Roguelike de acción isométrica con una... fuerte inspiración de otro título que todos tenemos en la cabeza.
Tenemos análisis en vídeo, por si os da pereza eso de leer:
Si me preguntáis por Lost in Random, os diría que me gustó bastante, pero la realidad es que solo recuerdo eso, que me gustó bastante. Por suerte, llevo el suficiente tiempo escribiendo sobre videojuegos como para poder tirar de mis propios escritos y, tras releer el análisis de Lost in Random me han quedado las cosas un poco más claras. "El juego que jugué después de The Legend of Zelda: Breath of the Wild. Ahí es nada. Normal que no recuerde prácticamente nada de él, pero oye, algo haría, porque la reseña fue bastante positiva y, como digo, el poco recuerdo que tengo sobre él también lo es. Por aquel entonces, Zoink estaba al mando del desarrollo de lo que fue, según releo, un juego demasiado básico en sus mecánicas, las cuales dieron lugar a frescas ideas pero ejecuciones desaprovechadas en un juego agradecido pero poco más. Era, quizá, lo que podía esperar mientras jugaba.
Ahora, el desarrollo ha pasado a las manos de Stormteller Games (ex Thunderful Gothenburg Studio), pero la franquicia sigue bebiendo de toda la base del primer Lost in Random para presentar un, atención con esto, Hades-like.
Hadesjandra
Encarnando a Alejandra y con la ayuda de Fortunata, su fiel dado, tocará recorrer los cuatro niveles repletos de enemigos, cofres y aleatorización de la misma exacta manera que hizo Supergiant Games con Hades en 2020. No os hacéis una idea de hasta qué punto es así, porque Lost in Random: The Eternal Die copia con una plantilla todo lo que puede de aquel exitoso juego, hasta el punto de que no puedo más que penalizarlo por su apuesta tan descaradamente parecida. La acción isométrica, el mismo ritmo e incluso las mismas ralentizaciones cada vez que acabamos con cada horda, las modificaciones y ataques que van evolucionando en los enemigos de fin de fase, o la forma en la que aplica el uso de distintas armas a elegir antes de empezar cada nivel junto a los poderes especiales y las sinergias que forman, hacen que uno sea incapaz de darle el suficiente mérito al juego de Stormteller Games.
Y esto duele incluso más porque, con todo y con eso... The Eternal Die es un buen juego que da mucho gusto jugar. Sí, es una copia de Hades, pero es una buena copia de Hades, a la que, por desgracia, le falta una gran cantidad de contenido. Quizá por haber jugado muchísimo a Hades,, la realidad es que en mi quinta partida ya había visto los títulos de crédito, y aunque el juego sigue extendiéndose -de nuevo, tal y como hacía Hades-, uno sigue notando que se queda corto de más. En el fondo, siento que esto es, en realidad, arma de doble filo, porque me quejo de que quizá está corto de contenido pero a la misma vez creo que eso le ayuda a que la gente pueda darle una oportunidad. Es un juego que tiene buenas sensaciones en las esquivas y en el manejo general, que da gusto jugar y te transmite sensaciones muy parecidas al mil veces citado Hades, pero si hubiera durado mucho más quizá el pensamiento sería el de: ¿qué hago jugando a un juego que imita a otro cuando el otro es mejor?
El pequeño aporte
Nos centramos todo el rato en lo mucho que se parece a Hades, pero lo cierto es que hay, al menos, un gran elemento diferenciador que funciona. En lugar de encontrarnos dioses que nos otorgan bendiciones, aquí encontraremos amuletos que, no tienen tanto encanto como esos diseños tan atractivos de Hades, pero que funcionan de una manera similar. Sin embargo, se añade una especie de mochila/inventario donde tendremos que posicionarlas de una determinada manera en base a los colores que tengan cada uno de estos amuletos. Así, el amuleto en sí te dará una habilidad concreta, pero aparte de eso, el juntar tres objetos en línea del mismo color, horizontal, vertical o diagonal, te proporcionará un aumento de la estadística correspondiente según ese propio color. Así, entran en juego importantes objetos como los tintes de color, que te permitirán aplicar colores a los amuletos que ya tenías en el inventario. Este componente estratégico me pareció un gran añadido, y una de las cosas más divertidas que podemos encontrar dentro del juego.
Como podéis intuir, este aporte no es lo suficientemente grande como para quitarte ese sentimiento de copia del que llevo hablando todo el rato, pero lo cierto es que no he tenido ningún inconveniente en jugar un Hades más recogido pero que ofrece una intensidad parecida. Buena variedad de enemigos y situaciones, quizá más escueto en cuanto a posibilidades con amuletos, sinergias y poderes especiales, además de eventos aleatorios, pero igualmente divertido como para no sentirse mal por haberle dado una oportunidad al que, no siento que exagere, puede ser una de esas joyas ocultas que rescatar cuando toque repasar lo mejor de cada año.
The Eternal Die me ha gustado, e incluso siendo una copia muy clara de Hades, reconozco que me ha entrado de una manera muy fácil. La verdadera pregunta es... ¿tendré que volver dentro de unos años a releer el análisis también de Lost in Random: The Eternal Die como hiciera con su antecesor? No sé la respuesta a eso. Creo que, a pesar de que hay un viraje en el género y presentación, este The Eternal Die sigue quedándose en lo anecdótico, en lo corto en contenido a pesar de que, sobre los mandos, se siente divertido e incluso fresco. Estoy dando muchas vueltas para decir algo que es más sencillo de lo que quiero manifestar: algo raro hay cuando he visto todo su contenido en unas diez horas, siendo esto un roguelike.
Copia de prensa proporcionada por Dead Good Media.
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