Ojalá una dictadura donde no existan juegos como éste.
Día 1 (Tiempo de juego - 79 minutos): Como llevo escuchando media vida que Just Cause 2 es el bueno, me esperaba un juego mucho más aburrido y más incómodo. Todavía me queda mucho por ver -espero-, pero de momento la acción está bien y la conducción también. Me recuerda un poco a aquel Total Overdose que tanto me gustó.
(Tiempo de juego - 7 horas): Olvidemos un poco la primera anotación, sobre todo en lo referente a la conducción. Sí, la conducción está bien con un coche normalito en carretera, pero se vuelve infernal en cuanto te sales de ella o en cuanto tienes que escapar en una persecución. Just Cause se acaba convirtiendo en un juego impreciso y muy frustrante en muchas ocasiones, y por desgracia ejemplifica lo peor del mundo abierto en una época donde tener el mapa más grande era lo único que importaba. Salvo milagro, Just Cause es muy prescindible.
Ya está, ya se ha terminado. Me he sacrificado como Jesucristo por los pecados de toda la humanidad y he terminado este juego llamado Just Cause para deciros una y otra vez que no lo juguéis. Si sois tan tercos como yo e incapaces de jugar a una secuela sin haber jugado previamente al original no os perdéis nada si saltáis directamente a Just Cause 2 que, según dicen -y pongo la mano en el fuego-, es un verdadero juegazo.
También os digo, si este Just Cause ha servido para que Avalanche Studios (Renegade Ops, Mad Max) haga su campo de pruebas para sacar los posteriores se lo perdono. Lo que no perdonaré jamás son esas malditas misiones finales sacadas del peor de los deseos de Satán. Claro, empiezas el juego muy bien, muy sobradete con un Rico que aguanta millones de tiros por segundo sin pestañear, pero lo que el juego no te dice es que en las últimas misiones a esa lluvia de balas se le van a unir tropecientos helicópteros lanzándote misiles teledirigidos, haciendo imposible que sobrevivas si no es teniendo suerte a la hora de que los enemigos suelten botiquines.
Just Cause pasa por varias fases. Empieza siendo un juego normalillo pero jugable, continúa siendo un juego impreciso y malo y acaba convirtiéndose en un dolor insufrible. Just Cause se mueve en lo absurdo. Imaginad una misión donde tenéis que llegar a un sitio que está a 2 kilómetros. "Coge un vehículo", pensaréis. Pues no, porque el amigo Rico resiste la lluvia de balas como puede, pero los vehículos explotan en cuanto Rico pone en pie en ellos. Si decidís optar por robar un helicóptero sabed que el resto de helicópteros de la zona tardarán segundos en fijar sus objetivos sobre vosotros, y si no ya lo harán los antiaéreos que suelen vigilar los objetivos. La conclusión final es que te toca ir a pata y recorrer kilómetros que se traducen en minutos de pura basura recibiendo angustiosas balas sin parar que ni siquiera te hacen más daño. Es más la angustia de llevar cuatro helicópteros detrás disparando sin parar haciendo ruido que la mera dificultad en sí misma.
Pero Just Cause es difícil de narices, no os engañéis. Es pesado y tremendamente difícil. La frustración hecha videojuego.
Lo único que puedo aplaudir del juego es que abraza su naturaleza desde el primer momento. Mirad por ejemplo Saints Row, una saga que tardó tres entregas en abrazar su verdadera esencia. Just Cause sabe lo que quiere desde el principio, y aunque esta ejecución es nefasta por lo menos deja ver que pretende ser un sandbox diferente donde la acción reine por encima de todo.
Just Cause vio la luz en 2006, en plena moda de los sandbox, o mejor dicho, cuando los juegos de mundo abierto se llamaba sandbox. Si repasamos un poco la historia vemos que San Andreas salió en 2004, un juego tremendamente mejor en todo que este Just Cause. Desgraciadamente y tal y como dije previamente este Just Cause directamente tiene lo peor del género, personalizado en un mapeado tan extenso como inútil. De verdad, la extensión de terreno de Just Cause es abrumadora, pero pronto te das cuenta de que es todo bosque y lugares vacíos sin ningún tipo de personalidad. La exploración se torna tedio y por ello Just Cause acaba siendo un juego que, como mucho, merece la pena para terminar su historia principal y nada más. Sus misiones secundarias -infinitas- son un coñazo, su historia y personajes incitan a desinstalar el juego y todo lo que intenta Just Cause fracasa en el intento.
