Cuando crees que lo has visto casi todo, aparecen cosas como The Story Goes On, un juego de Scarecrow Arts que empezó en acceso anticipado y finalmente vio la luz en el año 2018.
Las imágenes hablan ya mucho del juego. Primero, su aspecto visual es infame, o por lo menos a mí me lo parece, porque entre las -pocas- reviews que uno puede leer sobre el juego se da bastante clamor al aspecto visual y los diseños cuando a mí no me parecen mucho más trabajados de lo que te puedes encontrar en un juego flash con dedicación. Segundo, The Binding of Isaac.
¿Queréis más palos? La narrativa tiene un gran problema y por ello todo el contexto, lo que es el universo de The Story Goes On, se pierde en el vacío. A pesar de que hay intento por contar una historia hay grandes factores que dificultan meterse más en lo que ofrece en cuanto argumento. Para empezar, el juego es muy corto, y choca todavía más tras saber que han habido años de dedicación detrás del título. En 3 horas ya he completado no sólo el juego, sino que la mayoría de extras. Ese corto periplo hace que uno no pueda meterse en la historia de manera más profunda. Pero no sólo es eso, la propia narrativa simplona convierte a The Story Goes On en uno de esos juegos donde tardas mucho en darte cuenta de que sí hay historia.
Fallos en narrativa, juego corto y apartado visual mediocre. ¿Y la jugabilidad? Pues ojo, porque tampoco es la bomba. Sí, está bastante bien y de no ser por eso sería insalvable, pero no tiene ni un sistema profundo, y además el juego se puede "romper" con facilidad porque no es difícil acabar con unas estadísticas burrísimas. The Story Goes On es tan Binding of Isaac como se ve en las imágenes, pero en lugar de ser un shooter tenemos un hack and slash machacaclicks. A todo ello se le une, como no podía ser de otra manera, una gran cantidad de objetos a lo Isaac que cambian -un poco- la forma de jugar.
Pero aunque en las fichas de mis análisis siempre veáis tres pequeñas barras que valoran apartado visual, jugabilidad e historia, hay un cuarto elemento que en este juego es sobresaliente, y es lo que hace que, directamente, merezca la pena. The Story Goes On es un juego que tiene una creatividad y una capacidad para hacer cosas nuevas muy interesante. En ese sentido, Undertale se os cruzará por la cabeza, y no me refiero a cómo trata diversos aspectos del juego, sino a cómo es capaz de hacer de lo cotidiano algo extraordinario. Quizá por no ir preparado para algo así, el efecto es superior, pero si vais con este aviso os esté estropeando un poco esa experiencia -¡lo siento!-. En cualquier caso, seguro que más de una vez pensaréis que es bastante original en un mundo lleno de juegos que intentan aprovecharse los unos de los otros.
No diría que es un rogue-like, porque no es un juego que te lleve a la muerte para empezar otra vez, ni tienes esas sensaciones de los rogue-like. Aquí te sientes poderoso llegado a un punto, y lo eres. Sí, tiene bosses que aparecen con cierta aleatoriedad y las mazmorras de generan de forma aleatoria, al igual que los objetos, pero no tiene tanta esencia. La sensación final es que, una vez terminada la historia principal con sus extras tampoco es necesario seguir jugándolo mucho más. Presenta modo boss rush y personajes diferentes, pero no me ha creado esa adicción.
Un juego irregular, que brilla mucho en creatividad y que es bastante aceptable en jugabilidad, por lo que sin duda merece la pena. Lo demás no llega a ser tan rematadamente negativo como para estropear sus virtudes.
Pero aunque en las fichas de mis análisis siempre veáis tres pequeñas barras que valoran apartado visual, jugabilidad e historia, hay un cuarto elemento que en este juego es sobresaliente, y es lo que hace que, directamente, merezca la pena. The Story Goes On es un juego que tiene una creatividad y una capacidad para hacer cosas nuevas muy interesante. En ese sentido, Undertale se os cruzará por la cabeza, y no me refiero a cómo trata diversos aspectos del juego, sino a cómo es capaz de hacer de lo cotidiano algo extraordinario. Quizá por no ir preparado para algo así, el efecto es superior, pero si vais con este aviso os esté estropeando un poco esa experiencia -¡lo siento!-. En cualquier caso, seguro que más de una vez pensaréis que es bastante original en un mundo lleno de juegos que intentan aprovecharse los unos de los otros.
No diría que es un rogue-like, porque no es un juego que te lleve a la muerte para empezar otra vez, ni tienes esas sensaciones de los rogue-like. Aquí te sientes poderoso llegado a un punto, y lo eres. Sí, tiene bosses que aparecen con cierta aleatoriedad y las mazmorras de generan de forma aleatoria, al igual que los objetos, pero no tiene tanta esencia. La sensación final es que, una vez terminada la historia principal con sus extras tampoco es necesario seguir jugándolo mucho más. Presenta modo boss rush y personajes diferentes, pero no me ha creado esa adicción.
Un juego irregular, que brilla mucho en creatividad y que es bastante aceptable en jugabilidad, por lo que sin duda merece la pena. Lo demás no llega a ser tan rematadamente negativo como para estropear sus virtudes.
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