David Szymanski ataca de nuevo.
The Moon Sliver es un caso extremo de alguien que quiere contar algo y no tiene mucha idea de hacer videojuegos. Cuando digo que no tiene idea hablo de cuestiones sobre programación, cuestiones relacionados con la propia ejecución de las ideas y no con todo su proceso creativo. Ese alguien se llama David Szymanski, el desarrollador que fue capaz de demostrar -por lo menos a mí- que cuando quieres hacer algo se puede hacer, independientemente de tus conocimientos técnicos. No voy a hablar mucho más sobre The Moon Sliver porque mi análisis ensalzándolo está ahí. Todavía a día de hoy lo considero un juego enorme dentro de sus posibilidades. Ya sólo por esto las ganas de jugar a su siguiente juego, The Music Machine, eran fuertes.
Unos siete meses hay de diferencia entre The Moon Sliver y The Music Machine, y llama mucho la atención todo lo que ha aprendido el desarrollador en ese tiempo. Al contrario que su anterior obra, The Music Machine está bien hecho, bien ejecutado y más allá de algún problema con los menús no me encontré un solo error o una mera muestra de que Szymanski sea un desarrollador amateur. Es más, quedé más que impresionado por lo bien que se ve su propuesta monocromática, siendo este punto sin duda uno de los que más llaman la atención. El juego se ve tan bien en movimiento como en las capturas, si no más, y tiene un encanto especial que va más allá de su primer impacto.
Como juego sigue los mismos derroteros que el anterior. Es más, ambos juegos comparten universo. Estamos ante un walking simulator con atmósfera terrorífica centrado en lo psicológico y en lo ambiguo. Sí, uno de esos juegos con más preguntas que respuestas pero que, nuevamente, se desmarca de otros títulos pretenciosos. Nuestras acciones nos llevarán a dos posibles finales a lo largo de algo más de una hora de duración. Más allá de lo pulido que está el juego, la realidad es que, por muy bien hecho que esté, The Music Machine no aporta más en cuanto a concepto de lo que aportaba The Moon Sliver.
Es por eso que sí, prefiero The Moon Sliver por encima de The Music Machine. Por inesperado, por novedoso o simplemente por el hecho de ser un juego con tantos desperfectos técnicos que toda la pasión con la que se hizo atraviesa la pantalla. Como cuando el peor dibujante de la clase te hace el dibujo más especial. The Music Machine es también un gran juego, o una gran experiencia por decirlo de otra forma, pero pierde un poco ese regustillo amateur.
En cualquier caso hay algo muy claro que se saca de todo esto: David Szymanski merece la pena.
Tal vez lo pruebe, lo de una hora y poco más de duración me convenció.
ResponderEliminarTengo muchos juegos pendientes.
Ten en cuenta que es muy lineal! Pero está bien.
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