Virtua Racing es otro de esos juegos que mataron el píxel. Por aquel entonces (1994) la realidad virtual era el pan de cada día en esto de las consolas. La Virtual Boy, la peli de El Cortador de Césped y páginas y páginas en revistas dedicadas a las nuevas consolas confabulaban para que la realidad virtual se impusiera a cualquier otra cosa. Una realidad virtual muy poligonal. El polígono se alzaba entre todos los píxeles que todavía luchaban por sobrevivir y el 3D empezaba a escalar por encima del siempre adorado 2D.
Estamos ante un juego de carreras que asoló las recreativas de medio mundo en 1992 a pesar de que no fue un juego diseñado para ello. En realidad, Virtua Racing no era más que una especie de demo técnica para probar la potencia y futuro de el Model 1, la base de SEGA en esto del 3D. Dicho Model 1 acabó siendo un fracaso por el alto coste. Únicamente salieron seis juegos, entre los que está el también conocido Virtua Fighter. A pesar de su simpleza a día de hoy, Virtua Racing fue un paso más adelante sobre todo en sus gráficos poligonales. Jugar a Virtua Racing en su día era ver las posibilidades de los videojuegos de una manera totalmente distinta. En la versión de Mega Drive que es la que analizo no hay otro juego que visualmente alcance la novedad que fue el juego de SEGA.
Y remarco lo de simpleza porque jugarlo en consola nos transmite las sensaciones de cualquier arcade, pero en el peor de los sentidos. Contamos con tres únicos circuitos (principiante, normal y experto) y con tres niveles de dificultad. 5 vueltas por circuito y absolutamente nada más. Quedar en último lugar nos va a llevar a la misma pantalla de GAME OVER que quedar en primera posición. El verdadero enemigo del juego es el tiempo, el cual debemos recargar llegando a cada uno de los checkpoint que componen el circuito.
El polígono nunca llegará al encanto del píxel |
Como digo, el juego fue hecho como demo técnica más que otra cosa y así se percibe. Podemos cambiar la cámara a mitad de carrera (el V.R. view system), que por aquel entonces eso era casi impensable, e incluso ver una repetición de la carrera (también pudiendo cambiar cámaras). Además del modo para un jugador (carrera libre y carrera contra 16 oponentes) se incluye un divertido modo para dos jugadores 1v1 que sin duda fue lo que llenó mis horas de juego cuando jugaba con mi hermano y me lo alquilé.
Comparativamente con la versión de recreativa y versiones posteriores Virtua Racing en Mega Drive se ve bastante peor. Los gráficos siguen siendo abismales para lo que se veía por entonces, pero la comparativa es evidente en este aspecto. El cartucho tuvo que incorporar un chip extra para poder soportar la complejidad del Model 1, y por ello el juego salía más caro de lo normal. En cuanto a su jugabilidad es mucho mejor de lo esperado, sobre todo si optamos por la cámara más lejana que convertirá el juego casi en un Micro Machines.
¿Es un buen juego? Es difícil de decir. Dada su condición inicial no se le puede atacar por carecer de campeonatos y modos de juego en general así como circuitos, pero si yo tuviera que comprarme el juego a día de hoy y encima tener que pagar un sobreprecio por el chip extra creo que no lo haría, por mucha revolución tecnológica que suponga. Al fin y al cabo, el 90% de diversión de este juego la alcancé jugando el modo para dos jugadores, y ahora que juego solo (canción triste aquí) no le veo mucho sentido a un juego que tiene tres circuitos y absolutamente nada más que hacer. En definitiva, uno de esos juegos de contexto.
PUNTUACIÓN
6
La crisis del BloJ
ResponderEliminarEs verdad, incluso a mi me aburria el modo para un solo jugador. Eso si, llamo mucho la atencion ver algo asi en Mega Drive o en general. Igual me llevo lindos recuerdos :)
ResponderEliminarPonte en contexto, época y tecnología. Si te gusta el estilo arcade este era el mejor exponente. Un prodigio que no le la hizo falta más, ni en versión arcades ni en consola, más siendo de 16 bit.
ResponderEliminarEstoy muy de acuerdo. A día de hoy la puntuación que le di se me queda muy corta. Aunque la experiencia sin contexto sea de 6, está claro que no se le puede valorar solo por eso. De pequeño era un juego que me apasionaba, por lo que la nostalgia debió ayudar, pero por alguna razón, tiré por lo bajo.
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