Hemos necesitado, según Wikipedia, diez juegos de la saga principal, alrededor de quince spin offs incluyendo juegos para móviles y pseudojuegos, una película de alto presupuesto, tres cortometrajes, once cómics, un manga, nueve novelas y un juego de mesa para que por fin pueda pronunciar estas palabras: Assassin's Creed Origins es uno de los mejores videojuegos que he jugado nunca.
Puede que ya el discurso no tenga mucha fuerza. Puede que, irse a la plaza central de tu pueblo-ciudad y gritar a los cuatro vientos: "¡os lo dije! ¡os dije que los Assassin's Creed iban a acabar mereciendo la pena!" no sea lo más idóneo. No voy a soltar la verborrea del primer párrafo de nuevo, pero ya sólo centrándonos en los videojuegos, diez intentos ha tenido que hacer Ubisoft para que le salga un juego redondo. Diez intentos, y una pausa con trampa. "Vamos a descansar para que el siguiente Assassin's sea un verdadero cambio de cara". Si, sí, con trampa, porque vale, no tuvimos Assassin's durante un año, pero después del lanzamiento de Origins nos enteramos de que Odyssey, el siguiente juego de la franquicia, coexistió en desarrollo con este Origins. Sí, un año de descanso pero si nos ponemos estrictos fue para hacer el doble de trabajo. En cualquier caso, creo que aunque coexistieran fue más en un estado fetal que otra cosa, y es que cuando uno juega a Origins ve la cantidad de potencial greco-romano que existe, así que sacar al mercado ese Odyssey era aprovechar lo que ya había en muchos aspectos.
Olvidemos, pues, la existencia de ese Odyssey de momento. Ya volveremos a él. La primera referencia que tuve de este nuevo Origins fue por parte de Pep Sánchez, una de las cabezas visibles de Eurogamer/AnaitGames. Recién salido de la prueba de Assassin's Origins en el E3 de Los Ángeles, Pep mencionaba algo así como "lo que no puede ser es que anuncies que vas a hacer un Assassin's renovado, y me plantes la misma pantalla de carga con el personaje principal corriendo de siempre". También mencionaba que era más de lo mismo pero con el dron de Wildlands, aunque esta vez en forma de águila. Y efectivamente, Pep llevaba razón, porque a la vista, al primer contacto -y con primer contacto me refiero a las primeras dos o tres horas- no acabas de encontrar nada que grite un lavado de cara. Sí, los controles han cambiado, y la influencia de Dark Souls es evidente. Se olvida la estructura de marioneta que nos acompañó años y además se suprime por completo el botón de correr.
Como digo, al primer sorbo Origins sabe distinto, pero a la vez familiar. Algo te dice que el juego esta vez es diferente, y no es hasta que llevas una gran cantidad de horas cuando empiezas a entender el verdadero cambio del juego, y creedme, lo hay. Y estáis leyendo a alguien que se ha comido todos los Assassin's Creed, y no sólo comidos, no, porque quitando Syndicate con el que ya no pude aguantar más y el III por malo, el resto de Assassin's Creed han sido completados al 100 %, con todos los trofeos, coleccionables, misiones, requisitos de sincronizaciones perfectas y una media de 40 horas por título, o quizá más.
Dejemos ya clara una cosa: Origins es ideal para jugar como un juego independiente. Todos lo son, verdaderamente, pero Origins es la excusa perfecta. Con Origins se puede acabar perfectamente el "qué pereza me da empezar esta saga", porque actúa de piedra angular para iniciarse con la hermandad. Al mero cambio de controles y de sensaciones se une una historia que no necesita de nada más. Un juego que marca un inicio y que es autoconclusivo. Pero también es un Assassin's idóneo para los que llevamos tanto a las espaldas. Es una verdadera joya que de alguna manera compensa todo lo que hemos "sufrido" con la saga de Ubisoft. Por fin ha merecido la pena esperar tanto, seguir jugando casi por inercia desde Assassin's Creed Black Flag -el mejor de la saga hasta la llegada de este Origins-. Por fin un viaje inolvidable.
