Closure

Apaga y vámonos.

Closure usa el truco de Braid para presentarte el juego

No me ha gustado nada Closure. No necesito hacerme el misterioso ni nada. No encontré a lo largo de sus múltiples niveles un momento en el que el juego me resultara divertido. El pensamiento más positivo que rondó mi cabeza fue, durante mi primera hora de juego, un "vaya, esto es bastante ingenioso". Porque sí, porque Closure es ingenioso y digamos que su idea de partida es buena, pero luego como juego deja mucho que desear.

Mirad qué Metroid todo (no, no vayáis a pensar mal)

Closure es un juego independiente con tres personas a su cargo bajo el nombre de compañía de Eyebrow Interactive que vio la luz en 2012 tras su aparición como juego flash. Como no podía ser casi de otra manera, estamos ante uno de esos juegos de puzles desarrollados en un contexto plataformero (aunque éste queda muy reducido en Closure) que nos hará sentirnos especialmente inteligentes cada vez que resolvamos uno de sus enigmas y especialmente frustrados cuando no sepamos por donde avanzar.

Es un juego que usa la luz como propio concepto de juego. Aquellas partes del escenario que estén iluminadas son palpables, mientras que el resto, la oscuridad, es intangible. Bajo esta idea se desarrolla un mundo lleno de precipicios potenciales y fuentes de luz  que debemos usar estratégicamente para llevar una llave a su correspondiente puerta y terminar así cada nivel. Estas fuentes de luz pueden ser estáticas, o pueden ser manipuladas a nuestro antojo. Así, nos encontramos con orbes de luz que podemos llevar con nosotros, cetros que usan dichos orbes para generar distintos efectos, focos de luz cuya dirección podremos cambiar... Todo con el objetivo de no caernos por la oscuridad del escenario. No es que podamos caernos porque no tengamos luz para ver donde pisamos, es simplemente que en cuanto nos salgamos de una fuente de luz caeremos y nos veremos obligados a repetir el nivel.

Como en Pitch Black

Aunque como digo la idea es buena, la ejecución no lo es tanto. En Eyebrow Interactive se centraron tanto en desarrollar su idea que se olvidaron de la propia definición de la palabra "jugar". Se olvidaron totalmente del componente diversión que va implícito en dicha palabra y se dedicaron a explotar su ingeniosa idea sin ningún otro aliciente. No hay nada de divertido en ver durante una burrada de niveles pequeñas esferas de luz que muestran un decimosexto (por decir una cifra) de la pantalla. Es bastante incómodo para el jugador y hará que no puedas jugar a Closure más de veinte minutos hasta que empieces a aburrirte. Claustrofóbico, forzado y poco reconfortante, todo en el sentido más negativo posible.

Closure es la enésima prueba de que la gente empieza a olvidarse de que los videojuegos son juegos, y que tienen que divertir. Es verdad que hay tantos títulos que si te centras en hacer un juego divertido probablemente caerás en el olvido, pero se me ocurren muy pocos casos en los que me haya gustado un juego sólo por la historia que cuentan, o por la narrativa, o por la idea aunque luego esté mal ejecutada (como es el caso de Closure). Sigo pidiendo bastante de diversión cada vez que juego a algo, y por fortuna cada vez pido más de ello y menos de lo otro. Quizá el problema, de haberlo, es que yo voy a contracorriente.

Sobran como 50 niveles para no cansar al jugador

Pero no todo es malo. Es más, el hecho de que Closure no me divirtiera un mínimo es el único aspecto negativo que le encuentro, y si lo pensamos es algo netamente subjetivo, por lo que no es que estemos ante un juego mal hecho o que si alguien dice que le encanta le vaya a escupir a la cara. En cualquier caso, espero que nunca me olvide de exigirle diversión a un juego.