Revisamos la segunda entrega de la antología de terror de Supermassive Games.
La verdad es que podría coger el análisis de The Dark Pictures Anthology: Man of Medan y hacer un copia-pega para hablaros de este Little Hope. La comedia de terror involuntaria que vuelve a colar Little Hope, hace que no necesite de muchas vueltas para decir aquello de que es válida solo para fans del género, o mejor dicho, solo para aquellos que disfrutan riéndose del torrente de absurdeces y clichés en los que se convierten estas entregas de la saga The Dark Pictures Anthology.
Sigo sin tener muy claro qué porcentaje se aplicaría a "reírse con él" y qué a "reírse de él". No sé hasta qué punto Supermassive Games es voluntariamente consciente de lo malo-buenas que han sido las dos primeras entregas de su compilación de terror. Son juegos que parecen hechos para mí, en ese formato de entregas separadas que se pueden disfrutar aisladamente pero que le dan un tono de serie a nivel global muy acertado, y que guardan inspiración directa con los Creepshow ochenteros en lo que es un subgénero que directamente me enamora.
Sorprende, y aquí estoy entrando en unos prejuicios que probablemente sean muy inapropiados, cómo una compañía británica como Supermassive Games, cae de forma tan obvia en clichés y falta de inspiración propia del cine comercial de terror adolescente norteamericano. No vemos, en ningún momento, nada que se desvíe de las plantillas comerciales propias, de los cánones imitados hasta la saciedad de películas de productores por encargo con presupuestos ajustados que sobreviven a base de recaudaciones modestas que raspan beneficios en detrimento del género.
No en vano estamos hablando más de cine que de videojuegos. No creo que le descubra a nadie lo que son este tipo de juegos, más cercanos a películas interactivas donde la única acción pasa por calcar los QTE de manera apropiada para evitar muertes indeseadas, y donde nuestra atención pasa por escoger las decisiones que creemos más adecuadas. En ese sentido, Supermassive ha jugado bien la carta de la ambigüedad, y mientras que en Man of Medan sentí siempre clara la opción buena, aquí me la diluyó mucho más, cosa que siempre es de celebrar en juegos que otorgan tanto peso a esta feature.
Little Hope apareció en 2020 sin hacer mucho ruido, pero contentó a los seguidores. Supermassive tomó nota de las críticas de Man of Medan e implementó mejoras de calidad de vida. Desde andar más rápido hasta unos QTE más generosos. Llama la atención que estas mejoras se eliminaran de nuevo en la siguiente entrega, un House of Ashes que ya veremos por aquí dentro de no mucho tiempo y que supone un cambio de tono que, ya os adelanto, agradecí.
No hay mucho más lugar para el comentario. Little Hope, junto con Man of Medan, prácticamente sientan una antología no de terror, sino de clichés sobre qué no hay que hacer en el género. El abuso de sustos sonoros que miran al jumpscare, el constante guiño cómplice al espectador mostrando al monstruo acechando y actuaciones sacadas de serie B a pesar de contar con actores reconocibles, son algunas de las malas impresiones de lo que llevo de esta recopilación de terror. El aspecto técnico, sobresaliente pero engañoso dada su apuesta por la oscuridad extrema nuevamente, ayuda para digerir un juego en el que, a todas luces, hay que mentalizarse para disfrutar.
The Dark Pictures Anthology, de momento, apuesta más por agarrar un bol de palomitas mientras gritas a la pantalla sobre lo estúpidos que son los personajes por salir corriendo, que por esa manta que agarras mientras ves la película en silencio esperando el susto cultivado durante varios minutos. ¿Está mal? No, pero hay que saber a lo que se viene.
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