REIGNS Y SU TINDER MEDIEVAL - ANÁLISIS

Un gran poder, conlleva una gran responsabilidad. 

Reigns caló bastante hondo cuando salió allá por 2016 de la mano de Nerial (Card Shark, The Crush House). Tanto su versión para PC, como posteriormente su adaptación para dispositivos móviles, junto a un montón de colaboraciones que extendían su contenido, hicieron de Reigns un juego idóneo para partidas rápidas -en el water, vamos- aprovechándose de su estructura simple.

Match

Puede que en Reigns no vayas a encontrar el amor, pero tendrás que tomar decisiones complicadas colocándote en el absoluto: sí o no. No hay medias tintas, y a cada propuesta que se te va haciendo tendrás que deslizar hacia la izquierda o hacia la derecha para aceptar o rechazar la petición. Suena sencillo, siendo un rey autoritario, pero lo cierto es que tus decisiones afectarán directamente a cada una de las cuatro ramas que sostienen tu reinado: religión, pueblo, ejército y economía. Como no podría ser de otra manera, rara será la vez que tu decisión favorezca a alguno de ellos sin repercusiones en el resto. Así, más que gobernar desde tu poder o tus principios, lo que acabas es intentando encontrar un equilibrio entre todas las ramas, porque lo de tener principios está bien hasta que tu cabeza acaba en el foso del castillo porque decidiste liberar a los que han hecho un motín.

Reigns es un juego de memorizar consecuencias por encima de reflexionarlas.

Por fortuna, el juego te indica, de manera orientativa y algo opaca, qué parámetros van a tocarse con cada decisión, pero nunca sabrás hasta qué punto afectan -salvo que desbloquees cierto objeto durante tu reinado-. Pronto te darás cuenta de que, verdaderamente, eres una marioneta al servicio de todos, y que lo único que pasa ante ti es gente que quiere engañarte en su propio beneficio, por lo que Reigns pasa de, en lo que en principio parecía un juego de toma de decisiones -por lo que vine a él-, a un juego de supervivencia donde prácticamente dejas de leer lo que te dicen y solo te fijas en el símbolo que marca cómo afecta tu decisión -por lo que acabé yéndome de él-.

El rey ha muerto, larga vida al rey

La gracia de todo esto es emular el ritmo frenético de mandatos que existía durante la edad media. Por entonces un error te llevaba a la guillotina, o a lo que tocara, y rara será la partida donde consigas llegar a viejo y ser recordado como un rey ejemplar. Por desgracia, he jugado unas cuatro horas a Reigns, y he tenido demasiadas veces la sensación de no tener casi ningún control sobre mi partida, estando condenado muchas veces casi de inicio. Como videojuego, no he quedado muy contento, pero a la misma vez, sirve para darnos cuenta, desde el punto de sátira y parodia que hay en Reigns, de que estas figuras autoritarias no tienen tanto control y están casi condenadas al fracaso.

Siento que, de alguna manera, Reigns cumple su función, y supongo que eso ya es suficiente para hablar de él, pero no puedo dejar de sentir cierta decepción ante un título del que esperaba algo todavía más directo, que no sufriera tanto las situaciones repetidas. Es cierto que el juego va desbloqueando nuevas situaciones, y es muy interesante cómo las figuras y personajes van continuándose en el tiempo a pesar de la caída de los reyes, pero lo cierto es que, incluso con tanta variedad, recibí las mismas preguntas demasiadas veces, convirtiendo más a Reigns en un juego de memorizar consecuencias por encima de reflexionarlas. Es interesante ahora, a toro pasado, recordar aquel Yes, Your Grace (Brave at Night, 2020), y cómo retorció y extendió toda esta idea para darle mayor contexto y cohesión, a pesar de que fracasó en otras cosas.