¿Podemos salvar algo de Just Cause? Desgraciadamente más allá de un aceptable aspecto visual nada de nada. En un juego de mundo abierto puro como éste disparar y conducir son los pilares básicos que mantienen al juego. Como veis, lo de disparar y la acción en general se torna frustrante, pero la conducción tampoco mejora las impresiones. Las físicas son ridículas, y puedes ser atropellado fácilmente por coches que están parados, o incluso salir volando porque sí por un problema a la hora de descifrar colisiones en la programación del juego. La cantidad de glitches que encontrarás en Just Cause no es ni medio normal. Ni siquiera la función del gancho, icónica en Just Cause, está bien trabajada y te lleva nuevamente a la frustración. Just Cause se maneja de pena.
Que no os pase como a mí, no os dejéis llevar por las sensaciones iniciales. Just Cause es un juego que tiene todo lo peor que se le puede pedir a cualquier entretenimiento: está mal hecho, es injustamente difícil y cualquier diversión se torna frustración más allá de la mitad del juego.
Nunca vayáis de vacaciones por este infierno tropical.
(Tiempo de juego - 7 horas): Olvidemos un poco la primera anotación, sobre todo en lo referente a la conducción. Sí, la conducción está bien con un coche normalito en carretera, pero se vuelve infernal en cuanto te sales de ella o en cuanto tienes que escapar en una persecución. Just Cause se acaba convirtiendo en un juego impreciso y muy frustrante en muchas ocasiones, y por desgracia ejemplifica lo peor del mundo abierto en una época donde tener el mapa más grande era lo único que importaba. Salvo milagro, Just Cause es muy prescindible.
Ya está, ya se ha terminado. Me he sacrificado como Jesucristo por los pecados de toda la humanidad y he terminado este juego llamado Just Cause para deciros una y otra vez que no lo juguéis. Si sois tan tercos como yo e incapaces de jugar a una secuela sin haber jugado previamente al original no os perdéis nada si saltáis directamente a Just Cause 2 que, según dicen -y pongo la mano en el fuego-, es un verdadero juegazo.
Parachute el que se mete Rico cada noche |
También os digo, si este Just Cause ha servido para que Avalanche Studios (Renegade Ops, Mad Max) haga su campo de pruebas para sacar los posteriores se lo perdono. Lo que no perdonaré jamás son esas malditas misiones finales sacadas del peor de los deseos de Satán. Claro, empiezas el juego muy bien, muy sobradete con un Rico que aguanta millones de tiros por segundo sin pestañear, pero lo que el juego no te dice es que en las últimas misiones a esa lluvia de balas se le van a unir tropecientos helicópteros lanzándote misiles teledirigidos, haciendo imposible que sobrevivas si no es teniendo suerte a la hora de que los enemigos suelten botiquines.
A Just Cause le falta más destrucción |
Just Cause pasa por varias fases. Empieza siendo un juego normalillo pero jugable, continúa siendo un juego impreciso y malo y acaba convirtiéndose en un dolor insufrible. Just Cause se mueve en lo absurdo. Imaginad una misión donde tenéis que llegar a un sitio que está a 2 kilómetros. "Coge un vehículo", pensaréis. Pues no, porque el amigo Rico resiste la lluvia de balas como puede, pero los vehículos explotan en cuanto Rico pone en pie en ellos. Si decidís optar por robar un helicóptero sabed que el resto de helicópteros de la zona tardarán segundos en fijar sus objetivos sobre vosotros, y si no ya lo harán los antiaéreos que suelen vigilar los objetivos. La conclusión final es que te toca ir a pata y recorrer kilómetros que se traducen en minutos de pura basura recibiendo angustiosas balas sin parar que ni siquiera te hacen más daño. Es más la angustia de llevar cuatro helicópteros detrás disparando sin parar haciendo ruido que la mera dificultad en sí misma.
