Labyrinthine Dreams

Labyrinthine Dreams es el juego de Mark Conforti que podéis jugar en su versión gratuita desde este enlace y que viene a ser, en resumidas cuentas, un quiero ser trascendental y no puedo.

Pero es, de alguna forma, de ser un mal nacido hablar mal de un juego que ha hecho una persona con su tiempo y dedicación y desde lo más indie de lo indie. Dejad que os diga que lo que es ser mala persona es alabar un juego simplemente por esas razones y no valorarlo apropiadamente. Esto es como cuando en el fútbol te meten cinco goles y se dice eso de "seguir metiendo goles es respetar al rival".

No es que yo vaya a poner a parir este juego de puzles ni mucho menos. Es simplemente un juego que no me ha gustado, sin mayor gravedad. Es ingenioso en algunos momentos, pero su historia lo hace todo un poco más pretencioso de lo que realmente el juego es. Encarnamos a una mujer llamada Beth que se debate entre la vida y la muerte y que, desde la cama de su hospital, afronta lo que pueden ser sus últimas horas de vida peleando en su interior con todos sus recuerdos, deseos y frustraciones que la han llevado a vivir una vida diferente a la que ella quería desde un principio.

Los recuerdos de Beth son mostrados en forma de puzle desde distintas mecánicas. En algunos tendremos que movernos en el sentido de las agujas del reloj, en otros tendremos que encontrar el camino invisible hacia la salida... son algunos ejemplos de un juego que sí que tiene cierto arte para idear distintos puzles te gusten más o menos, pero que no llega a superar la barrera de lo común. Vamos, que jugablemente es asequible y daría para un aprobado raspadito.

Las partes del abismo son las únicas que entrañan cierta dificultad

La historia, como digo, se hace demasiado insulsa. Todo es demasiado corto y no da tiempo a meterse en el papel, por lo que su evidente componente lacrimógeno queda muy disipado, sobre todo tras estar mucho rato encasquillado en alguno de los puzles (que no son de gran dificultad, pero siempre hay alguno que puede destrozar tu paz interior). El juego en total no alcanza la hora, y la parte narrativa puede durar unos diez minutos en total, así que por mucho que se empeñe el señor Conforti en hacer algo profundo, su juego se queda demasiado plano.