Y es que la pasión por el detalle se respira en cada metro. En lugar de vacías ciudades sin alma, Origins vuelve atrás, a la esencia de los pequeños núcleos poblacionales que por sí mismo no tienen gran impacto pero que acaban formando los escenarios más bonitos que he visto en un juego. La ambientación es, directamente, insuperable, y es uno de esos juegos realistas -con mejorable trabajo en las caras- que se ve colorido y vivo. Cabalgar mientras levantas una bandada de aves, navegar por el Nilo, perderse en la naturaleza salvaje o simplemente subirse a una atalaya -de importancia minimizada- y disfrutar del maravilloso atardecer. Allá va el dato que da más solidez a todo esto: 130 horas de juego, con DLCs incluídos, donde no he parado de maravillarme con cada rincón de uno de los juegos más preciosos que se han hecho, y os lo dice alguien que no tiene especial fascinación por la cultura clásica.
Llega un punto en todo juego que el ojo se te acostumbra. Ya eres perro viejo, y cuando empiezas a jugar y sientes ese cosquilleo sabes que no va a durar mucho. Andas por las calles de un lugar idílico, viendo cada animación, cada habitante, cada casa, y poco a poco vas perdiendo esa ilusión visual. Puedo decir que Origins es el primer juego donde me he pasado el 90 % del tiempo andando sólo por ver el maravilloso mundo que tenía ante mí. Cada casa, cada ciudad tiene su propio aspecto visual, su propia "historia". Con una mirada eres capaz de saber qué actividades predominan en la zona, cómo la influencia griega y romana se va abriendo paso y las implicaciones sociales de todo ello. Origins es otro ejemplo de ese "show, don't tell" del que tanto hablan los desarrolladores. En definitiva, Origins es un juego precioso que además apela a la propia inteligencia del jugador.
Nunca me voy a cansar de decir lo bonito que es este juego |
Va más allá de lo visual esto del nivel de detalle y de la inteligencia del jugador asimilada. Quise poner a prueba hasta qué punto se ha cuidado el título, y me sorprendí con un montón de pequeños detalles que ahora se me vienen a la cabeza y hablan muy bien del juego. Seguro que todos aquellos que habéis jugado centenas de videojuegos entenderéis el mensaje. Por ejemplo, terminada una misión donde salvé a un niño de un ataque de animales, me dediqué a seguir el niño a ver a dónde se dirigía para comprobar no sólo que ese niño tenía asignada su propia casa, si no que al llegar mantenía una conversación con sus familiares y hermanos sobre lo que había pasado. Todo eso fuera de la misión. A partir de ahí multitud de personajes fascinantes en misiones secundarias que muestran una verdadera profundidad, y que se alejan de las misiones de recadero que tanto aburren. Al parecer, y digo al parecer porque no lo he jugado todavía, gran parte de culpa de todo esto la tienen las secundarias del The Witcher, juego al que el equipo de desarrollo de Origins ha hecho referencia en múltiples ocasiones.
Pero no es ya el detalle visual, ni tampoco lo cuidado que está el juego, es también el detalle jugable. Origins está plagado de un montón de posibilidades que ni siquiera se te dicen, porque el juego es tan bueno que se te empuja a que improvises y descubras un montón de cosas -seguro que me he dejado unas cuantas-. El juego, por ejemplo, no te cuenta que puedes hacer que Bayek vaya a su destino mientras tu manejas el águila divisando el horizonte para explorar y encontrar posibles fuentes de recursos. Tampoco te cuenta que, por ejemplo, puedes acercar una flecha a una hoguera para tener una flecha de fuego, y que este fuego puede quemar barcazas enemigas si han sido bañadas por vasijas de aceite. ¿Queréis más? Puedes ocultar los cadáveres echando los restos a los animales cercanos para que estos se lo coman. Puedes envenenar un cadáver, montarlo en un caballo, y asustarlo para que se pasee con el cadáver envenenado por todo un campamento enemigo. En definitiva, hay una gran cantidad de posibilidades que hacen que los asaltos sean más divertidos que una clásica escaramuza.
