablemente por ello también, que considero Halo 5: Guardians un estupendo juego.
Ya que hemos tocado el tema, acabamos pronto su aspecto técnico mencionando que Halo 5: Guardians me parece el salto gráfico más importante que se ha dado entre juegos de la saga. El paso de los años ha hecho que la magnificencia técnica que es cada Halo, siempre unido a sacar músculo con la consola de turno de Microsoft, minimice esas sensaciones, pero este Halo 5 es tan potente que a día de hoy se sigue viendo como un juego actual que puede compatir perfectamente con los juegos de la recién pasada generación. Un juego que tiene ya seis años pero que sigue otorgando panorámicas de guerras espaciales como pocas veces he visto en un videojuego, y que incluso consigue hacer rico y variado un universo, el de Halo, que a mí siempre me ha parecido un poco simple de más en diseño.
Sí, Halo 5 es un estupendo juego, pero no es tan estupendo Halo. La razón es que la historia que nos presenta 343 Industries es tramposa y, sin entrar en detalles, quita todavía más puntos a la historia de un Halo 4 que al menos conseguía cierta epicidad que cae ahora en saco roto. Una recogida de cable que además repite errores del pasado al no darnos un Master Chief que parece que a Microsoft le luce esconder, en una campaña interesante por sí misma pero desubicada en el propio universo de la franquicia. Todo, además, con un multijugador que se aprovechaba de la orden del día por aquel entonces, con microtransacciones que, a día de hoy y gracias a dios, empiezan a verse como un dinosaurio en un museo aunque lo único que haya ocurrido ha sido una variación-flexibilización del modelo de juego como servicio en favor de otras plantillas a imitar.
Así pues, el análisis que estáis leyendo recoge la experiencia single player en su inmensa mayoría, y reconociéndole el siempre eficaz multijugador que acompaña al título pero de manera casi presencial. En esto, parece que a veces no queremos reconocerle a Halo el inmenso arsenal que ha ido acumulando con el paso del tiempo y que se hizo más extenso todavía en Halo 4 al meter la nueva raza, y que de alunga manera se ha sabido ir equilibrando para que todas las armas sean útiles. Dejamos atrás desde hace tiempo la doble arma en mano -buenas noticias- para apostar por un sistema de muchas armas tiradas por el suelo con poca munición para que vayamos ganando de un dinamismo superior que, punto aquí para Halo 5 en concreto, casa directamente con esa agilidad extra que nos da 343 Industries. Lejos queda esa armadura tosca de los primeros Halo, incapaz de correr y de realizar ninguno de los movimientos especiales que acompañan ya a nuestra armadura de Halo 5. Es un juego de acción casi por encima de un FPS.
Si algo hay que destacar de las nuevas características que capitanean Halo 5, eso es su apuesta por la IA. El escuadrón que te va acompañando a lo largo de la aventura -no hay momentos de soledad- es parte de la historia, pero sobre todo de la jugabilidad. Hablamos de poder darles órdenes, elegir objetivos para atacar y posicionarse en el mapa en un sistema similar al del control del escuadrón que tenían los Mass Effect. El problema está en que esta IA es muy pasiva, y prácticamente exige que marques un enemigo para que empiece a ser eficaz, dejando muy en duda la capacidad de ofrecer una experiencia más arcade libre de sentir que estás actuando como vigilante de todas sus acciones.
Las sensaciones de Halo 5 a los mandos son muy positivas, y creo que consigue un equilibrio muy bueno apostando por esa acción más directa y rápida que acerca al Jefe Maestro a esa máquina de matar temible que todos deberíamos tener en mente. Le faltan capacidades narrativas a pesar de verse como una superproducción y un buque insignia de la consola, y sin duda le sobra el agotamiento de la franquicia que tanto daño hace, pero no deja de ser una agradable sorpresa cuando no esperaba nada de la saga que no hubiera vivido con anterioridad. Con suerte, tras el necesario descanso, Infinite nos da ese alma de reboot que Halo de alguna manera pide a gritos.
Te enhorabueno por tus cambios. Me dejas to loca. Ya no huele a virginidad aquí. Ahora tiene un aspecto más profesional, a la altura del contenido que haces.
ResponderEliminarBueno, ¿y estos piropos? ¿es por la empanadilla que a veces te doy?
EliminarTe contesto si me das otra.
EliminarMe tengo que poner al día con la saga y catar tanto este como el cuarto. Eso sí, gráficamente es lo que tu comentas, me parece muy vigente y un salto enorme respecto a los anteriores.
ResponderEliminarUn saludo.
El 4 me decepcionó un poco por lo que comenté, era una oportunidad de darle oxígeno a la saga con la llegada de la nueva desarrolladora, pero fue extremadamente continuista y perdía la madurez narrativa de Bungie, que también le costó lo suyo alcanzarla.
Eliminar¡Hay que ponerse al día para el Infinite!