Pero Just Cause es difícil de narices, no os engañéis. Es pesado y tremendamente difícil. La frustración hecha videojuego.
Algunas fases de torretas bien llevadas |
Lo único que puedo aplaudir del juego es que abraza su naturaleza desde el primer momento. Mirad por ejemplo Saints Row, una saga que tardó tres entregas en abrazar su verdadera esencia. Just Cause sabe lo que quiere desde el principio, y aunque esta ejecución es nefasta por lo menos deja ver que pretende ser un sandbox diferente donde la acción reine por encima de todo.
Tierra, mar y aire. Ninguna opción se salva de la quema |
Just Cause vio la luz en 2006, en plena moda de los sandbox, o mejor dicho, cuando los juegos de mundo abierto se llamaba sandbox. Si repasamos un poco la historia vemos que San Andreas salió en 2004, un juego tremendamente mejor en todo que este Just Cause. Desgraciadamente y tal y como dije previamente este Just Cause directamente tiene lo peor del género, personalizado en un mapeado tan extenso como inútil. De verdad, la extensión de terreno de Just Cause es abrumadora, pero pronto te das cuenta de que es todo bosque y lugares vacíos sin ningún tipo de personalidad. La exploración se torna tedio y por ello Just Cause acaba siendo un juego que, como mucho, merece la pena para terminar su historia principal y nada más. Sus misiones secundarias -infinitas- son un coñazo, su historia y personajes incitan a desinstalar el juego y todo lo que intenta Just Cause fracasa en el intento.
La isla de los bugs, los glitches y el odio tropical |
¿Podemos salvar algo de Just Cause? Desgraciadamente más allá de un aceptable aspecto visual nada de nada. En un juego de mundo abierto puro como éste disparar y conducir son los pilares básicos que mantienen al juego. Como veis, lo de disparar y la acción en general se torna frustrante, pero la conducción tampoco mejora las impresiones. Las físicas son ridículas, y puedes ser atropellado fácilmente por coches que están parados, o incluso salir volando porque sí por un problema a la hora de descifrar colisiones en la programación del juego. La cantidad de glitches que encontrarás en Just Cause no es ni medio normal. Ni siquiera la función del gancho, icónica en Just Cause, está bien trabajada y te lleva nuevamente a la frustración. Just Cause se maneja de pena.
Por lo menos, Just Cause es a veces bonito |
Que no os pase como a mí, no os dejéis llevar por las sensaciones iniciales. Just Cause es un juego que tiene todo lo peor que se le puede pedir a cualquier entretenimiento: está mal hecho, es injustamente difícil y cualquier diversión se torna frustración más allá de la mitad del juego.
Nunca vayáis de vacaciones por este infierno tropical.
Yo lo jugué un poco en su momento, y no aguanté ni una hora. Controles pésimos, mapa muy copia-pega(se nota que querían fardar de lo grande que era), bugs por todos lados, tiroteos mal ejecutados...
ResponderEliminarPara colmo, yo lo jugué en PS2, donde había un poping bestial. Lo tengo en la memoria como una de mis peores experiencias videojueguiles, lo que ha hecho que no haya probado aún las secuelas, y eso que tienen buena pinta. Pero este primer Just Cause ya pintaba bien en su día.
Pues madre mía, si llegas a seguir donde las misiones finales se vuelven criminalmente imposibles le pegas fuego. Es horrible, de verdad.
EliminarEl 2 lo probé pero muy poco tiempo, y vamos, no hay color entre uno y otro xD.
No llegué a comprarlo aunque lo he encontrado baratísimo y tengo el Just Cause 2, por lo que normalmente habría caído en un bundle o unas rebajas. Ahora me alegro de no haber tirado el dinero.
ResponderEliminarPor otro lado, lo poco que he jugado del 2 me ha parecido muy divertido, el primero les serviría para corregir los errores.
Saludos fremen.
Largo, pesado, frustrante... y al contrario de lo que suele pasar cuanto más lo juegas peor acaba siendo.
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