Cuando vivir en Kamurocho no es suficiente, y te empadronas.
Hola, soy yo, el que tiene un BloJ sobre Yakuza y a veces le deja sitio a otros juegos. Aquí estoy, otra vez en Kamurocho, para otorgaros la última hora sobre mis aventuras, esta vez desde la felicidad que me está otorgando Judgment, que para algo es el siguiente paso lógico tras haber terminado con la saga principal.
El juego muy bien, pero eso ya lo hablaremos en el análisis. No estamos aquí para eso. Hoy, gordochetamente, vengo a hablaros de mi siguiente paso con los Yakuza. Una de estas tonterías que me da a mí de vez en cuando con los juegos, como cuando me pongo los Darksiders en italiano porque me creo que estoy controlando al Papa o algo así.
Podéis ver todo el contenido de la saga Yakuza en El BloJ aquí. No hay poco, desde luego. Más allá de los análisis, podéis ver varias entradas sobre anécdotas durante todas mis partidas en la prestigiosa saga de Sega. Si veis la última de ellas, titulada "buscando piso en Kamurocho", o incluso si os pasáis por el análisis de Yakuza: Like a Dragon, podéis intuir que Kamurocho es para mí un elemento fundamental a la hora de valorar más o menos el Yakuza de turno. Por eso, y a nadie le sorprenderá, Judgment me está dando algunos de los mejores momentos en mucho tiempo dentro de la saga.
Así que, conforme iba andando las calles de Kamurocho y viendo cada uno de esos rincones donde tantas historias han ocurrido a lo largo de los años, se me ocurrió la idea de no solo quedarme en Kamurocho, sino también empadronarme. ¿Qué significa esto? conocer Kamurocho al completo, como un autóctono. ¿De qué estoy hablando? pues de quitar el mapa y los indicadores de misión en la interfaz y dedicarme a ir a los sitios que se me van diciendo durante la historia. "Caballero, vaya a Tenkaichi Street", pues allí voy. "Caballero, vaya a Pink Street", pues allí voy. "Caballero, péguele una paliza al camarero del Café Alps", pues allí voy.
De momento, rara es la vez que el juego me ha dejado vendido al respecto. Algún momento de la historia no acaba de ser muy preciso a la hora de decirte el lugar al que acudir a continuación, porque, no nos engañemos, tampoco es que esta modalidad de simulador de Kamurocho sea una opción que el juego contemple e invite como tal. Por supuesto, sigo teniendo el mapa en el menú del móvil, por lo que no supone un problema perderser, pero me maravilla esta nueva forma de jugar, aprovechando que me conozco ya mejor Kamurocho que mi barrio.
Os invito a que, si conocéis Yakuza lo suficiente como para haberos aprendido las calles y sus comercios correspondientes, probéis a jugar de esta forma. Probablemente no os cambie la vida, o simplemente no tengáis la sobredosis de pasión que siento yo por Kamurocho, pero me parece un giro muy interesante y un plus de inmersión en la historia, además de que te fuerza a prestar más atención. Y esto, quizá lo podemos aplicar a todos los juegos en general. Raro es el juego, eso sí, que pertenece a una saga como Yakuza donde el escenario es prácticamente común en sus juegos y permita esto, pero a veces nos quejamos de que los juegos nos dan las cosas muy masticadas cuando tenemos en el menú opciones para personalizar nuestra experiencia que directamente desatendemos.
Dicho esto, me voy a echar un vistazo por Taihei Boulevard.
Buen juego.
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