Street Cleaning Simulator

Street Cleaning Simulator es un juego de acción en tercera persona con claros aires de thriller postapocalíptico desarrollado por la conocidísima compañía Astragon en 2011. A pesar de que ya han pasado numerosos años desde su lanzamiento, el juego nos sigue aportando las dosis de acción necesarias bajo una sobrecogedora historia que no da descanso en ningún momento.

Nuestro personaje es un misterioso hombre del que desconocemos todo. La mera idea de pensar en un personaje sin nombre, sin vida, sin pasado y sin absolutamente nada más que su mono de trabajo encubre una terrible historia profunda de la que es imposible olvidarse durante todo el juego. Estamos ante una de las experiencias más sobrecogedoras de los últimos años. Nuestro personaje no habla con nadie, no tiene familia, no tiene nada. Max Payne es una mariconada comparado con esto. El único contacto que mantiene con la civilización es mediante los mensajes que le deja el alcalde en la oficina (el cual firma como Señor Alcalde, también muy misterioso).

Pura poesía

Y aquí, la diversidad de trabajos que nuestro superior nos ofrece es inmensa. Nuestro personaje, armado con una portentosa máquina de limpiar calles, deberá enfrentarse a suciedades nunca antes vistas. Verdaderas atrocidades que harían temblar al propio Lovecraft. Tendremos así que enfrentarnos a dos clases de criaturas: suciedad en forma de polvo y hojas secas, y suciedad compuesta por barro y mierda pegajosa en general. Así, aparece la primera dura decisión en cada una de las terribles misiones que componen esta obra de arte. Tendremos que decidir si vamos a simplemente usar nuestros aspersores o si además vamos a iniciar un proceso de lavado con agua (y Dios sabe qué sustancias, ya que la química está muy avanzada en el juego). Las consecuencias de activar el agua o no pueden ser fatales, llevándonos a no ser eficaces en nuestra limpieza, lo cual terminará haciendo que el mundo explote.

Trayectos llenos de curvas pondrán a prueba nuestra pericia al volante

Pero por si esto no fuera poco, nuestro héroe sin pasado, presente ni futuro no se va a limitar a esa trepidante dedicación higiénica. Durante nuestros trayectos nos encontraremos a auténticos kamikazes que se interpondrán en nuestro camino. Coches con una sobresaliente inteligencia artificial que se dedican a estamparse contra tu vehículo, el cual no alcanza ni los 20 km/h. Sabedores de tu velocidad quieren claramente evitar tu trabajo. Organizaciones criminales, mafias chinas, terroristas infiltrados, no lo sé, y es mejor no saberlo. Gracias a sus terribles acciones mi coche ha quedado muchas veces empotrado en sitios de donde no he podido salir. Muchas otras la cosa ha sido tan grave que el vehículo jamás ha podido ser recuperado, dando al traste mi misión entera. Con la experiencia aprendí a combatir a estas criaturas sanguinarias. Lo mejor es pillar la autopista y alcanzar la velocidad máxima (la cual es superior yendo a pie) para presenciar un fenómeno natural esperpéntico. La carretera va apareciendo a trozos. Si os quejáis de popping en algunos juegos (aparición de elementos del escenario de una cuando casi los tienes encima) esto es mucho más trágico. Aquí no es que no se vea y te choques con él, aquí es que simplemente no está. Vas corriendo y, si no se ha cargado la carretera, caes al vacío más infinito de los infinitos. De esta manera he visto miles y miles de coches caer en el horizonte al vacío, porque la carretera todavía no había cargado.

Estremecedora la frialdad de nuestro conductor

Porque esa es otra de las terribles lecciones de Street Cleaning Simulator. No se puede grabar a medio, tan sólo entre trabajo y trabajo. Si vuestro vehículo ha quedado inutilizado gracias a la eficiente labor de los enemigos y no podéis sacarlo tendréis que volver a empezar. Gracias, Street Cleaning Simulator, por recordarnos que en esta vida no hay posibilidad de guardar partida. También ocurrirá lo mismo si, una vez terminado el trabajo acudes a la oficina a grabar partida y, al bajar del camión aparezca lo que la gente llama "bug". Nuestro personaje al bajar caerá hacia el infinito, hacia un abismo negro desde donde podremos ver la ciudad de una manera muy poligonal. Yo tengo claro que no es un bug, y que es una nueva metáfora que los chicos de Astragon nos han querido transmitir. "La muerte llega sin previo aviso". Que sí, como el final de Pull Me Under de Dream Theater. De esta manera, todo lo que hemos hecho durante la última media hora o más que dura cada misión, se va al garete, por lo que tendremos que repetirlo.