Si te da por hacer la escaramuza, bueno, Bayek todavía es capaz de vaciar un campamento él solo si tiene un nivel suficiente, pero sí que es verdad que el juego se ha endurecido, y como digo, se apoya más en un sistema Dark Souls que se hace más patente en las luchas contra jefazos y enemigos especiales. Estudiar mecánicas de ataque y convertir las batallas en bailes de memoria forman parte de Origins, aunque no acaba suponiendo un reto en ningún momento. Como siempre, mucho más reconfortante optar por el sigilo, donde los arbustos y tu silbido serán siempre tu mejor aliado. Origins no cuenta con la mejor de las IA, desde luego, pero tras 130 horas no puedo decir que se me hiciera aburrido.
Primera piedrectia en el camino: Origins es algo repetitivo. Sí que lo es. He de reconocer que hice las mismas cosas muchas veces, quizá demasiadas, y entiendo aquellos que le quitáis mérito. Mi consejo es que os centréis bastante en las misiones, porque han sido muchas las veces que he cumplido los objetivos de un campamento enemigo para darme cuenta que, tiempo después, una misión secundaria me ha conducido hasta él. La mayoría de localizaciones tienen una misión asignada, así que intentad ahorrar tiempo de esta manera y lucharéis contra esa horrible sensación de tener que repetir cosas.
El parkour se ha simplificado muchísimo. Partiendo de la eliminación del botón de correr, Bayek se engancha a todo de una manera insultante. Es algo así como si los desarrolladores hubieran superado esa parte de escalada de los Assassin's Creed, y le hubieran puesto ventosas a Bayek en las manos. Puedes subir cualquier montaña sin problemas, superficies casi lisas, no hay verdaderos desafíos de escalada, nada. El mensaje es claro: dejar total libertad al jugador y no estar restringido por unas normas que puedan mermar su experiencia. A la misma vez, Origins es un juego muy horizontal. Quitando grandes monumentos como el faro de Alejandría o las pirámides de Giza rara será la vez que te subas a las alturas. De hecho, Origins no tiene pasión por los monumentos. Están ahí, y son espectaculares, pero se ha obviado esa continua pausa para ir al códex a que te cuenten una historia sobre el monumento. En Origins no pasarás tanto tiempo en los menús, y eso se nota bastante. Además, el modo descubrimiento del que ya hablaremos cumple perfectamente esa función, y la separación de la historia principal benefician tanto al ritmo como al propio componente histórico-didáctico.
Donde sí brilla con luz propia es en la exploración. Primero, porque muchas veces me he encontrado sitios sólo con mensajes de la población que me han llegado a cumplir mis objetivos incluso antes de que el marcador me los indicara. Segundo, porque hay unos papiros que ocultan tesoros que están escritos como acertijos y que sirven casi de resumen de por qué este Assassin's es tan bueno. Si recordáis este tipo de mensajes en, por ejemplo, Unity, sabréis que era muy difícil entender de qué hablaban. Aquí no, porque las pistas están bastante delimitadas, y aunque en su mayoría son fáciles la sensación de exploración para encontrar estos tesoros es muy reconfortante.
Para terminar, el otro gran pilar de Origins es, sin duda, el propio Bayek. Por fin, desde Ezio, tenemos un personaje principal interesante, muy capaz y que está tremendamente cuidado. La historia, una historia amarga de venganza, acaba siendo un verdadero regalo y diría que ya sólo por ello merece la pena jugarlo. Ver cómo evoluciona el propio Bayek y los que le rodean no tiene precio, y el final es inesperadamente bueno, sin duda a la altura del propio juego. Es más, las misiones dejan huella, los momentos más importantes hacen que cada paraje sea inolvidable, y me he sorprendido acudiendo a esos lugares simplemente para volver a verlos y recordar las sensaciones de esas misiones trascendentales.
