Reconciliándome con los metroidvanias.
Tenéis versión en vídeo por aquí:
Voy a lanzar uno de esos avisos para curarme en salud: no sé de dónde ha salido Lost Ruins. Hay un submundo de metroidvanias de este tipo del que soy total desconocedor. En mi corazón, algo me dice que tengo que mencionar la popular saga Momodora como principal influencia, pero desconozco hasta qué punto este Lost Ruins es algo especial, o se trata de una copia de alguno de estos metroidvanias que no he jugado. Echando un vistzo a sus reviews en Steam intuyo que no le fue mal. Para mí Lost Ruins ha sido el primer metroidvania de esta clase que ha caído en mis manos, y mi aproximación a él fue completamente anecdótica, cuando decidí tirar de mi lista de backlog y hacer click en "juego aleatorio". El destino me cruzó con Lost Ruins, y lo que tenéis aquí no es más que la experiencia de un jugador que presionó Start sin saber absolutamente nada al respecto.
Atención al detalle
Lo que me encontré fue una sorpresa muy positiva. Al fin y al cabo, tenía la herida muy abierta de mi reciente periplo por otro metroidvania, el Inayah - Life After Gods (ExoGenesis Studios, 2025), así que el destino dijo: "Hey, ¿qué es esto de odiar de esta manera lo que es uno de tus géneros favoritos? Toma esto de la nada".
Repito, que no sé hasta qué punto es mérito de Lost Ruins o si son cosas que vienen de otro sitio, pero el primer golpe de realidad que me dio fue brutal. Quedé bastante impactado con las animaciones, muy fluidas y llenas de transiciones y, sobre todo, con una iluminación que incide directamente sobre el personaje y los objetos como rara vez he visto ni en juegos indies ni AAA. La cosa va más allá, porque el sonido tiene un paneo muy llamativo, desplazándose en función de la ubicación del personaje en pantalla. Es algo simple, pero que no se suele dar en esta clase de juegos. Hay, en definitiva, una sensación de cuidado técnico que no me vi venir en ningún momento, y que si no hubiera estado, jamás hubiera echado de menos.
Un mundo reactivo
Pero la cosa no acaba aquí, porque Lost Ruins también me iba a sorprender a la hora de presentar su mundo tremendamente reactivo y vivo. Creo que en esto tiene influencia directa del mismísimo The Legend of Zelda: Breath of the Wild (Nintendo EPD, 2017). Hay un montón de situaciones donde el escenario y los enemigos reaccionan de manera natural, desde enemigos que caen en trampas que no están preparadas para ellos hasta aceites que impregnan el suelo para que lances un fuego y se prendan en llamas. Puedes lanzar un botellín con energía eléctrica a una zona inundada para eliminar a sus enemigos o darte cuenta que, si usas ahí tu martillo eléctrico, pagarás el pato recibiendo daño. ¿Está lloviendo? Tranquilo, solo lo hará en las partes sin techo, pero prepárate para aumentar el daño recibido si alguien te pilla mojado y te toca con daño eléctrico. Hay, en definitiva, un montón de situaciones posibles alrededor, principalmente, de sus daños elementales, que se sienten de una manera orgánica y reactiva. La sensación siempre es la de que se pueden afrontar combates y puzles de maneras creativamente distintas.
Claroscuros
Estamos hablando de Lost Ruins casi en términos de un juego del año. ¿En qué ha fallado? Bueno, digamos que en lo más básico de un metroidvania, que es la fluidez del combate y el movimiento, el juego de Altari Games no anda tan fino. La exploración está bien, los mapas están claros y el juego dura lo suficiente como para no atragantarse, pero nuestro personaje es demasiado lento en todas sus acciones. Es, por decirlo pronto y mal, un juego demasiado difícil, pero con una dificultad mal entendida. Nos veremos siempre limitados por movimientos demasiado largos en animaciones, ante situaciones que requieren de mayor velocidad. También en su diseño base detecté flaquezas. Por ejemplo, el juego contiene una larga lista de armas, siendo el jugador el que decida qué asigna al botón X y qué al botón Y -jugado en mando de Xbox-. Algunas armas son rápidas y débiles, otras lentas y poderosas, pero no veo situación alguna en las que el uso del escudo no sea obligatorio para sobrevivir.
También supone un pico de dificultad añadido el hacer caso a una de las misiones secundarias del juego. Al terminarla, me di cuenta de que había activado el modo difícil sin saberlo. Resulta que un personaje te pide que no abras ninguno de los cofres dorados hasta cierto punto. Cuando volví para ir a abrirlos, empecé a recibir un montón de artefactos y objetos que hubieran facilitado, y mucho, mi aventura, porque si abrazas este escenario de seguir la misión secundaria no tendrás capacidad regenerativa, ni de vida ni de magia, obligándote a curarte con objetos recogidos. Ni siquiera los puntos de guardado te devolverán la vida o magia perdidas. No es que se me hiciera cuesta arriba, pero ello, unido a que no estamos ante el juego más ágil del mundo, complicaron un poco determinados combates contra jefes principales.
Lost Ruins tampoco sabe del todo rematar la faena al presentar una historia un poco floja y, sobre todo, una apuesta continua por dotar de físicas desmesuradas a los pechos de cada una de las enemigas que van apareciendo por pantalla. Este toque adicional no estropeó demasiado mi experiencia, pero sí que creo que es necesario que lo mencione, como mínimo, por ser a veces un poco elefante en la habitación. Mejor sensación queda, eso sí, cuando tras terminar el juego -distintos finales posibles- se desbloquean modos adicionales que te permiten, entre otras opciones, controlar a enemigos del juego como personajes principales con vista a darle una rejugada más que interesante.
Aunque hayamos terminado con lo negativo y ahora quede sensación de que Lost Ruins no es para tanto, he de recalcar lo mucho que me ha gustado. Sus problemas jugables no son tan duros como para que supongan una losa, y todo su acabado y apuesta por un mundo vivo y reactivo convierten a Lost Ruins en algo mucho más especial de lo que soy capaz de escribir con palabras.
Copia de prensa proporcionada por Meridiem Games.
Lost Ruins llega en físico gracias a Meridiem Games.
Meridiem sigue su lucha por mantener vivo el formato físico y nos trae Lost Ruins en PlayStation 4, PlayStation 5 y Nintendo Switch.
Podéis echar un vistazo a todo lo que trae la edición física desde la propia página de Meridiem Games. También encontraréis ahí enlaces a los diferentes puntos de venta.
No hay comentarios :
Publicar un comentario