Encontraréis un menú de audio en el juego que incluye configuración del volumen de la música. No deja de ser curioso que el juego no tenga absolutamente nada de música. El silencio, amigos, es la música que podemos controlar con el volumen desde el menú de opciones, y eso no deja de ser otra demostración de la profundidad de este maravilloso juego. Podéis cargar vuestros itunes con vuestras mejores canciones para pasar el rato, pero no será nada mejor que el silencio que nos brinda Street Cleaning Simulator. Un silencio muy bien hecho, muy bien recreado, únicamente interrumpido por el hipnótico sonido de nuestros aspersores. Una simulación extrema.

Presenciad las influencias de Michael Bay

Permitidme que ahonde todavía más en esa vertiente de thriller que mencionaba. Cuando coges tu vehículo por primera vez vas con cautela. Ves a peatones a tus alrededores que no hacen nada más que caminar, y te dedicas a hacer tu trabajo recorriendo a 5 km/h (si vas a los 20 o así que alcanzará no podrás limpiar) calles interminables. Sin embargo, la fatalidad llega en algún momento. Nuestro querido hombre sin vida conocida es nuevo en esto de manejar armamento pesado y, efectivamente, se nos va el control del vehículo hacia unos pobres peatones que pasean. Llama la atención la valentía de esas personas que, viendo el camión venir a por ellos no realizan gesto alguno, continúan su camino sin inmutarse un mínimo. Cuando el impacto se produce una nueva sorpresa asoma. La persona desaparece, sin más, sin dejar un rastro en nuestro parachoques ni en ningún otro sitio. Se desintegra sin mayor novedad. Además, si aparcamos nuestro vehículo del futuro en medio de la calle los caminantes se dedican a atravesarlo. Terrible. Después de dar unas cuantas vueltas y comprobar que todos los caminantes tienen la misma ropa y la misma cara, que incluso muchos de ellos son clones tuyos, y que no sólo son capaces de atravesar tu coche si no que además se atraviesan los unos a los otros creando amorfidades siamesas de hasta diez personas, te das cuenta de la verdad. El verdadero objetivo del juego. Ese terrible momento en el que te das cuenta de que la gente del lugar no es normal, y que además no hay salidas para irse de la ciudad. Efectivamente, estáis en una CIUDAD LABORATORIO.

The human centipede

Pero la historia todavía tiene más sorpresas. Espero que no os esté destrozando la experiencia con estos spoilers, pero es necesario para entender lo maravilloso del juego. Tras haber hecho un par de misiones y haber convivido con los habitantes todo encaja. Si no tienes pasado y además tu cara es exactamente la misma que la de muchos habitantes es únicamente porque eres uno de ellos. Así que, tragas saliva en lo que es el momento más épico de la historia de los videojuegos desde el final de Mafia y haces lo que tienes que hacer. Y el resultado es terrible, ya que también puedes atravesar coches caminando hacia ellos sin más. Todo está confirmado. Eres una rata de laboratorio.

Quiero llorar

La vida sigue y empiezas a descubrir poderes que te han implantado en esa ciudad laboratorio. Una vez aceptas tu condición te pones a explotarla.

Te das cuenta de que si vuelcas el contenido de tu camión de manera que pones el contenedor en vertical y justo en ese momento sales del vehículo, aparecerás caminando casi horizontalmente, como si tu centro de gravedad estuviera en los talones.

También te das cuenta de que puedes sumergirte con tu vehículo debajo del agua, que es anfibio, y ya de paso limpiarle los bajos a Neptuno. No necesitas oxígeno ni leches, cierra las ventanas que no se te joda la radio y palante.

Empiezas incluso a aceptar el hecho de que hay clones tuyos y, ya que estas, les limpias las zapatillas.

Te percatas de que las montañas de mierda que vas acumulando son el camuflaje perfecto para pasar desapercibido entre tanta banda terrorista.

Incluso tus investigaciones te llevan a darte cuenta de que los tripulantes de los coches son todo maniquís, por lo que los kamikazes son controlados por control remoto. Como el taxi de Desafío Total.

Y sobre todas las cosas, tú mismo, desde el exterior y la tranquilidad de tu habitación, aprendes a aceptar que cada vez que pones el juego, aunque no haya posibilidad de jugar con ningún dispositivo, ocurra lo siguiente (y esto le pasa a todo el mundo). Es la cámara del móvil, por lo que no esperéis gran calidad, pero así queda más... borroso, como el efecto blur que trae el juego. Valorad mi ambientación musical y mis esfuerzos.

Como dato curioso, mi madre lleva años sabiendo que juego compulsivamente a toda clase de cosas pero jamás se asoma a ver a qué estoy jugando. Pues apareció, y se quedó mirando cinco minutos cómo limpiaba una calle para hacer lo que temía que hiciera: "¿Cuál es la finalidad de esto, hijo?". Yo, tras unos segundos tensos de silencio sin saber cómo explicarlo y cómo justificarme, sólo pude decir "he robado un camión de limpieza y estoy disimulando limpiando esta calle, pero luego voy al vertedero a depositar los cadáveres que llevo en el contenedor". Tambíén como dato curioso, la anotación que tenía en borradores: "mejor que LA Noire".

PUNTUACIÓN

1.5