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2 dic 2025

LITTLE NIGHTMARES III Y LOS JUEGOS POR ENCARGO - ANÁLISIS

 

Una pesadilla, pero de las que olvidas nada más despertar.




Hace tiempo que llevamos viendo esta batalla indirecta entre Little Nightmares III y Reanimal. La propia historia de Little Nightmares define su presente como en pocos títulos se puede delimitar, y basta echar un vistazo rápido para entender cómo hemos llegado hasta aquí. Todo empezó con el exitoso Little Nightmares de Tarsier Studios, que vio la luz en 2017. Para 2021, tendríamos Little Nightmares II, una secuela que, para mí, mejoraba por lo general al anterior título a pesar de no traer demasiada innovación. Dicha secuela corrió de nuevo a manos de Tariser Studios, pero contando también con Supermassive Games como apoyo. Así, Tarsier ya no trabajaría más en la saga de Bandai Namco, que seguía aportando unos beneficios millonarios a través tanto de sus juegos como del transmedia y el merchandising a su alrededor. Tarsier por su parte anunciaba la creación de una nueva IP llamada Reanimal que veremos en 2026 ya en manos de THQ Nordic, mientras que Bandai Namco otorgaba el control de Little Nightmares a Supermassive Games, que se encargaría de esta tercera parte que nos ocupa hoy.


Estamos ante uno de esos títulos que se definen mejor por su contexto que por todo lo demás y, de alguna manera, era algo que no quería ver porque me parecía injusto para el juego. Los prejuicios salían a la luz, y ya de primeras Little Nightmares III jugaba fuera de casa. Dentro de mí pensaba que, hiciera lo que hiciera, iba a ser categorizado como un producto menor, pero no esperaba, casi en ninguno de los casos, que tuviéramos una tercera entrega tan poco inspirada. Estoy convencido de que Supermassive Games se ha ido sintiendo así todo este tiempo, pero por alguna razón, no he visto durante las cinco horas de juego que me llevó acabarlo ningún intento por destacar, ningún intento por aportar nada nuevo, y ningún intento por pretender, ni que sea por orgullo, tapar alguna boca. No estoy decepcionado por haber tenido un Little Nightmares III inferior a los anteriores, lo estoy por haber visto que ni lo han intentado.


Este derrotismo se siente a cada paso, en cada momento. Mi avance solo me hacía sentir que estaba ante un juego por encargo, de la misma manera que rellenas un Excel porque tu jefe te lo ha mandado. Bandai Namco dio el proyecto a Supermassive y Supermassive hizo lo que se le pidió, y aunque los jugadores están lejos de haber quedado contentos, la cifra de ventas va a justificar una operación que sirve de detonante para seguir exprimiendo la saga con un buen número de proyectos fuera de los videojuegos. Little Nightmares III no es una secuela deseada, es tan solo una palanca para empujar y que todo siga rodando. Tengo claro que Reanimal, siendo muy probablemente mejor juego, va a vender menos que un Little Nightmares III del que ya conocemos alguna cifra de ventas y que queda lejos de ser un fracaso porque, no nos engañemos, la gente no se para tanto a mirar los títulos de crédito para averiguar de dónde viene lo que están jugando.




Fuera de la poca inspiración de sus situaciones, del nulo aporte a la franquicia y de la escasez de momentos icónicos, que no deja de ser algo medianamente subjetivo, Little Nightmares III ha recibido quejas merecidas a raíz de su propia estructuración. Primero, el final es bastante inconcluso, invitando al jugador a adquirir el pase de temporada para desbloquear los futuros capítulos que extenderán la historia, a modo de DLC. Segundo, incluso cuando el juego viene con un Friend Pass que permite que dos jugadores puedan jugar online con una sola copia que haya comprado uno de ellos, es bastante inexplicable la ausencia de un cooperativo local, ya que las situaciones donde ambos personajes se separan se cuentan con los dedos de una mano. Hay una serie de decisiones que se sienten demasiado corporativas alrededor de un producto que, aprovechando la inercia, es precisamente más producto que juego.


No estoy decepcionado por haber tenido un Little Nightmares III inferior a los anteriores, lo estoy por haber visto que ni lo han intentado.


No vamos, como veis, a pararnos mucho en un juego que todos podemos imaginar en nuestras cabezas, especialmente si habéis jugado a los dos anteriores. Puzles de empujar cajas para alcanzar cornisas, escapatorias teóricamente orquestadas donde se te deja demasiado vendido en demasiadas ocasiones y, sobre todo, una sensación de improvisación y de ensayo y error que se superó fácilmente en la segunda parte -y que no estaba tan presente en la primera- y que aquí está presente en cada esquina. No os equivoquéis, vais a pasarlo bien en Little Nightmares III porque su principal nueva baza es un cooperativo que hará que entre amigos todo sea más divertido, y las penas compartidas se llevan mejor, pero esto no justifica todas las sensaciones negativas alrededor de un juego que, se deja jugar, pero dista mucho del nivel de la franquicia.




Jugado en PC (Steam).

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