I Am Bread

Todos queremos a Conejito_Zombi, pero hoy le vamos a reñir por lo que hizo en ¿A Qué Juego Quieres que Juegue? #8.

Primero, por proponer un juego que estaba en fase de acceso anticipado (una beta, digamos). Bueno, esto es más culpa mía por no haberlo visto y no haber tirado el juego. Gracias a Dios no es un acceso anticipado injugable, y creo que la versión final va a ser muy parecida o incluso igual que lo que jugué entre manos.

Segundo, por proponer un juego que es horrible.

Los juegos de físicas se pusieron de moda hace unos años, y son junto a los de terror tipo Slender, los juegos estrella de Youtubers y derivados. Son juegos pensados para que ocurran cosas inesperadas, y basan su funcionamiento más en el bug que en otra cosa. I Am Bread bien podría haberse llamado Bread Simulator, y seguro que en alguna fase de su desarrollo fue tal cual. Ya tenemos ejemplos como Grass Simulator o los juegos estrella: Surgeon Simulator y Goat Simulator.

El problema no es el género. Ya podéis leer en el análisis de Goat Simulator que comulgo con toda esa absurdez. El problema está en que I Am Bread es un juego tremendamente cansino por su manejo. A muchos les gustará, pero a mí me dejó hecho polvo.

Nuestro objetivo es salir del pan de molde y llegar a la tostadora para hacer feliz a nuestro "cliente". Tendremos que atravesar multitud de recreaciones hogareñas hasta llegar hasta la tostadora y completar así el nivel. Para ello, tendremos que movernos de la forma más ortopédica existente. Sí, somos una rebanada de pan y no vamos a andar sin más, y sí, suena graciosísimo, pero es un eterno coñazo.

Coñazo porque esto funciona de la siguiente manera. Podemos fijar una de las cuatro esquinas del pan como si la sujetáramos con el dedo presionando sobre la superficie, y tiramos de ratón para ejercer sobre la rebanada una fuerza física que le hará de alguna manera avanzar unos pocos centímetros -lo que da de sí la rebanada-. El control mejora con mando, pero la cosa sigue siendo frustrante. Por su parte, la rebanada es adherente, y se lleva consigo todo lo que hay por medio un poco en plan Katamari. Así, tendremos que ir avanzando de esta manera tan ridícula para conseguir nuestro objetivo de llegar al tostador y no caer nunca al suelo. Depositaremos en cada nivel cantidades anormales de tiempo el cual, no sé si os habéis dado cuenta, es cada vez más valioso como para perderlo en algo así.

Es divertido de ver, pero tremendamente aburrido de jugar. Hay un despliegue de físicas importante en el juego, y la verdad es que tiene un toque mucho más serio en cuanto a "bien hecho" de lo que te puede arrojar de primeras la mente al oír hablar sobre un juego que va de lo que va.