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25 mar 2023

CATHERINE CLASSIC - ANÁLISIS


Catherine ha sido uno de los juegos que más he esperado nunca para jugar en PC. Tras su lanzamiento para consolas en 2011, tuve que esperar hasta 2019 para recibir la versión para computadora. Veamos si tanto tiempo ha frito de más las expectativas o si por el contrario he conseguido escalar con éxito la torre del hype.




Me hice con Catherine recientemente, y si bien estaba entre mis prioridades jugarlo, fue el empujón final del ¿A Qué Juego Quieres que Juegue? #18 lo que sirvió de excusa perfecta para jugarlo. Elegido por @rokuso3 y votado en el proceso de encuestas, Catherine, en su versión Classic, ha sido el último juego que he jugado de la edición.




Catherine empezó su desarrollo en 2007, tras la finalización de Persona 4 por parte de Atlus. El mismo equipo de desarrollo se centró en un juego mucho más puntual, que se caracterizaba por la apuesta por llegar a un público más adulto. Es esto sin duda lo que más me atrae de Catherine, no el hecho de ser un tanto explícito para lo que tenemos en videojuegos en temas sexuales, sino en elegir un reparto de personajes que se mueve en la treintena, cuando tanto en videojuegos como en anime estamos acostumbrados a un contexto más adolescente. Un cambio de ambientación donde dejamos atrás institutos y nos sentamos en barras de pub con nombre "canallita" como "La Oveja Descarriada", donde se juntan los amigotes para intentar eludir sus crisis de mediana edad incipientes ahogándolas en alcohol.


Vincent Brooks, protagonista del juego al que se le ha venido la vida encima, pronto se encuentra en una disyuntiva cuando aparece ante él Catherine. Producto de una noche de dudas y de alcohol, Vincent caerá en la tentación, y sin saberlo, iniciará un periodo de crisis donde la madurez y la adquisición de responsabilidades choca con la libertad, en un proceso que se le materializa en sueños cada noche con unas profundas pesadillas donde tiene que escalar una torre casi infinita y donde otras ovejas descarriadas tienen que competir por llegar hasta lo más alto, donde se promete la anhelada libertad aunque sea por encima de los demás. El juego mete en esta ecuación unos extraños sucesos relacionados con una extraña enfermedad del sueño, que parece estar acabando con la vida de varios hombres durante su descanso.


Todo esto es la premisa de Catherine. A partir de ahí, nuestro personaje desarrollará esa batalla entre adolescencia y adultez cuyo resultado dependerá de las acciones que vayamos tomando durante la partida, ejemplificadas en preguntas de difícil respuesta, donde la ética y moralidad determinarán el final al que lleguemos, estando disponible varios caminos posibles.


El contexto, presentación e historia en general está bien, pero he de decir que me ha dejado un poco decepcionado. Creo que es un juego poco inteligente, al que le vi los giros desde el primer momento y del que esperaba algo mucho más elaborado. Sí que celebré mucho la apuesta por el personaje principal, en un claro ejemplo de antihéroe -o quizá simplemente un no-héroe- que vemos muy poquitas veces. Una persona superada por el contexto, que hace las cosas mal, pero a la que no se le villaniza en ningún momento, y que aunque injustificablemente se ve succionado por el vórtice de la vida. Un personaje, en definitiva, mucho más real y común de lo que solemos ver en cualquier obra de entretenimiento, tremendamente bien escrito y en ningún momento juzgado por el juego, el cual adopta una postura neutral ante todo lo que está ocurriendo.




No sé si realmente he disfrutado de la historia, pero sí he disfrutado de los personajes y su relación. Ahora bien, Catherine es un juego de puzles, que intercala todo esto con su parte jugable, manifestada cada noche en las pesadillas de Vincent. Un derivado del Sokoban, el clásico juego de mover cajas para encontrar una salida o posicionarlas de una manera concreta, y que nos lleva acompañando desde los años 80 materializándose en una infinidad de juegos. En Catherine tendremos que mover estas cajas con el fin de formar escaleras de bloques que nos vayan llevando a lo alto de la torre mientras se va desmoronando a nuestros pies. Una batalla contra el tiempo, que me produjo más agobio que cualquier infidelidad.