Un juego con una historia espectacular, tanto por sí mismo como en términos del universo Assassin's Creed |
De lo poco malo que puedo mencionar, más allá de que puede llegar a ser repetitivo para completistas -no fue mi caso, pero repito: lo entiendo-, el final me pareció un poco atropellado. Hay un momento donde todo avanza muy rápido, y pasan los años como si fueran páginas de un libro. Todo se estabiliza, pero el desenlace en ese aspecto podría haber tenido un ritmo menos taquicárdico. Cuenta demasiado en poco tiempo. Por último, un gran porcentaje del juego son misiones de escolta, acompañar a NPCs con lo que eso conlleva. Los NPCs caen muchas veces en batalla, pero la misión sigue sin más cuando se acaban estas batallas y el NPC se levanta del suelo para continuar su ruta. Lo que quiero decir es que no molestan porque realmente no les escoltas, pero algún fallo de IA sí que me han dado y, tener que seguir su ritmo en lugar de poder seguir el tuyo no es muy cómodo. Como digo, demasiadas misiones así.
El juego se completa con dos DLCs de historia muy interesantes. El primero nos lleva a una especie de epílogo en el Sinaí, mientras que el segundo es bastante especial, ofreciendo mucha fantasía a lo largo de diversos mundos imaginarios que parecen más una carta de libertad creativa para los desarrolladores que otra cosa. Además, Origins se actualizó con el increíble modo descubrimiento, no exento de polémica por su horrenda censura a esculturas que enseñaban pechos. Un modo que te permite recorrer todo el mapa del juego con guías de información sobre monumentos, la sociedad y toda la historia que rodea Origins. Una guía interactiva con documentos reales que, desde luego, mejoran mucho cualquier aburrida página de códex en medio de una misión como llevaba ocurriendo durante toda la historia de los Assassin's Creed.
Origins es el mejor juego que ha sacado la saga. Además, ese feeling tan palpable del primer Assassin's hace que Origins funcione como homenaje a una saga que, no voy a mentiros, no merece más reconocimiento del que tiene, pero que no deja de ser parte ineludible a día de hoy de la cultura videojueguil, a pesar de Ubisoft. La duda está clara, y no ha sido fácil otorgar esta puntuación tan elevada al juego. No porque no lo merezca, que eso lo tengo claro, si no porque el listón está muy alto y no sé hasta qué punto en el futuro la cosa puede ir a más. De momento, Odyssey está ahí, y no sois pocos los que decís que es incluso mejor. A mí me parece que no va a haber manera de superar Origins, no sólo por ser un juego increíble sino por ser el primero que dio un verdadero giro a una saga que hacía sus juegos casi con una plantilla. El tiempo dirá cómo de equivocado o acertado estoy, pero yo ahora mismo tengo esa sensación de vacío que sólo las grandes obras son capaces de dejar.
Hasta que el sindicato no sea acabado, los orígenes no serán explorados. :V
ResponderEliminarBueno, si ya has llegado hasta el Syndicate terminalo, sí, aunque sólo sea por decir que lo llevas todo al día xDDD.
EliminarVerás el salto al Origins, verás...
He jugado un poco al Origins en el pc de unnamiun, pero lo he dejado porque no puedo traicionar el orden... Y porque no soporto jugar en consolas/pc ajenas. XD
EliminarAmigo. Puto corrector. LOL
EliminarJaja. Es un juego que visualmente maravilla claro, pero como digo es cuando empiezas a meter horas cuando brilla como juego, así que no, una partida en casa de un amigo puntual no puede darte una enorme impresión xD
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