Evoland

Este juego forma parte de la iniciativa de Zona Delta El Gamer Invisible 3.  Tomás Lorite fue el encargado de elegir Evoland de entre una lista de 15 títulos y vaya, precipitó que lo jugara porque es un juego que seguía desde hace tiempo.

Tenéis aquí el videoanálisis de Evoland.

No voy a andarme por las ramas, ésta es una de las primeras imágenes que verás en Evoland:

Y esta, una de las últimas:

Entre medias, figuran un montón de cofres que, al abrirlos nos darán mejoras "evolutivas" visuales emulando el desarrollo del mundo de los videojuegos. Así, empezaremos la aventura en un juego para Game Boy, sin ningún tipo de FX ni música, y tendremos que ir avanzando (linealmente) para desbloquear cosas como las citadas pero también otras como el scroll, el mode 7, saltos a 16 colores y a 256 colores, cambio a 3D y mil reclamos más. Acabaremos en un juego de la primera PlayStation. Es bastante sorprendente la cantidad de cofres que añaden cosas al juego. Hemos hablado de saltos importantes, pero en Evoland hay un montón de estos cofres que cambian el juego no sólo visualmente si no también jugablemente.

El juego acaba siendo un homenaje a dos sagas muy concretas: The Legend of Zelda y Final Fantasy -en concreto el VII-. Más allá de un montón de referencias -que van más allá de estos juegos- Evoland se divide en estas dos modalidades de juego en casi su totalidad. Lo bueno de todo esto es que estas partes se intercalan y casan muy bien, haciendo el juego mucho más divertido.

Nos conocemos bien ambas partes, pero es la parte Final Fantasy la que tiene más presencia. Primero, porque la historia está un poco basada en Final Fantasy VII, y segundo, porque al ser un RPG por turnos con niveles de experiencia pasaremos un tiempo farmeando y repitiendo batallas. Es algo muy suavizado, pero es así.

La otra gran parte es la parte Zelda, donde el juego se convierte en un juego enfocado a la acción. Ya sabéis: hierbajos que cortar, corazones que recoger, arco y flechas, bombas y, sobre todo, unas pocas mazmorras donde resolver pequeños -y no tan pequeños- puzles.

Evoland las combina muy bien, y añade más cosas de las que quizá esperas, como una mazmorra rollo Diablo donde tendremos que equipar a nuestro personaje o un minijuego de cartas basado -copiado más bien- en el Triple Triad de Final Fantasy VIII. Adictivo a pesar de ser mucho más básico. En definitiva, Evoland tiene tantos giros que no es un juego anecdótico ni mucho menos.

Y es que esa sensación de ver un cofre en la distancia y pensar: "¿qué me espera en ese cofre?" es muy reconfortante, aunque hay un pero a todo esto que ahora mismo mencionaré.  Evoland se llena de cambios que, en su mayoría hay que coger obligatoriamente, pero existen algunos extras como un reproductor de DVD que puedes comprar para que las pantallas de carga no sean tan largas. Los propios cambios de 2D y 3D sirven hasta de puzle en muchas situaciones, aunque no termina de explotarlo.

La idea de Evoland es genial, y he de añadir que es una idea que tuve yo hace mucho tiempo -aunque la ejecución era distinta-. Desgraciadamente, Evoland falla en trascendencia. Cuando empiezas el juego lo haces sin nada, ni sonido ni siquiera controles, pero a los 10 minutos ya te has agenciado una cantidad de mejoras demasiado infame centradas en lo visual. Yo hubiera repartido mucho más estos momentos, hubiera dejado al jugador más tiempo en cada una de las "etapas" en lugar de presentarle un cofre cada minuto que mejora lo que hay en pantalla.

Por esto mismo Evoland se torna un poco intrascendente. Esos cambios que sin duda son el reclamo del juego acaban por no ser tan esperados, y aunque como digo son bastante excitantes podrían haberse cuidado muchísimo más separándolos en el tiempo.

Fuera de esto nos queda un juego que a mí me ha gustado bastante, pero que no deja de ser muy normal. Si esto de la evolución te parece una chorrada no hay nada en Evoland que sea para ti. A mí desde luego me ha cumplido bastante bien.