No me ha gustado nada Catherine en lo jugable. No me ha gustado en absoluto.


Era conocedor de que Catherine es un juego de puzles, no me ha pillado por sorpresa, pero lo que no esperaba tanto son las continuas zancadillas jugables traducidas en un control muy mejorable y, sobre todo, una cámara criminal que no es capaz de mostrarte en pantalla lo que está pasando por la zona trasera de cada bloque cuando el desplazamiento por esa zona es a veces necesario. Catherine me pareció en todo momento incómodo de jugar, uno de esos juegos que se dominan con la práctica, pero no por estar bien diseñado a los mandos, sino por haber aprendido a lidiar con todos sus problemas.


En cualquier caso, no nos vamos a detener mucho en esta capa jugable, porque no es algo verdaderamente determinante, y lo que quiero realmente dejar claro es que no me ha gustado el juego en su propia base. No me gustan los juegos de mover cajas. Ni siquiera se me dan mal, pero creo que tuve bastante cuando me pegué una panzada tortuosa terminando Soukoban (Thinking Rabbit, 1990) para la Game Gear y sus cerca de 200 niveles en lo que fue un doloroso ejemplo de "si ya he llegado aquí, no voy a bajarme ahora del barco". Admito, claro está, un puzle o minijuego de empujar cajas, más que nada porque si no lo hiciera casi que no podría jugar a videojuegos, pero de ahí a tragarme un juego de puzles con esa base, pues una y no más.




Así, la valoración negativa considerando las ganas que le tenía al juego, se aplican a un simple hecho: que esto no es ya para mí. Es una mera preferencia, y por supuesto entiendo a los que sí lo han disfrutado, de la misma manera que alguien a quien no le gustan los juegos de fútbol puede entender que me haya tirado media vida jugando al Pro Evolution Soccer. Me da pena, porque de verdad creía que me iba a enamorar de Catherine, pero ha acabado siendo una enorme decepción por no haber podido compensar esa parte de puzle con una historia que de verdad esté a la altura, por mucho que haya celebrado el desarrollo de personajes y la presentación.


Catherine se completa con un multijugador que no he probado pero del que he oído hablar muy bien, además de contenido adicional que se desbloquea una vez completado el juego. Además, tiene una capa de rejugabilidad en su sistema de puntuación que mira a rankings y derivados.




La versión Full Body reinventaría la versión Classic y añadiría un nuevo arco con una nueva línea de romance con un personaje llamado Rin. Aplaudido por muchos por ser una mejor versión en lo jugable, también hay un gran porcentaje que señalan esta versión como un crimen que desvirtúa todo lo que el original significa. Teniendo en cuenta lo poco que me ha gustado la parte jugable en su base, dudo que mejoras en jugabilidad consiguieran cambiar mi opinión al respecto, por lo que si además dicha versión parece diluir la historia siento que he hecho lo correcto jugando a la versión Classic. En cualquier caso, en PC no tenemos ese debate porque no existe el Catherine: Full Body.




2 comentarios :

  1. Es el típico juego que vendí cuando me lo pasé, sabiendo que no lo iba a volver a jugar, pero que me hubiera gustado quedarmelo, es la clase de juego que luce en la estantería.
    Si me lo regalan con el plus o algo así, hasta puede que lo rejuegue un poco.
    A mi me gustó la parte jugable, y la historia, bueno, bien sin más. Muchos clichés anime, y alguna cosilla de esas que dan un pelín de vergüenza ajena, pero le doy el aprobado.

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    1. A mí un poco al contrario, la historia, o al menos la presentación, es lo que me empujaba a seguir. Al ser tan de nicho lo jugable, entiendo que pasen esas cosas ^^.

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